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Descubren el secreto del hormigón romano

MATERIALES. El análisis microscópico de las estructuras arqueológicas, determinó que el agua del mar contribuye a la solidificación.
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Redacción


para no caer

Más de 15 siglos separan a la sociedad contemporánea del Imperio Romano, cuyas construcciones -como la Columna de Trajano, terminada en el año 113; o el Coliseo, que data del año 80 d.C.- acompañan a la humanidad hasta hoy, pese a las inclemencias del tiempo y las catástrofes naturales. El hormigón moderno no ha podido imitar esta durabilidad, por lo que un grupo de científicos analizó químicamente los monumentos arqueológicos y señaló al agua de mar como el factor clave de la resistencia.

"Contrariamente a los principios sobre los que se basa el concreto moderno, hecho a base de cemento, los romanos crearon un concreto similar a una roca que prospera en el intercambio químico con el agua de mar", dijo a la BBC la investigadora de la Universidad de Utah (Estados Unidos) y autora del estudio publicado en la revista American Mineralogist, Marie Jackson.

Química

La geóloga concluyó que la filtración del agua salada del mar en las edificaciones, permite el crecimiento de nuevos minerales, los que actúan como una red que da cohesión al material.

Este proceso no ocurre en el hormigón moderno, basado en el cemento Portland que, a diferencia de la receta de los ingenieros romanos, cuando el líquido se filtra en su interior, interactúa con los áridos y puede llevar a que el hormigón se expanda y se fracture, relató Jackson a ABC.

Entre 2002 y 2009, la académica participó en el proyecto Romacons ("The Roman Maritime Concrete Study"), donde descubrió la presencia de un mineral llamado tobermorita de aluminio, que se formaba gracias a la reacción del agua con las puzolanas, uno de los materiales volcánicos usados en la mezcla.

Mediante nuevas técnicas como la microdifracción y la microfluorescencia, Jackson descubrió que la tobermorita de aluminio y otro mineral, llamado phillipsita, se forma en las partículas de piedra pómez y en los poros del interior del hormigón.

Refuerzo

Los investigadores concluyeron que el agua marina percola en el hormigón, y que disuelve los componentes volcánicos, de forma que permite el crecimiento de minerales, como la tobermorita de aluminio y la phillipsita. Estos generan cristales que refuerzan la matriz interna del hormigón.

El resultado es que la corrosión del agua del mar refuerza el material, al contrario de lo que ocurre en las estructuras modernas.

El único inconveniente del hormigón romano, detectado por los científicos, es que tiene menos resistencia a la compresión, es decir, dura más, pero no serviría para las grandes estructuras de la actualidad, como los edificios de muchos pisos.

Sin embargo, Jackson afirmó que el hormigón romano podría usarse hoy en día, en estructuras marinas.

Medioambiente

El empleo de este material ayudaría a disminuir las emisiones de dióxido de carbono que genera la fabricación de cemento, proceso donde, entre otras cosas, se usan hornos para calentar la mezcla hasta 1.400°C.

El inconveniente es que la receta de los romanos se perdió. La investigadora la ha buscado en fuentes documentales, pero ahora trabaja con un ingeniero para desarrollar una fórmula con materiales que puedan sustituir a las cenizas volcánicas.

La investigadora cree que falta por conocer muchas de las reacciones químicas que ocurren a largo plazo en el hormigón, por lo cual seguirá realizando análisis. "Los romanos estaban muy preocupados por esto. Si vamos a construir junto al mar, también deberíamos estarlo", afirmó Jackson.

Tanto la tobermorita como la phillipsita se usan en la arquitectura portuaria, pero, a diferencia del método imperial, los minerales se deben someter a muy altas temperaturas. "Nadie ha creado tobermorita a 20º C, excepto los romanos", dijo la geóloga.


Dormir poco podría ser un síntoma de alzheimer a causa de la formación de sustancias tóxicas en el cerebro

La falta de sueño podría ser una alerta de Alzheimer, debido a que quienes duermen poco presentan una mayor cantidad de marcadores biológicos de la enfermedad en su líquido cefalorraquídeo, según un estudio de la Universidad de Wisconsin. Entre estos compuestos tóxicos figuran las proteínas beta-amiloide y tau.

"Las evidencias han mostrado que el sueño puede influir de distintas formas en el desarrollo o progresión de la enfermedad de Alzheimer. Por ejemplo, la falta de sueño o las interrupciones durante el sueño pueden conllevar la formación de placas de beta-amiloide porque el sistema de 'limpieza' del cerebro se pone en marcha mientras dormimos. Pero en nuestro estudio no hemos analizado solo estas placas, sino que también hemos evaluado otros marcadores biológicos presentes en el líquido cefalorraquídeo", explicó la directora de la investigación publicada en la revista Neurology, Barbara B. Bendlin.

En el análisis participaron 101 adultos, con una edad promedio de 63 años, y capacidades cognitivas normales, que presentaban un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer por antecedentes familiares o por variantes genéticas asociadas a una mayor probabilidad.

Los autores evaluaron la calidad del sueño y tomaron muestras de su líquido cefalorraquídeo, para detectar la posible presencia de marcadores biológicos del mal.

Los participantes con peor calidad del sueño, más problemas de sueño y mayor somnolencia diurna tuvieron más biomarcadores que quienes dormían sin interrupciones.

Los signos

Los biomarcadores identificados fueron, además de la inflamación y el daño neuronal, la presencia de las dos principales proteínas implicadas en la aparición y progresión del Alzheimer: la beta-amiloide -que se agrupa formando placas altamente tóxicas para las neuronas-, y la tau, que forma ovillos neurofibrilares, igualmente muy tóxicos.

La asociación entre la presencia de biomarcadores y el sueño de mala calidad fue independiente de otros factores como el índice de masa corporal (IMC), el nivel educativo e, incluso, la ingesta de medicamentos para conciliar el sueño.

"Todavía no está claro si el sueño afecta al desarrollo de la enfermedad o si la enfermedad afecta a la calidad del sueño. Necesitamos más estudios para definir la relación entre el sueño y estos biomarcadores", dijo Bendlin.

La influencia de los volcanes

La vida de los romanos estuvo marcada por continuas erupciones volcánicas, que a veces sepultaron ciudades enteras, como Pompeya. Estudios del proyecto Romacons encontraron que el hormigón del imperio estaba elaborado con cenizas y restos volcánicos, como la toba, un tipo de roca muy ligera y porosa; y puzolanas, materiales que fueron la base de las construcciones hasta la invención del cemento Portland en el siglo XIX.

un grupo internacional de científicos inició el proyecto Romacons, para dilucidar los secretos de la ingeniería romana. 2002

fue terminada la Columna de Trajano, en cuya superficie el emperador conmemoró las victorias de su mandato. 113 d. C.

años promediaban los participantes del análisis, que tenían actividad cognitiva normal. 63

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