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Doble piscinazo de Kika Silva: "Tenía que ser austero"

REINA. Con bikini negro y salto mortal, la panelista de Canal 13 cumplió con el rito postergado en el Festival de Viña.
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Todo fue raro. Desde la suspensión del piscinazo hasta el contexto en el que se realizó. Kika Silva, la ganadora del reinado 2017 del Festival de Viña del Mar, tuvo que postergar 24 horas su piquero de celebración, por la protesta que efectuaron el sábado vecinos del campamento Felipe Camiroaga al costado del Hotel O'Higgins. Y ayer, cuando llegó el momento, la zona central de Chile estaba en su segunda gran emergencia del año, con aluviones mortales que afectaron a cuatro regiones.

"Estamos cerrando una fiesta, pero no podemos celebrar tanto. Teníamos que seguir con la tradición, pero tenía que ser algo más austero, había que hacerlo de otra manera", dijo la panelista de Canal 13 luego de cumplir con la zambullida.

El ritual partió con un baile al que llegó cubierta con una bata naranja. Usó plumas negras y la acompañaron cuatro bailarines. Kika llevaba un bikini también negro, pero ahora no se pintó el cuerpo dorado, como para su frustrado piscinazo original.

La rubia tomó tres pasos de vuelo al borde de la piscina luego de agradecer a los bailarines, posó con las manos en la cintura, dio unos paseos cortos y sin más preámbulo puso los brazos alrededor de la cabeza y se lanzó al agua. Nadó luego hasta la orilla y volvió a subir por el mismo sector. Entonces volvió a tomar impulso, pero esta vez incluyó una voltereta en el aire, poniéndole un sello a su presentación.

"Justo salió el sol, estamos con suerte, a pesar de que estamos con algunos problemas (en Chile). Tratamos de jugar un poco, la verdad", agregó.

Ya cubierta con una bata de baño, Kika dijo que "no es tan terrible haber cambiado de día el piscinazo. Al lado de los todos los problemas que hay, la huelga (protesta), el aluvión".

A mí los dólares no me importan. Los necesito, pero no son el motor de mi vida".

jim jarmusch, cineasta

Las teleseries nacionales que renovarán la parrilla de la TV

MARZO. Irrumpen "Papá mono", "La colombiana" y "Perdona nuestros pecados".
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Amelia Carvallo

Las series "Papá mono", de Canal 13, "La colombiana", de TVN, y "Perdona nuestros pecados", de Mega, son algunas de las nuevas ficciones que se tomarán la pantalla a partir de marzo. Paternidad, migración y un thriller ambientado en los años 50, serán los temas de las producciones locales.

Villa ruiseñor

La primera en debutar el próximo lunes, después del final de "Señores Papis", es "Perdona nuestros pecados", la segunda nocturna de Mega. La historia, de suspenso y amor, es de Pablo Illanes ("¿Dónde está Elisa?") y Josefina Fernández ("La poseída"). Transcurre en los años 50, en un pueblo llamado Villa Ruiseñor, regido por un déspota que encarna Álvaro Rudolphy.

Apostando por la calidad cinematográfica, Mega desplegó esfuerzos y recursos para montar en Pirque, a escala real, los principales espacios exteriores del pueblo. Bajo la mano de María Eugenia Rencoret, el área dramática ha puesto en esta teleserie a un elenco encabezado por Patricia Rivadeneira, Paola Volpato, Mario Horton y Mariana Di Girólamo, entre otros.

El autor de la historia destacó que "el chisme, la mentira y el doble estándar son parte del estilo de vida en Villa Ruiseñor. El pueblo es, en el fondo, un retrato de Chile". Adelantó además que otros temas presentes son el machismo, el clasismo, la corrupción y el abuso de poder.

Barrio yungay

La apuesta vespertina de TVN es "La colombiana", protagonizada por Elizabeth Minotta como "Ángela Vicario", una bella y simpática colombiana que acaba de llegar a Santiago con su pequeño hijo. Llega a vivir al Barrio Yungay, donde termina por entablar amistad con "Pedro Watson" (Felipe Braun), un almacenero chileno cascarrabias que no simpatiza con los extranjeros, pero encuentra en Ángela a alguien que lo ayudará a recuperar a su mujer, "Trinidad de la Maza" (María José Illanes).

Esta teleserie, que reemplazará a "El camionero", abordará el tema de la inmigración y la convivencia entre chilenos y extranjeros. El resto del elenco componen Alejandra Fosalba, Emilia Noguera, Josefina Fiebelkorn, Daniela Estay, Carmina Riego, Santiago Tupper, Diego Ruiz y Óscar Hernández, este último como el dueño de la peluquería del barrio, uno de los tantos espacios donde conviven inmigrantes y vecinos.

Comedia familiar

Canal 13 todavía no define horarios para su próxima teleserie, pero en los últimos capítulos de "Preciosas" ya se publicita a "Papá mono", basada en un guión de Hernán Rodríguez Matte ("El reemplazante"). La protagoniza el actor Luis Gnecco, "Caco Martínez", un tipo fiestero y mujeriego que, a petición de su nieto (Lukas Vergara), llega a vivir con su hija (Mariana Loyola) y con él, después de que el padre se ha ido con otra mujer.

Épica de la Recuperación

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Marcelo Mellado

La política como posibilidad de un relato de gobernabilidad tarta de recomponerse a través de la puesta en escena mediática de sus rostros más vendibles, o dicho de otro modo, de sus mejores cartas en el mercado electoral. Saben que es su peor momento, pero el poder aún los tiene vivos, porque pueden ocupar lugares de visibilidad social, esa es su táctica de supervivencia, ya sin proyectos estratégicos. Más aún, ellos suelen creer que una carita puede salvarles el negocio, los programas ya no tienen importancia, sólo la generación de falsos acontecimientos que les permita un nuevo momento manipulatorio con la población.

Hace rato que intento estudiar la retórica política y percibo que hay dos caminos, uno que pretende pasar el mal momento en que la política es emparentada con el crimen (o su momento de judialización), imponiendo el modelo tradicional que la asocia con el paradigma mafioso (o la hegemonía posicional de un grupo) y la otra posibilidad es la ciudadanización de la cosa pública.

Se trata de una corriente que en parte intenta superar la agotada dicotomía izquierda-derecha y que, de algún modo, construye una mirada que viene desde la cultura, es decir, es un relato de la comunidad que pretende acotar el tema de lo público o de lo político a la especificidad de barrial comunitario, a la perspectiva local, a los problemas de las comunidades en el diario vivir o de su autosubsistencia. Es decir, se aleja de la perspectiva superestructural a que suele apelar la teoría política clásica. Todo aparece centrado en el gran líder carismático que se hace cargo del Estado y que pretende ser el protagonista de una épica heroica y transformadora.

Recordemos a Aquiles, el de los pies ligeros, enfrentado a otros monarcas griegos y en donde la política pasaba, simplemente, por la guerra. La política moderna reemplazó la guerra por la conspiración y el espionaje, y la novela y el cine moderno (incluido Nextlix) de llenan de ficción al respecto.

Por eso es que esta nueva narrativa, centrada en lo local ciudadano, supone un modo intimista y una subjetividad que no siempre puede responder a las exigencias mediáticas de espectacularidad. En este contexto, muchos publicistas políticos niegan este modo del acontecer político, porque ellos por lo general apuesta a lo conocido, a las referencias directas que tendría el consumidor. Pero en este caso hay un cambio cultural que llegó para quedarse un buen rato y que no surgió del staff creativo de una agencia de publicidad o de una mesa política, simplemente fueron síntomas y signos sociales y culturales que fueron operando en las tramas comunitarias de las ciudades y pueblos, hasta cuajar en la identidad ciudadana.

Este relato micro épico no surgió en la academia arrogante, como es una de las rutas que toma la política en la modernidad, sino, y esto es lo insoportable para los poderes fácticos y las oligarquías de todo tipo, sin que hubiera control administrativo al respecto. Ni siquiera la palabra empoderamiento da para describir el fenómeno. Insisto en que es otra manera de contar la historia local o es otro modo de hacer acontecimiento.

Aquí no se trata de cantar victoria, como en una batalla ganada o luego de un partido de fútbol en que una hinchada enfervorizada humilla a su adversario. Ese relato patriarcal del gorilón básico que dirige guerras comerciales y amenaza a los vecinos, que hasta hace poco definía los grandes relatos, está tocando fondo, a pesar de Donald Trump. El planeta para ser protegido y recuperado necesita de una poética emotiva que lo redefina o lo recetee. Las nuevas generaciones están condenadas (o destinadas) a escribir la gran epopeya de la recuperación del mundo de la barbarie capitalista autodestructiva.