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Xi advierte que no tolerará subversión en Hong Kong a 20 años de su retorno

ANIVERSARIO. El Presidente chino reafirmó la política de "Un país, dos sistemas", pero afirmó que el territorio tiene que hacer más para "reforzar su seguridad y fomentar una educación patriótica", en una velada crítica a opositores.
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El Presidente de China, Xi Jinping, advirtió ayer que cualquier actividad en Hong Kong que sea considerada una amenaza para la soberanía y la estabilidad del país será "absolutamente inadmisible". Las declaraciones de Xi fueron las más duras que haya hecho hasta ahora ante la creciente inquietud independentista en el territorio.

"un país, dos sistemas"

En un discurso para conmemorar los 20 años de la conversión de la antigua ciudad en una región semiautónoma, luego de que China asumió la soberanía de la ex colonia británica, Xi reiteró el respaldo de Beijing al esquema de "un país, dos sistemas" bajo el cual Hong Kong controla la mayoría de sus asuntos y mantiene las libertades civiles, como el derecho de libre expresión.

Sin embargo, opinó que Hong Kong tiene que hacer más para reforzar su seguridad y fomentar una educación patriótica, según AP en una referencia velada a una iniciativa de ley cuya aprobación se demoró debido a una creciente oposición.

El Mandatario chino apuntó de esta forma a la nueva oleada de activismo en favor de una mayor autonomía, e incluso la independencia, asegurando que no se tolerarán los desafíos al poder del Gobierno central de China ni de los líderes de Hong Kong.

Cruzar la línea roja

"Cualquier intento por desafiar la soberanía, la seguridad y la autoridad del ejecutivo chino o de usar a Hong Kong para "llevar a cabo actividades de infiltración y sabotaje contra el continente es un acto que cruza la línea roja y es absolutamente inadmisible", declaró Xi, momentos después de presidir la toma de posesión de la nueva líder del centro financiero de Asia, Carrie Lam, hecho que provocó manifestaciones entre partidarios del régimen y de quienes buscan ampliar la autonomía del territorio.

Se trata de la quinta jefa ejecutiva de Hong Kong desde 1997 y la primera mujer en el cargo. Funcionaria de alto rango de 60 años, Lam fue designada -como sus predecesores- por un comité electoral que responde a Beijing y ha sido acusada de servir al régimen chino, en una ciudad en la que muchos piensan que China dejó de respetar el principio de "Un país, dos sistemas" que rigió la cesión de 1997.

Hong Kong ha visto crecer una ola de agitación política que hizo que decenas de miles de personas salieran a las calles en 2014 para exigir reformas democráticas. Beijing rechazó tales pedidos y Xi indicó que no habrá lugar para cambios de ese tipo en el futuro.

Xi partió de regreso a Beijing tras una visita oficial de tres días -la primera desde que fue investido Presidente en 2013- que estuvo marcada por las fuertes medidas de seguridad. Horas antes de que la partida del Presidente chino, miles de activistas por más espacios de libertad se reunieron para marchar por los distritos comerciales y financieros de la ciudad en demanda de una mayor apertura política y oponerse a la creciente influencia de China en su ciudad.

Las libertades

La ciudad goza desde hace 20 años de potestades que están vedadas para los chinos continentales, como la libertad de expresión, un sistema judicial independiente y una dosis de sufragio universal en la elección de su órgano legislativo.

Un movimiento radical favorable a la autodeterminación, o incluso la independencia, emergió en Hong Kong tras el fracaso, en 2014, del "Movimiento de los paraguas".

Esta inmensa movilización de militantes que pedían más democracia paralizó durante semanas la ciudad.

La nueva mujer fuerte de la región

Lam es considerada por los detractores de Beijing como "demasiado fiel" al régimen, tal como mostró durante la "Revolución de los paraguas" de 2014, cuando era secretaria del Gobierno de Hong Kong, "número dos" del Ejecutivo regional, y recibió el encargo del entonces Mandatario, Cy Leung, de mediar con los manifestantes. Lam, fiel a las posiciones de Leung y Beijing, llevó el diálogo hasta un punto sin retorno y los ocupantes callejeros fueron desalojados progresivamente.