La semana recién pasada comenzó a regir en nuestro país la nueva normativa para cobros por uso de estacionamientos concesionados.

Hoy por hoy sólo se podrá cobrar por minuto, o por tramos, considerando un primer periodo gratis de media hora vencida. Los siguientes lapsos no podrán ser inferiores a diez minutos y se cobrarán siempre redondeando a la baja.

La tarifa sigue siendo una prerrogativa de cada operador en el caso de los malls, supermercados, recintos hospitalarios y lugares pagados de acceso al público general.

Quedan exentos de cobro los usuarios en hospitales y clínicas cuando se acuda por una emergencia médica y los estacionamientos concesionados en playas, que seguirán sujetos a los contratos vigentes. Estos se adecuarán a la nueva ley una vez vencidos dichos contratos.

Aún cuando estamos conscientes como legisladores de que está nueva ley es perfectible en muchos aspectos, es necesario reconocer de que es un gran avance para la regulación de precios en el mercado.

Por el sistema capitalista que nos gobierna en materia económica, los precios de los productos y servicios vienen dados por la clásica ley de la oferta y la demanda, existiendo muchas veces excesos y diferencias difíciles de regular para el bienestar y por que no decirlo, para el bolsillo de los ciudadanos consumidores.

Por ello a través de esta nueva normativa, que además hace responsables a las concesionarias de los estacionamientos por daños y robos que puedan sufrir los clientes en sus vehículos, se abre el espacio, al menos, para la discusión sobre el cobro por otros servicios como por ejemplo el de transporte aéreo o de buses interurbanos, tan cuestionados en temporada de alta demanda.

En la práctica podremos apreciar los verdaderos efectos y consecuencias de la nueva ley, la que quedará sujeta a eventuales cambios si ello se requiere.

No es nueva la denuncia, pero no por ello deja de ser importante. Porque el calvario que están viviendo los comerciantes y locatarios instalados en el paseo Ramírez es preocupante. Ya a fines del año pasado reclamaban por las bajas ventas y hoy lo reiteran con el agregado del aumento de la delincuencia.

La mayoría de los locales ha sido víctima de robos durante la noche y en horas del día las víctimas forman parte de la escasa clientela que llega al sector para realizar sus compras.

Están preocupados, porque lo que para ellos en un momento fue una buena noticia, como era la remodelación del paseo peatonal, hoy es una pesadilla. Las obras han avanzado con lentitud y los improvisados cierres para proteger las obras, generaron verdaderos laberintos que le entregaron a los delincuentes el escenario perfecto para perpetrar sus robos.

Si a ello se suma el mal estado de las cámaras de vigilancia, estamos frente al ambiente propicio para que la gente se aleje por temor a ser víctima de robos.

Las autoridades conocen esa realidad porque ya ha sido planteada en otras ocasiones, pero no han surgido medidas que permitan entregarle tranquilidad a quienes trabajan, transitan o visitan el sector.

En lo inmediato, el Comité Comunal de Seguridad Pública se ve como el organismo llamado a entregar soluciones al vecindario, porque reúne a todos los involucrados en temas de seguridad ciudadana.

Este punto en específico ya fue abordado y se coordinarán patrullajes preventivos y un proyecto para reparar y mantener en buenas condiciones las cámaras de vigilancia.

A ello esperan sumar la unión de los comerciantes para que estén en contacto permanente y comenten las situaciones vividas y así poder protegerse de la delincuencia.

Previo a las reparaciones, el paseo Ramírez era un lugar seguro, pero que la delincuencia intenta tomar para sí y que la comunidad organizada no puede permitir, porque es de los pocos espacios de esparcimiento que cuenta la ciudad.