Las nuevas tendencias de las relaciones empresa, comunidad y Estado se orientan a incorporan las variables sociales, ambientales y de gobernanza, tendientes al desarrollo sostenible. Es en este sentido en que las donaciones han tomado relevancia, para favorecer el mejoramiento de los niveles de bienestar y calidad de vida de la población.
Nuestro país cuenta con más de 20 disposiciones legales que permiten el aporte de recursos privados, tanto personales como de empresas, a las comunidades a través de diversos mecanismos y con distintos objetivos. La contrapartida está en la posibilidad, de quien realiza el aporte, de optar a beneficios de rebaja tributaria, a través del crédito, devolución o disminución de la base tributaria. Estos mecanismos han favorecido la donación de recursos monetarios como de bienes, y el relacionamiento empresa - comunidad.
En esta mirada de valor compartido son tres actores los que intervienen.
Las donaciones permiten a las empresas canalizar acciones que favorecen su rol social, más allá de la creación de empleo, provisión de bienes y servicios, y el aumento de la riqueza. La creación de condiciones favorables para el desarrollo, es también responsabilidad de la empresa, en que no tan sólo importa el producto final sino también el contexto de los modos de producción.
Desde la comunidad, las donaciones privadas dan la posibilidad de resolver sus necesidades de manera más ágil, eficaz y pertinente, pudiendo ser parte del diseño de las acciones desde el origen, a través de la participación activa en proceso de co - construcción de soluciones.
Por su parte, el Estado, en busca de soluciones a las demandas sociales, renuncia a parte de la recaudación tributaria posibilitando las donaciones, pues entiende que a través de estos instrumentos se acercan las respuestas, en post de un óptimo social de provisión de bienes y servicios. Las donaciones son la expresión más patente de la descentralización en la toma de decisiones.
Alejandra Álvarez Mansilla,
Gerente Proloa