Willy Briceño
Hablar de las Fiestas Patrias en antaño era prácticamente referirse a un encuentro en familia, donde todos se vestían con sus mejores galas para conmemorar un nuevo aniversario de la Independencia de Chile, incluso al igual que ahora tomaban las provisiones del caso para asumir algunos gastos extras originados por compartir algo diferente a lo que estaban acostumbrados en el diario quehacer con todo el grupo familiar.
Es así, como no sorprende el relato del escritor local, Daniel Ramírez, quien manifestó que por la época de los años 50 y 60 las personas se preparaban para esta celebración tan significativa de la Patria, donde recordó que siendo un niño era una verdadera alegría disfrutar de esta instancia, ya que su padre contrataba un transporte especial para desplazarse desde la Dupont al sector centro de la ciudad, lo que significaba un costo que no estaba considerado en la planificación mensual, con la finalidad de concurrir al desfile militar y a las fondas populares.
También se organizaban juegos tradicionales, donde incluso resultó ganador en cierta ocasión en el concurso de los mejores llorones, y no era para risa indicó este extrabajador de la empresa minera estatal, quien era profesor de dibujo técnico en la universidad tecnológica en la capital de la provincia El Loa.
Si bien, reconoció que eran parecidas a las festividades actuales, recalcó que en aquella época se compartía más en familia. "Las ramadas eran más artesanales, y sin muchas cocinerías como en la actualidad", continuó relatando el recuerdo que guarda de aquella época dorada para algunos que la atesoran en un lugar muy especial de su corazón.
"A los niños nos exigían usar corbata para aquella fecha, era una costumbre pampina y dupontnina. Tal vez por eso no soy de los que usan este tipo de prenda en la actualidad", donde era clásico vestirse de gala para concurrir a presenciar las retretas que efectuaba el Ejército en el estadio municipal de Calama.
Además en aquella oportunidad, era común contar con algunas licencias en el aspecto del control policial por los desórdenes que se originaban por el mayor consumo de alcohol, es así, como cuando alguien tenía problema con una persona y quería desafiarlo a pelear le indicaban que para el 18 de septiembre se veían, ya que no eran detenidos por infringir la tranquilidad y el orden público.
Fuegos artificiales
La misma situación fue dada a conocer por la escritora chuquicamatina, Nancy Monterrey, quien recordó este hecho anecdótico como parte de un ritual en el centro cuprífero administrado por la Chile Exploration Company.
Asimismo, manifestó que en aquella época se realizaban las tradicionales salvas o cañonazos que eran tradicionales en esta fecha, al igual como los juegos de artificios en el mineral. Una tradición que con el tiempo fue desapareciendo y que las últimas generaciones de chuquicamatinos antes del traslado del campamento no pudieron disfrutar como en antaño.
Las tradicionales ramadas eran instaladas en la explanada que estaba ubicada en el sector en donde se estacionaban las liebres, y los buses que transportaban a los trabajadores a las distintas áreas de la empresa minera, prácticamente al frente del Club Chuquicamata.
Mientras que otros centros de bailes del campamento funcionaban como era habitual en estas fechas, incluso en la unidad castrense funcionaba una fonda en estas festividades dieciocheras.
La destacada pluma chuquicamatina, planteó que para aquella época (1915), se confeccionaban programas de celebración, los cuales eran cumplidos de acuerdo a la pauta establecida, ya que las familias se desplazaban a celebrar en el mineral desde Calama, donde disfrutaban de las empanadas, el baile tradicional, los juegos criollos y los multitudinarios desfiles.
Además del tradicional Te Deum en la Parroquia El Salvador, y el desfile en la plaza donde todos llegaban con sus mejores pintas, las que adquirían de manera especial para estas fiestas, ya que en forma previa un comerciante de casimir recorría el mineral tomando los pedidos respectivos.
Para algunos trabajadores está resultaba la primera vez que accedían a este tipo de vestuario. "Era dos o tres días de fiestas, donde las peleas estaban permitidas. Las fondas eran de latas recubiertas con algunas ramas que conseguían por ahí. En el refugio se tomaba helado y las fotos era de cajón", manifestó esta escritora minera que recuerda cada detalle de esta tradicional festividad de la Patria.
Luego agregó que "los mineros se vestían de ternos oscuros, azul o negro, con lapiceras de colores brillantes en el bolsillo, y lo que no faltaba eran las cazuelas, empanadas, pipeño y la chicha para celebrar como Dios manda".
Se vestían de gala
Un recuerdo similar guarda el antiguo ciudadano calameño, Rodolfo Marangunic, quien nació el 23 de Marzo, con dos hijos que celebran sus cumpleaños el 18 de septiembre, Patricia y Jorge. "Luego de retirarme de la Chile Exploración Company me instalé con un local comercial en Calama, donde en 1970 para esta fecha llegaba a vender más de 100 ternos de colores oscuros, negro, azul, café y gris principalmente, además de otros cincuenta vestones y pantalones sueltos, para que fueran combinados como quisiera el cliente".
"Nadie utilizaba otros colores, tal vez si lo hubieran hecho los habrían golpeado por la situación de la época, no como ahora que incluso se observa a algunas personas con pantalones de color rojo como nada", puntualizó.
Otro aspecto que resaltó tiene relación con el vestuario de los hombres, ya que los menores de 14 años utilizaban pantalones cortos, con el objetivo de marcar la diferencia de la madurez, además de suspensores, en el caso de aquellos con una situación económica vulnerable utilizaban un solo tirante como "El Chavo del 8".
Asimismo se refirió a la ubicación de las ramadas, en cuanto han pasado por diferentes lugares en la ciudad, incluyendo el Parque El Loa, el complejo deportivo Las Vegas, avenida Granaderos, la Plaza 23 de Marzo y la Feria Modelo de Calama por nombrar a algunos sectores en donde funcionó este punto de encuentro de la familia calameña, retornando a uno de estos lugares como resulta ser la exfinca San Juan o población Anaconda de la capital de la provincia El Loa en la actualidad.
También resaltó la llegada de los circos en aquella época que era de real fiesta e inicio de la primavera, algo que sobre todo marcaba la alegría de las familias en la provincia El Loa.
1915 y tradiciones Época en que las Fiestas Patrias se conmemoraban con programas especialmente diseñado por la ocasión, tal como aconteció en Chuquicamata.
1970 de gala Las personas en aquella época adquirían prendas de vestir nuevas, con la finalidad de celebrar las Fiestas Patrias .
50' década Se destacaban las fondas populares con las tradicionales retretas militares al mejor estilo de los clásicos universitarios que se realizaban en el Estadio Municipal.