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"Era un privilegio estar con ella"

Gastón Soublette, el musicólogo que trabajó con Violeta Parra, escribió uno de los textos para el libro homenaje por el centenario de la autora.
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Imagen del cortometraje animado "cantar con sentido", un stop motion con plasticina de los estudios plastivida y niñoviejo, que ganó este año el premio perdo sienna.

Gastón Soublette era director de programación en la Radio Chilena cuando la escuchó por primera vez: "Conocí el repertorio de Violeta Parra en su primer disco, uno de 45 revoluciones, un disco chico de esa época. Escuché el 'Casamiento de negros' y me di cuenta que no sabía nada del folclor chileno. Yo no sabía que existía una tradición muy larga de canto a lo poeta, esos que cantan en Puente Alto con guitarrón, toda la gente de mi medio no sabía eso. Cuando antes, en los tiempos de O' Higgins y Diego Portales, todos sabían. Incluso Portales era un gran payador, le encantaba la chingana, bailaba la cueca y desafiaba a los cantores. Entonces, apenas escuché ese disco, pensé en cómo ubicar esta persona, pero no hice ningún esfuerzo para conocerla, porque ella me buscó a mí: apareció en mi oficina".

Soublette tiene ahora 90 años y es una de las personas que más saben de Violeta Parra. En la radio, además, realizaron 15 programas con entrevistas. El musicólogo y filósofo pudo observar y colaborar con el trabajo de la autora de forma contemporánea y hace menos de un mes aportó con el capítulo "Violeta, profetisa de nuestra tierra", para "Después de vivir un siglo" (Consejo de la Cultura y las Artes), el libro homenaje con motivo de su centenario.

"Ella me dijo que la música del 'Casamiento de negros' era suya, pero que el tema no, sino que se daba en la tradición chilena y en otros países de Latinoamérica", retoma Soublette y agrega: "Ella usó el tema y redactó los versos e inventó la melodía. Y ahí nos hicimos amigos y me dijo: 'He sabido que usted es musicólogo y sabe escribir música, y eso es lo que necesito en este momento, porque tengo en mi memoria centenares de entonaciones folclóricas, la letra la anoto en un cuaderno, pero no sé escribir música y tengo miedo de que algunas se me empiecen a olvidar'. Ahí concertamos unas reuniones, ella cantaba y frase por frase, yo iba anotando en pauta de papel de música. Creo haberle transcrito parte importante de su repertorio folclórico, pero eso se perdió. Violeta era desordenada, aunque recuerdo mucho de memoria y se publicaron unas 30 o 40 composiciones en el primer libro de ella, 'Canto folclórico', todas del folclor, no de ella".

-Usted ha definido a Violeta Parra como el alma nacional.

-Me da la idea de que cuando ella nació, se formó en un mundo en que la cultura popular, que antes estaba muy difundida en los campos de Chile y en las ciudades, iba en retirada. Esa cultura formada por canciones, canto a lo poeta, cuentos, refranes, fiestas, rituales como el velorio del angelito. Chile estaba cambiando por el avance de la sociedad industrial. Antes hubo muchos antropólogos que investigaron. pero esto quedó guardado en publicaciones de las universidades. Lo de Violeta, la gente no lo conocía, ella era una mujer inesperada. Fue como que el pueblo entero le estuviera diciendo a toda la nación: no quiero perder mi cultura, aquí tienen una excelente cantora que representa a todas las comunidades, ella les va a dar a conocer y refrescar la memoria de lo que fuimos.

-Cuando trabajó con Violeta Parra, ¿cómo era su relación personal?

-Ella hasta me consiguió trabajo en la Universidad de Concepción, una pega bien pagada, por el verano. El problema es que al ver ella que pertenecía a otro medio social e ignoraba completamente la cultura chilena, se molestó. Vio cómo el estamento ilustrado la ignoraba. Entonces, en el momento de trabajar estas melodías y ponerlas por escrito, se suscitaban dudas de mi parte y ella perdía la paciencia y me retaba y me trataba mal. Al ver cómo yo iba a su casa, hacía mi trabajo y me retiraba, no participaba con sus amigos, en el sentido de corporación que tiene la cultura popular, ella de repente tenía actitudes. Yo aguanté porque me daba cuenta que era un gran valor, era un privilegio estar con ella aunque me tratara de pituco de mierda. Y eso Nicanor después me lo reconoció, que mi mérito fue darme cuenta desde un principio que era un gran valor, cosa que no les pasó a muchas personas que vivían en la cultura ilustrada.


"Después de vivir un siglo"

Varios autores

Consejo Nacional de la Cultura y las Artes

274 páginas

Descarga gratuita: http://www.cultura.gob.cl/

publicaciones/violeta-parra-despues-de-vivir-un-siglo/


Violeta Parra en


14 entrevistas

Al igual que Gastón Soublette, la periodista Marisol García aportó con un capítulo para el libro "Después de vivir un siglo", pero ella contaba desde el 2016 con otro texto: "Violeta Parra en sus palabras. Entrevistas (1954-1967)" (Catalonia/UDP), donde recupera la presencia de la autora en los medios, mostrando el arco anímico y creativo de su vida pública.

El libro es un trabajo casi arqueológico, en tanto considera la prensa y la radio incluso en otros idiomas. En poco más de 100 páginas, García presenta "las entrevistas que encontré luego de tres años de búsqueda, incluyendo varias que no están en la Biblioteca Nacional de Chile, pero es muy probable que existan más y sería fantástico dar con ellas pronto. Es lamentable que las radios chilenas de más antigua existencia no mantengan archivos ordenados de entrevistas históricas a disposición para consulta, pues sé que ahí hubo un camino activo para que Violeta Parra divulgara su trabajo, en Santiago y en regiones. Sé, también, de al menos una entrevista en televisión, cuya cinta probablemente es hoy polvo".

-¿Era consciente la autora de la importancia de la prensa?

-Queda en evidencia en estas catorce entrevistas recopiladas en el libro que Violeta Parra tomaba las citas con la prensa como oportunidades de divulgación sobre materias de música y tradición popular que le parecía importante que los chilenos conocieran. O sea, no eran citas para promocionarse ella misma, como suelen entenderse hoy las entrevistas con creadores y artistas, sino más bien espacios de reflexión en los que ella superponía la obra colectiva a la suya propia. Quizás por eso no aparecen palabras autorreferentes ni autoalabatorias. Violeta Parra nunca habla de sí misma como una "artista" e incluso llega a minimizar el valor de su propia obra, refiriéndose a ella misma como una aprendiz de la tradición. Habla como parte de un todo mayor. Es algo muy inusual en nuestros tiempos, aún más tratándose ella de una creadora tan notable. No es falsa modestia, sino la conciencia de que su obra se inserta en un flujo mayor, centenario, al que primero se obstina en estudiar a fondo y al que luego le aporta con nuevas creaciones.

-De haber obtenido más facilidades para realizar su carrera, ¿a qué se hubiera dedicado Violeta Parra con el tiempo?

-Su última gran frustración fue no poder darle curso al proyecto que la trajo de Europa a Chile y en el que invirtió sus últimos esfuerzos: convertir la Carpa de La Reina en una "Universidad del Folclor", para la cual ya había contactado a creadores y amigos a cargo de diferentes cátedras.

Marisol García

Catalonia/UDP

124 páginas

$9.500


"Violeta Parra en sus palabras"

Por Cristóbal Gaete

"Al ver ella que pertenecía a otro medio social e ignoraba la cultura chilena, se molestó. Vio cómo el estamento ilustrado la ignoraba".