La Dirección de Vialidad entregó una grata información para los habitantes de la provincia, especialmente para los de la comuna de Ollagüe, ubicada en la frontera con Bolivia. Según los apuntes de esta entidad, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, se concluyó la pavimentación de la totalidad de esta ruta que une al poblado fronterizo con Calama.

Esta era una noticia largamente esperada por los ollagüinos, quienes se sentían postergados debido a la precaria conectividad que tenían dentro de la provincia.

No era fácil llegar a Ollagüe, porque adentrarse en la altiplanicie por un camino en muchos tramos de tierra, hacía que esta tarea la pudieran ser cumplida sólo por quienes manejaban vehículos de doble tracción. Condicionante mecánica insoslayable para poder transitar por la difícil ruta, que pese a su postergación encierra una gran importancia para el desarrollo de la provincia.

La ruta 21Ch, como es denominada en el lenguaje caminero, abre expectativas de un intercambio más fluido con Bolivia (es una ruta internacional) y también para el desarrollo del turismo en zonas poco exploradas y que están en el trazado caminero.

Con antelación el alcalde de Ollagüe Carlos Reygadas, manifestó su intención de potenciar el turismo como un polo económico para la comuna. Las condiciones naturales existen, pero los problemas de conectividad la hacían dificultosa.

Hoy con los 193 kilómetros pavimentados en su totalidad se abren nuevas expectativas y es posible generar un plan que potencie el turismo con centros operativos en Calama y Ollagüe.

Junto a ello, empresas y microempresas pudieran entusiasmarse para coordinarse con los vecinos de Bolivia para ofrecer los servicios que allí requieran y acercar los que nos falta.

Hoy existen espacios para construir y dependerá en gran medida de las capacidades de las autoridades, especialmente de Ollagüe, para levantar proyectos que den un impulso económico a esta postergada zona de la región.

Una pregunta recurrente que me formulan en este último tiempo es: ¿Gobernador, cuando será el desalojo de la toma? Pregunta que no tiene una respuesta simple, porque me exigen solución inmediata de algo que en años no se ha realizado y que implica una tremenda responsabilidad que sí o sí, hay que asumir.

Aspirar a la casa propia, es algo natural en toda familia, pero hay también una institucionalidad que debemos respetar, lo que no ocurre en el caso de la toma Frei Bonn.

Obviamente si las decisiones acertadas se hubiesen tomado desde un comienzo, hoy día otro gallo cantaría, pero la situación se ha complicado al punto que está afectando la calidad de vida de los vecinos del entorno de la toma, como de los mismos pobladores que residen al interior de ella.

Desalojar la toma no es una cosa que pueda hacerse de un día para otro. En ese espacio de 40 mil metros cuadrados, reside un número importante de familias (303 hogares), un alto porcentaje de niños y adolescentes (57%), adultos mayores (10%) y una cifra mayoritaria de extranjeros (76%).

Antecedentes que arrojó el catastro -hito de la gobernación- aplicado en el seno de la toma por un equipo interdisciplinario que coordinó el departamento social y que era necesario realizar en virtud de la envergadura que conlleva un desalojo.

Paralelamente, se conformó una mesa de trabajo enfocada en la toma Frei Bonn para facilitar la salida de las familias de los terrenos que ocupan desde hace ya cuatro años.

Confío en la buena disposición de los pobladores el día del desalojo y estamos tomando todos los resguardos para que el éxodo de las familias sea en forma pacífica.

Espero también contar con la participación y compromiso de la Municipalidad de Calama, porque prácticamente la mitad de la superficie de la toma (46%) es de su propiedad. El 54% restante es de Bienes Nacionales.

El desalojo es una cuestión ingrata, pero una responsabilidad que debemos asumir, de lo contrario estaríamos propiciando las tomas ilegales y pasando por encima de las familias que se ciñen a la institucionalidad para tener su casa propia.