Septiembre, cómo me gusta sentir este optimismo, de la primavera. Por doquier escuchamos las melodías patrias que nos trae el ambiente y nos recuerda que somos chilenos, con una historia de más de 200 años.
Recientemente acudimos a Ayquina, con frío, viento, sol y tierra. Recordamos otros años, cuando caían granizos, mientras calentábamos la leche en las fogatas y en los hornos de barro donde hacíamos el pan. El camino era de tierra y las micros y camiones eran peligrosos; siempre habían accidentes. Nos íbamos rezando desde el Sifón del Diablo hasta llegar al pueblo. La fiesta era modesta, con gran religiosidad. Acudían los pastores vecinos con sus rebaños de corderos, que bajaban por las laderas tocando tambores y quenas. El río traía mucha agua, usábamos la luz de un chonchón de carburo. Hoy todo ha cambiado pero igual acudimos a agradecer favores concedidos y pedirle nos ayude a encontrar trabajo, nos libre de enfermedades y proteja nuestras familias.
Regresando de la fiesta de la Virgen, nos preparamos para celebrar el 18 de Septiembre. En los edificios públicos, plazas y las calles, autos, empiezan a ondear banderas tricolor, blancas por las nieves de las montañas, azules por nuestro bello cielo y mar y roja por la sangre derramada. Antes nos despertaban 21 cañonazos y marchas que recorrían las calles. Acostumbrábamos a vestirnos con pintas de ropas nuevas, acudíamos al acto en la plaza, desfiles de alumnos y profesores. Nunca faltaba la foto de cajón y el helado. En las tardes habían competencia de juegos tradicionales: carrera del saco, el palo encebado, la rana, concurso de cueca. En la noche asistíamos a los juegos artificiales y grandes bailes en los casinos de la Bomba, Terraza. Aprovechábamos de elevar volantines caseros, sin hilo curado. Escapando de las lluvias del sur, siempre llegaban los circos con payasos, animales, trapecistas y el señor Corales.
Los huasos del rodeo están listo para las corridas, los ramaderos apurados armando las ramadas en la finca San Juan y nosotros listos para escuchar los conjuntos que nos harán vibrar, bailando una cueca y sirviéndonos una empanada, anticuchos, vino terremoteado o huracanado., recordando que estamos celebrando las fiestas de nuestra Patria.
Nancy Monterrey Caro,
Escritora chuquicamatina