El segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet está cerrando su ciclo de una manera muy controversial, luego que algunos de sus ministros salieran a respaldar la decisión del director del Servicio de Impuestos Internos (SII), sobre no querellarse contra los involucrados en emblemáticos casos de financiamiento irregular de la política.
El ciudadano común no lo entiende o lo que realmente entiende es que la ley no llega para todos por igual. El normal de la gente conoce el duro e implacable dictamen de este servicio ante la más mínima anomalía contable, por ello no comprende que ocurre ante los volúmenes defraudados.
Entonces, respaldar una acción que para la comunidad es delictual, como lo dijo el fiscal nacional Jorge Abott al referirse a lo ocurrido con el SII, resulta por decir lo menos cuestionable y reprochable.
Son expresiones que reflejan el sentir de gran parte de la ciudadanía y que apuntan al trato distinto que se tiene para los delitos conocidos como de "cuello y corbata" y que son tan lesivos como un asalto a mano armada.
Por ello, el cierre de este gobierno no hace más que alejarse de los postulados que la ciudadanía espera, aunque lo traten de encubrir en extraños tecnicismos que no hacen más que confirmar sus errores.
Hay quienes creen que a este gobierno no tiene mucho que perder frente a temas de probidad, porque van de salida y no hay continuidad como Nueva Mayoría, después de la decisión de la DC.
Este mismo concepto se habría aplicado con la designación de Javiera Blanco, como abogada del Consejo de Defensa del Estado, decisión que fue resistida desde todos los sectores por su falta de competencia, pero que se mantuvo a firme sin mayores explicaciones.
En este último caso se aplicó la discrecionalidad que tiene la Presidenta en este tipo de decisiones. La misma que tiene el director del SII para lograr que casos, como los conocidos, sean perseguidos judicialmente.
Acá en ambos escenarios queda en claro que esta discrecionalidad no debe seguir y se deben establecer nuevos métodos que sean más justos y transparentes.