Cristian Ascencio Ojeda
"Dieron a mi hija por muerta, pero nunca me mostraron su cuerpo". "Un día fui a ver a mi hijo y me dijeron que lo habían dado en adopción, sin mi consentimiento". Desde hace cuatro años María del Carmen García viene escuchando este tipo de historias. A veces se repiten las instituciones, otras los nombres de los funcionarios. También la forma: un bebé dado por fallecido es ya un clásico.
"Es fuerte, pero uno se compromete", dice María del Carmen, mientras fuma.
Actualmente es coordinadora general de la organización "Hijos y Madres del Silencio", que se dedica a ayudar a personas que buscan a sus familiares biológicos debido a las separaciones producidas por las adopciones ilegales que se dieron en el país, principalmente en las décadas del 70 y 80. "Aunque también hay casos de principios de los 90, ya en democracia", explica María del Carmen.
Es una búsqueda que en algunas ocasiones parte de una sospecha. Por ejemplo, que no se les haya dejado ver al hijo supuestamente fallecido y que tampoco se les haya entregado el certificado de defunción.
Y las sospechas crecieron con las investigaciones que están saliendo a la luz y que han corroborado que en Chile se efectuaron varios tipos de adopciones irregulares. Algunas a través de profesionales que lo hicieron sin pago de por medio, pero igualmente fuera de la ley; y otras realizadas por redes de tráfico de niños, que robaban menores, falseaban documentos o engañaban a madres de escasos recursos para que firmaran papeles, y luego cobraban por estas "gestiones" a familias nacionales o extranjeras.
"Aquí hay institucionalidades que fueron parte de esta red negra de abuso y degradación: hospitales, organismos públicos, el propio Estado, la dictadura, la iglesia, funcionarios y personal médico. La lista podría ser interminable. Queremos que Chile, sepa que hay muchas personas reparando sus vidas en torno a todos los silencios que nos ha tocado vivir. Es necesario romper el silencio y decir con voz fuerte y clara que los hijos y madres del silencio no somos una historia del pasado, sino que existimos hoy, aunque nuestros documentos legales y la historia conocida de nuestras vidas esté lejos de reflejar lo que realmente somos", dice tajante María del Carmen.
En su caso, ella confirmó que había sido adoptada irregularmente recién en 2009.
Pero María del Carmen García no comenzó su búsqueda inmediatamente después de enterarse de su adopción. Fue cuando se destapó el caso de las adopciones ilegales propiciadas por el cura Gerardo Joannon que decidió meterse de lleno a buscar sus orígenes. De hecho, este caso marca un hito en muchos de los hijos que actualmente están en este proceso de investigación de sus orígenes, y también de los padres que están en búsqueda de sus hijos arrebatados.
Estrategia
María del Carmen usó como estrategia hacer pública su historia en diversos medios. Salió en revistas, en un reportaje de Ciper y en este mismo periódico. Y dio resultados.
Su tía biológica vio la entrevista que le hicieron en Cosas cuando estaba en una peluquería de Valdivia, le contó a su hermana que esa mujer debía ser la hija que tuvo hace 40 años. Contactaron a la periodista que escribió el artículo y a través de ella a María del Carmen. Las historias coincidían en parte, pero quedaban dudas, así que se hicieron el examen de ADN. Todo terminó por calzar.
Un buen tiempo después María del Carmen tomó fuerza y contactó a su padre biológico.
No solo se encontró con sus padres biológicos. También conoció nuevos hermanos.
Justamente uno de sus hermanos ahora la ayuda en la organización que fundó junto a otras 'hijas del silencio'.
Aunque en un primer momento reconoce que quiso descansar de un tema que de por sí es desgastante psicológicamente, finalmente se convirtió en activista, como le dice -medio en broma y medio en serio- su familia.
"Es que hay casos que impactan mucho, que es imposible no involucrarse", explica mientras busca en el teléfono celular algunas de las historias que le llegan por mail y whatsapp. "Ella vive en Antofagasta y busca a su hermana gemela. A ella le dijeron en el Hospital Regional de Antofagasta que su hijo había muerto, pero se negaron a mostrárselo. Ella todavía tiene una foto de su hijo nacido en Antofagasta y su certificado de nacimiento", explica mientras muestra fotos en su teléfono.
Para María del Carmen, el que se les haya dicho a muchas mujeres que sus hijos fallecieron, es una de las partes más dolorosas de este tema. "Desde mi perspectiva, creo que se puede llegar a tolerar que te cambien el apellido, la familia, los hermanos, incluso el nombre, pero que te 'maten' en vida supera un límite demasiado extremo. Aunque no es mi caso, el dolor cala hondo, porque sé lo que he vivido y aún así no puedo siquiera vislumbrar lo que sienten las personas que, en su propia búsqueda por la verdad, tal vez se encontraron con un certificado de defunción de ellos mismos, y no puedo dejar de emocionarme cada día cuando escucho y recibo las historias de madres a quienes les arrebataron a sus hijos", relata.
Redes sociales
La agrupación está publicando los casos en redes sociales. La idea es viralizarlos para que puedan llegar a alguien que sepa de la historia y así aporte datos, o para que personas que andan en la misma búsqueda se acerquen a "Hijos y Madres del Silencio".
Uno de los casos que más impacta a María del Carmen, es el de Carmen Henríquez. Ella acusa que a su hijo se lo arrebataron de un Centro de Recuperación Nutricional Infantil (Cerni) en la comuna de Calama. "Simplemente le dijeron que lo dieron en adopción, sin que ella haya entregado algún consentimiento". Actualmente vive en Coquimbo.
Son varios los casos en que las madres ya no viven en Antofagasta y por eso las redes sociales y la prensa son tan importantes para ellas. "Decidieron hacer sus historias públicas y esperamos que la gente pueda compartirlas", explica María del Carmen.
La agrupación además pretende hacerse parte de la causa que sigue el ministro Mario Carroza por más de 500 casos de niños chilenos adoptados ilegalmente en el extranjero. Una de las ramas más conocidas de esta historia es la de la asistente social Telma Uribe, que actualmente tiene 96 años. La casa de Uribe fue allanada y se incautaron documentos con información sobre tráfico de niños.
"Hoy trabajamos junto a mi hermano Jorge Mera Schmidt, abogado, a quien encontré hace un año. Se sumó como asesor jurídico voluntario, al trabajo que realizamos junto a Sol Rodríguez y Ester Herrera, liderando una agrupación que no puede permanecer indiferente ante la existencia de niños dados por muertos para contribuir a la red de adopción ilegal en Chile", dice.
Y agrega que para cualquier información, se puede escribir al correo electrónico hmdelsilencio@gmail.com o visitar los cuadros de búsqueda (como los que compartimos en esta crónica) en su página de Facebook.