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Patas cortas y aguerridos: los niños de Constanza Gutiérrez

La autora de 26 años, nacida en Castro, acaba de publicar "Terriers", un libro en el que retrata la vida en la provincia chilena a través de voces infantiles que esparce en siete cuentos.
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Nacida en Castro, donde vivió hasta los 15 años, Gutiérrez luego pasó parte de su adolescencia en Temuco, y aunque lleva casi siete años viviendo en Santiago, donde se instaló a los 19 cuando entró a la universidad, al escribir sobre la niñez y la adolescencia su memoria la devolvió obligadamente a la provincia.

-¿Por qué "Terriers"?

-Porque me pasaron un folleto en la calle que decía que el terrier era la primera raza de perros chilenos. Y decía "el terrier chileno es un animal de patas cortas y aguerrido" (se ríe) y yo estaba escribiendo sobre niños. "Terriers" tiene -salvo por un cuento que es de alguien más adulto-joven-, puros niños y yo quería que fuesen cuentos chilenos de niños y pensaba: "Son de patas cortas mis personajes y ojalá sean aguerridos, si es que la situación en la que los ponga lo amerita".

-¿Por qué elegiste la voz de niños?

-Al principio era porque no tenía más experiencia y encontraba que la de los niños, o al menos la mía cuando era niña, era una mente que ya había comprendido, en contraste con mi mente de adolescente o universitaria que era algo que entendía menos. También porque me gusta la cultura pop y en la cultura pop se hace como una apología a los adolescentes y yo estaba un poco pegada con eso (ahora menos). Y me interesan porque no se los toma muy en serio. Cuando uno habla con niños tienen un mundo interior y piensan cosas, tienen preocupaciones, son distintos, a algunos les dan maña algunas cosas y a otros, otras, y nadie pesca. Todos miramos a los niños en general. Eso me parecía divertido.

-¿Fue un ejercicio de memoria?

-Sí, y no tanto de memoria, me llamaban la atención esas historias. Por ejemplo, "Arizona" se me ocurrió porque alguien me contó que le decía Arizona a un sitio eriazo cuando era chico y que jugaba ahí.

-En algunos de tus relatos asumes voces masculinas. ¿Es difícil ponerse en la voz de un hombre?

-Ahora de grande me cuesta más. Yo escribo desde súper chica por hobby. Empecé a escribir cuentos como a los ocho años y se los leía a mis compañeras, me entretenía con eso. Y ahí siempre escribía como si fuera un hombre, porque había leído "Papelucho", había leído hartas cosas que eran de hombres y me nacía eso, porque era el ejemplo que tenía. En ese momento nunca me lo cuestioné y tenía esta idea de que los hombres vivían más aventuras, porque había leído "Tom Sawyer". Seguía encajonada en algo que me había propuesto la literatura y la tele. Más grande me ha empezado a costar, pero también me acuerdo que cuando era más niña, no me sentía tan distinta a lo que pensaban los hombres. Trato de que se me olvide y tomarlo como "estoy escribiendo sobre una persona", tratando de entender que hay otras circunstancias cuando uno es hombre y mujer. En "No te vayas dentro" me costó un poco tratar de hacer un hombre gay, y la idea es que el personaje fuese un poco frívolo y loca, y no sabía si exagerar con el lenguaje o no. Por ejemplo, borré que hablaba de "la cuerpa".

-¿Quisiste hacer un retrato de Chile? ¿Qué imagen quisiste plasmar?

-Me pregunto a menudo cómo es ser chileno, porque es muy extraño. Por ejemplo, la RAE tiene oficinas que incluyen países, Uruguay, Paraguay y Argentina están juntos, Perú y Bolivia están juntos y Chile es el único país que está solo, porque hablamos muy distinto. Siempre me pregunto cómo somos y me cuesta ver qué de mí es de Chile y qué de mí es de yo misma. He tratado de hacer algo con eso, pero no lo he solucionado en mi mente ni en los cuentos. Me he dado cuenta de que somos chistosos pero apacibles, medio taciturnos, pero siempre hay algo con lo que hacer un chiste y eso traté de usar. Lo que más intenté fue que hubiera cosas graciosas que pueden pasar en la provincia.

Chicas y escritoras

Aunque calza con la generación millennial de la que hoy muchos hablan, Constanza Gutiérrez no se siente identificada con esa etiqueta publicitaria. Sí se siente parte de una nueva generación de escritoras, la de Paulina Flores, Romina Reyes y Arelis Uribe, y tampoco dedica sus días solamente a escribir: corrige textos para Hueders, traduce, ayuda en investigaciones. "Soy media maestra chasquilla", define ella.

-Tú naciste el 90 y eso marca una distancia con otros autores jóvenes que son de los 80 ¿Te sientes parte de una generación?

-Yo veo una diferencia. Por ejemplo, Diego Zúñiga tiene un par de años más que yo y sacó un libro antes. Está como en otra camada, en la que está Pablo Toro, Daniel Hidalgo, Maori Pérez. Sí, yo siento que formo parte de algo, pero en el sentido de que los veo mucho. Veo mucho a la Paulina Flores y a la Romina Reyes, porque me las encuentro en lugares, a la Arelis Uribe también, que es un poco más grande que yo, pero publicó ahora. Tiene mucho más que ver con la fecha de publicación que con las edades. Ahora habemos hartas niñas y todas tenemos preocupaciones o voces parecidas, somos mujeres. Encuentro que somos todos bien distintos, pero se convierte en una generación, porque nos encontramos en lugares, porque nos agrupan en la prensa. Y me parece bien, no me molesta.

-No tienes Twitter. ¿Nunca tuviste?

-Sí, tuve, me daba un poco de vergüenza, porque uno escribe leseras y después la borra y prefería salirme. Por cambiar de opinión, pasaba vergüenza. Me salí porque encontraba que era bien amargo y yo también me ponía amarga. Y uno a veces tira un comentario por nada, como "odio esto", y en realidad andabas cascarrabias.

constanza gutiérrez se siente parte de la generación de escritoras de paulina flores, arelis uribe y romina reyes.

Constanza Gutiérrez

Hueders,

Montacerdos 104 páginas

$11.000


"Terriers"

Por Carolina Collins

Una niña que acompaña a su mamá a la Fiesta de La Tirana, sin saber si van a pedir o agradecer; un niño que juega con otros en un sitio eriazo al que bautizaron como Arizona; y una niña que se enfrenta ansiosa a su primera experiencia en una fiesta de grandes, son algunas de las situaciones que Constanza Gutiérrez presenta en "Terriers", su segundo libro, coeditado por Hueders y Montacerdos. Luego de "Incompetentes" (2914), su novela debut, el nuevo título se compone de siete historias que retratan la infancia en provincia desde la mirada casi exclusiva de los niños.

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