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Jóvenes chilenos crean un revolucionario centro de innovación

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En la ciudad de Arica, un grupo de noveles científicos crearon un centro de innovación y exportación de tecnología inédito en la zona. El Centro de Negocios WakiLabs, que se levanta en esa región, desarrolla robótica, programas, teconología 3D y talleres para emprendedores.

El gerente de WakiLabs, David Quiroga, dijo a la agencia de noticias EFE que "estamos conscientes que si queremos que nuestro país crezca se debe dejar de comprar tecnologías en el extranjero y comenzar a crearlas acá". Agregó que "es la única forma de transformar la economía y que las empresas puedan competir vendiendo con un valor agregado mucho más alto, en eso nos basamos y por eso estamos apostando por este tipo de empresas".

WakiLabs es el primer centro exportador de tecnologías creado en esta zona andina y, según señalaron sus miembros, ya están trabajando con emprendedores de Perú y Bolivia y esperan expandir su impacto al resto del mundo.

Este centro de trabajo colaborativo ha sido reconocido por su participación en "Makingapp", una empresa compuesta por un grupo de jóvenes que no superan los 25 años y que están creando una aplicación para revivir a las momias chinchorro, las más antiguas del mundo, a través de la realidad aumentada.

A ello se suma "XV Robotics", un robot capaz de tomar cualquier objeto mediante la robótica blanda, y "UrbanSmart", una consultora que desarrolla proyectos y soluciones de alto nivel de sofisticación apuntando al desarrollo de comunidades más inteligentes.

La Antártica, el Continente Blanco que un día fue verde

GEOGRAFÍA. Su superficie un día estuvo cubierta de frondosos bosques repletos de palmeras y araucarias, dice un científico chileno.
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EFE

La Antártida, el inhóspito Continente Blanco que conocemos actualmente, fue un día una superficie cubierta de frondosos bosques subtropicales repletos de palmeras, helechos y araucarias.

"Que la Antártida un día fue verde es algo consensuado entre los científicos pero aún desconocido para muchas personas", dijo a la agencia de noticias EFE el paleobiólogo Marcelo Leppe, investigador del departamento científico del Instituto Nacional Antártico Chileno (INACH).

El representante chileno en el Comité Científico para la Investigación en la Antártida (SCAR, por sus siglas en inglés) ha dedicado su vida a la búsqueda de fósiles antárticos y patagónicos que le permitan indagar en los orígenes de las plantas y los animales que poblaron el "fin del mundo".

En su opinión, los bosques empezaron a colonizar la Antártida hace 298 millones de años, durante un periodo conocido como Pérmico, cuando el clima se hizo más cálido y los hielos de la gran glaciación empezaron a retroceder.

Los científicos han encontrado evidencias de ello en las montañas Transantárticas, una cadena montañosa que divide la Antártida oriental de la occidental, en las que se hallaron fósiles de hojas de Glossopteris, un árbol extinto que dominó los bosques periglaciares.

En tiempos algo más cercanos, otros fósiles revelaron la existencia de frondosos bosques de helechos y coníferas entre los que caminaban majestuosos dinosaurios como el Cryolophosaurus, de casi cinco metros de alto y ocho de largo, o los gigantescos Saurópodos, unos herbívoros de cuello largo que podían alcanzar los 20 metros de altura.

No obstante, la "época dorada" de las plantas modernas en la Antártida se asentó en el Cretácico (entre 145 y 66 millones de años), cuando la Península Antártica estaba poblada por una densa vegetación propia de climas cálidos que servía de refugio a diversos linajes de dinosaurios.

"Hace unos 80 millones de años caminar por la Antártida era como hacerlo ahora por un bosque tropical o subtropical, algo parecido a lo que nos podríamos encontrar en la zona centro sur de Chile o en Nueva Zelanda", describió Leppe.

Estos bosques estuvieron dominados por coníferas, como grandes araucarias, hayas, ñirres, coigües y arbustos pequeños, además de plantas con flores.

Un enigma

Uno de los misterios que los científicos no han podido resolver es cómo estos bosques polares, parecidos a los que actualmente se encuentran en zonas de climas templados, pudieron sobrevivir a las condiciones de oscuridad invernal.

A pesar de que la temperatura varió considerablemente, la latitud a la que se encontraba la Antártida no lo hizo, motivo por el cual las plantas y los animales debieron "adaptarse" a los seis meses de casi completa oscuridad que se instalan en el Continente Blanco entre mayo y septiembre.

"Sabemos que algunos dinosaurios migraban ante la llegada del invierno, pero en el caso de las plantas el tema sigue siendo aún un enigma", declaró el científico.

Durante el periodo estival las plantas estaban expuestas a 20 o 22 horas de luz diaria; sin embargo, "ello no implica necesariamente que tuvieran capacidad de hacer la fotosíntesis durante más horas que ahora", porque ese proceso se limita a una fracción de tiempo determinada.

"Aún es un misterio saber cómo algunas especies arbóreas alcanzaron tasas de crecimientos similares a las del bosque valdiviano actual (típico de la zona centro sur de Chile) con esa radiación".

El regreso del desierto helado

Una serie de sucesivos enfriamientos del clima sumados al impacto del meteorito en Yucatán, además de las colosales erupciones de la meseta del Deccan en la India, terminaron con el periodo "hipercaliente" del Cretácico. En ese momento, hace 47 millones de años, la Antártida comenzó a enfriarse de nuevo. La tundra, el último remanente de los bosques antárticos, desapareció hace 15 millones de años, cuando el continente se congeló y adoptó la apariencia de desierto helado que conocemos actualmente.

millones de años Hace 298

los bosques empezaron a colonizar la Antártida, según el científico chileno Marcelo Leppe. Hace 47