En la actualidad, la transparencia se ha tornado un valor relevante para la sociedad, hoy no importan las vías que se utilizan para llegar alto, ni a quién se pasa a llevar, sólo importa la finalidad, una realidad lamentable, pero que es más común de lo que creemos.
Hoy, la transparencia no es sólo una demanda dirigida a las personas, sino que también a nivel empresarial, tanto a nivel público como privado, lo que contribuye no sólo a mejorar sustancialmente la gestión, sino que además ayuda a aumentar la confianza de los accionistas, del mercado y de los stakeholders, transformándose en una importante herramienta que agrega valor a la compañía.
Sin duda el desarrollo de una cultura de transparencia e integridad es otro desafío que debe ir de la mano de la instalación de aquellos estándares, incorporar y socializar códigos de conductas, así como establecer mecanismos de denuncia expeditos y anónimos al interior de las empresas, lo que ayudaría a las compañías a prevenir conductas impropias que puedan perjudicar su imagen y acción.
Por nuestra parte, como gremio, la transparencia es una herramienta de gran valor, que nos entrega información de procesos de licitación, por eso radica la importancia que las grandes empresas sean transparentes en la entrega de información, tanto el proceso de licitación, como en el periodo de adjudicación, donde las empresas postulantes conozcan abiertamente las bases y las causales de no adjudicación (en caso que así sea).
Debemos comprometernos y exigir a las empresas mandantes de nuestros asociados, a elevar los estándares de buenas prácticas, y conflictos de interés, apuntando a la transparencia, a la probidad y al buen gobierno corporativo, particularidades que generarán mayor confianza entre empresas mandantes y empresarios que prestan servicios a la minería.
Sin duda, el valor de la transparencia se transforma en un pilar fundamental para el posicionamiento de la empresa o institución, más aún en una sociedad que exige saber cada detalle y cómo impacta en su diario vivir. Sin embargo la responsabilidad no es sólo de corporaciones, empresas, instituciones o mandantes que tienen que generar procesos transparentes que llamen a la equidad de oportunidad, dejando de lado el lobby, sino que también la responsabilidad recae en cada empresa, las que deben denunciar las malas prácticas inciertas en la sociedad.
Carlos Ramírez Leaño,
presidente de la CChC Calama