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Coco Legrand en Condorito: "Representa cómo es el chileno, ingenioso, divertido"

CINE. La película basada en la historieta se estrena el jueves. El humorista es la voz de Don Cuasimodo y Doña Tremebunda.
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Amelia Carvallo

El próximo jueves 12, distribuida por 20th Century Fox, aterrizará en la cartelera nacional "Condorito, la película", basada en el famoso personaje que el dibujante chileno Pepo -alias de René Ríos -creó en agosto de 1949.

Este salto al cine del cóndor más famoso de Chile lo da de la mano de un equipo internacional formada por el británico Alex Orrelle y el peruano Eduardo Schuldt en la dirección, con guión del argentino Martin Piroyansky y el israelí Ishai Ravid, un team que está detrás de películas como "Los Increíbles", "El Oso Yogui" y "Metegol".

Una búsqueda

Dibujada digitalmente y en 3D, además de los entrañables personajes que desfilaron por la tira cómica, también se perfiló al bucólico pueblo de Pelotillehue, con su diario "El Hocicón", su restorán "El pollo farsante" y, por supuesto, el bar "El Tufo" donde Condorito y sus amigos Don Chuma, Garganta de Lata, Huevoduro y Ungenio apuran latas de la famosa bebida Pin.

El tráiler promocional muestra que el simpático plumífero lleva una exitosa carrera como futbolista goleador ante los eternos rivales de Buenas Peras, mientras Yayita -su novia de siempre- lo mira desde las graderías al lado de su madre, Doña Tremebunda.

Es a esta terrible suegra que Condorito debe ir a buscar junto a su sobrino Coné luego que unos extraterrestres la abducen. Tío y sobrino parten en un cohete espacial tras la señora, viviendo múltiples aventuras, mientras su archirrival, Pepe Cortisona, corteja a Yayita en su ausencia. El film dura una hora y 23 minutos y cuenta con reconocidas voces que dieron vida a los personajes.

El humorista Coco Legrand fue el encargado de la voz de los suegros de Condorito: Don Cuasimodo y Doña Tremebunda, y piensa que los personajes reflejan muy bien la realidad de muchos latinoamericanos. "Estamos unidos por esta Cordillera de Los Andes y este pájaro emblemático, el ave voladora más grande del planeta, representa un poco también cómo es el chileno, el verdadero roto chileno: ingenioso, divertido, relajado e inesperado".

Sobre sus personajes aplicó su reconocida voz de suegra para la Treme y a don Cuasimodo le otorgó un tono más popular, que causó gracia en el equipo de inmediato. Contó además que junto a la radio y el circo, Condorito fue en su niñez un personaje clave que lo estimuló hacia el humor: "Me estimularon a escoger este camino como mi modo de vida y mi modo de trabajo y ahora que me he hecho más viejo se ha transformado en una misión", aseguró Legrand, próximo a cumplir medio siglo de trayectoria.

También forman parte del elenco de voces Rodrigo Saavedra, como Condorito; Loreto Araya, como Yayita, Cristián de la Fuente, como Pepe Cortisona; Sergio Schmied, como Don Chuma; Rodrigo de la Paz, como Huevoduro; Alexis Quiroz, como Garganta de Lata y Darwin Le Roy, como Ungenio González.

Coné, el sobrino

La actriz Camila Rojas está a cargo de la voz de Coné, tarea que, dijo, asumió feliz, además de que antes ya había hecho voces de dibujos animados, como algunos personajes de la serie animada brasilera "Peztronauta", y la de Black Cindy en "Orange is the New Black".

- ¿Cómo es tu Coné?

- Es un niño muy tecnológico, anda todo el tiempo con un iPad, es muy busquilla y siempre tiene como la última palabra y resuelve todo al final. Es tierno y cariñoso con el tío pero también se enoja a veces, el tío es muy central en su vida y lo respeta mucho.

de octubre debutará la cinta en los cines nacionales, distribuida por 20th Century Fox. 12

nació Condorito, con los dibujos de Pepo, seudónimo de René Ríos. El autor falleció en el año 2000. 1949

Tiempo violeta

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Violeta Parra está siendo canonizada y subida al Olimpo. Es el modo institucional e irremediable que tiene la cultura nacional de construirse. También hay que decir que es el modo en que el país otro (o el otro país), ese que se identifica con el estilo progresista de la república, con la voz de lo que alguna vez fueron los desposeídos, los trabajadores del campo y la ciudad, y con la reivindicación de las culturas originarias y que también tuvo (o tiene) una expresión política, la cultura de izquierda. Se trata de una decisión político cultural la de encumbrar a este personaje clave de la historia cultural del país, que junto con su hermano mayo, Nicanor, crearon quizás el más importante linaje familiar popular, a distancia del modelo de los apellidos vinosos que han determinado los sistemas anteriores de construcción de nación.

Violeta siguió una estrategia efectiva, aunque tuvo momentos trágicos con su muerte incluida. Su subjetividad era fascinantemente, compleja y autodestructiva, plena de paradojas, pero sobre todo de una creatividad insólita y muy productiva. Tenía momentos de delirante optimismo y de pesimismo catastrófico. Ambas articulaciones determinadas por una gran capacidad de producción de imágenes. Ella le enseñó a las generaciones posteriores cómo se construye una obra y cómo se elabora un mito.

Su canonización republicana es un acontecimiento, comparable, creo, a la nacionalización del cobre. Y, por otro lado, quizás el efecto Bob Dylan, de darle el premio Nobel a un músico, posibilitó una decisión de Estado tan potente. No recae todo el peso en esa circunstancia, pero sí le da justificación teórica.

Violeta no era solo una poeta, era una artista múltiple, música, folclorista, investigadora, artista visual y arpillerista. El temor es el de siempre con la voluntad canónico institucional, el de convertir al personaje en un objeto de culto o de lujo, o en banalizarlo. Se repiten ciertos tópicos, como el de "hacerle justicia a una de nuestras más grandes artistas que no fue muy reconocida en vida" o la utilización de esa memoria patrimonial para fortalecer la institucionalidad cultural, asumiendo cínicamente una culpa histórica.

Lo más importante de Violeta es que promovió una recuperación del arte popular y construcción de una política cultural posible, lo que fue después muy bien aprovechado por el Partido Comunista. Durante mucho tiempo ella representó la política cultural del partido, y quizás aún es así, algo análogo ocurrió con Neruda, aunque el partido nunca fue muy coherente ni buen administrador del legado de estos dos grandes militantes. Ambos han sido los ejes del imaginario de la izquierda chilena o de la cultura de izquierda, a la que pertenecemos una buena cantidad de chilenos.

Violeta trabajó en la Universidad de Concepción en la década de los 50, y ahí desarrolló investigación folclórica junto a otros artistas. Lo demás ya lo conocemos, su paso por Santiago, su viaje a Francia, la carpa de La Reina, su relación con el campo cultural de la época, etc.

Todo lo que vino después solo la ha citado permanentemente, como le pasó a toda una generación con Neruda, hasta que apareció el hermano de la Violeta, en un análisis bastante reductor, decimos esto. Con estos monstruos de las operaciones simbólicas suele ocurrir así, dejan muy amarrados los ejes y el marco productivo, lo que constituye una camisa de fuerza para las generaciones posteriores.

La nueva canción chilena con Víctor Jara, Quilapayún e Inti Illimani fue iluminada por Violeta y proyectada hasta el día de hoy en una escena bastante productiva que va desde el folclore más tradicional, hasta el rock y el pop fusión. Violeta es la matriz de nuestra orfandad.

Marcelo Mellado