Calama necesita una modernización
Los esfuerzos han sido inútiles porque han chocado con intereses particulares. Es tiempo que se unan las voluntades para construir una urbe más amigable. Es muy necesario que las organizaciones calameñas vuelvan a exigir obras que apunten a solucionar las falencias en áreas verdes y lugares de entretenimiento.
Una discusión añeja y desgastadora es la que deriva de los análisis de la calidad de vida de las comunas del norte, especialmente Calama. Los resultados negativos se repiten una y otra vez y con ello la molestia y la necesidad de repensar la ciudad para mejorar su estructura desde todos los puntos de vista.
Los antiguos calameños y quienes llevan varios años asentados han conocido de uno y muchos intentos por modernizar la ciudad. Han oído discursos, compromisos y promesas, pero la realidad evidencia que es poco lo que se ha avanzado.
Algunos recuerdan al Peduc (Plan Estratégico de Desarrollo Urbanístico de Calama), entidad que fue creada con el patrocinio de Codelco para generar proyectos que aportaran al desarrollo de Calama. Destacados profesionales estaban trabajando por el diseño de la ciudad, pero a medio andar, un alcalde de turno encontró que esta misión les pertenecía y les restó validez como entidad generadora de proyectos.
Lo malo es que aquel alcalde, junto a su equipo de planificación, no fueron capaces de cumplir la tarea y se perdió una oportunidad de oro.
Y así han venido iniciativas similares, como Calama Plus y otras afines, las que si bien cuentan con profesionales capacitados y con la mirada clara de ciudad, pierden respaldo en las instancias políticas, en esa etapa fundamental para luchar por el financiamiento de los proyectos.
Pareciera infructuoso, pero es muy necesario que las organizaciones calameñas vuelvan a exigir obras de desarrollo que apunten a solucionar las principales falencias en áreas verdes y lugares de entretenimiento. Son aspectos deficitarios y que son los que generan el arraigo y cariño con las ciudades.
Quizás Calama continuará siendo una ciudad de paso pero eso no significa que los esfuerzos por convertirla en una urbe más amigable estén paralizados, por el contrario deben surgir para llenar esos vacíos que la gente reclama. Ya es tiempo de empezar a trabajar sin descanso por Calama.