Cuando hablamos de Calama, saltan a la vista una serie de complejidades de una ciudad con un marcado dinamismo económico y minero, pero que presenta una serie de graves carencias en un amplio sector de la ciudadanía. Es aquí donde la Seremi de Desarrollo Social juega un rol clave en las estrategias que van desde la inclusión, pasando por la protección de los niños, hasta llegar a una serie de planes y programas enfocados a los más desposeídos.

La tarea en la Provincia El Loa es levantar una serie de puentes entre diferentes instituciones gubernamentales y privadas que permitan impulsar políticas de mediano y largo plazo con un solo fin: mejorar la calidad de vida de miles de personas a lo largo y ancho de nuestro territorio.

El capital humano es y será clave en cualquier crecimiento económico y ésta es la esencia de este ministerio. Detrás de cada desposeído, de cientos de personas en situación de calle, de niños vulnerados en sus derechos más esenciales y de quienes son excluidos por la sociedad, hay historias de vida, con rostros, nombres y apellidos.

Hace poco días fuimos testigos de un cambio trascendental con la nueva Ley de Inclusión que viene a dar una nueva mirada, planificación y visión a lo que queremos y aspiramos como país, dignificando el trabajo de personas que por mucho tiempo han sido invisibilizadas, ahora con sueldos dignos y haciendo de las empresas un lugar mucho más allá del trabajo.

Chile está cambiando. Por eso, necesitamos seguir en la senda del crecimiento, potenciando las inversiones y abrir caminos hacia el tan esperado desarrollo, pero aquello debemos realizarlo con una nueva mirada social. Ahí está la clave de un desarrollo más humano, sensible y armónico.

Las cifras económicas a nivel macro son importantes, sin embargo, éstas deben siempre ir acompañadas de un capital humano que dé sustento a estas iniciativas, en una potente red de acción pensando en todos los chilenos.

El progreso debe ir acompañado de un crecimiento económico sólido y robusto, pero siempre apelando a que nadie está de sobra y que entre todos tenemos la misión de hacer un país más justo, solidario e inclusivo. Ese será el sello inconfundible de esta cartera de Desarrollo Social en Calama.

María Fernanda Alcayaga T.,

Seremi de Desarrollo Social

El gobierno del Presidente Sebastián Piñera, consciente de la necesidad de implementar medidas urgentes, envió modificaciones las normativas migratorias para regularizar a aquellos que están indocumentados y ordenar un fenómeno que ha sido creciente en el último tiempo.

No sólo la capital del país ha sido testigo del masivo ingreso de extranjeros, quienes llegan en busca de mejores expectativas para vivir o huyendo de la inseguridad social en sus respectivos países.

No hace mucho se conocía de la alta cantidad de peruanos que viajaron a nuestro país y que con el tiempo se asentaron principalmente en las comunas de la Región Metropolitana. Fue una oleada que comenzó en los 90, pero con el transcurrir de los años y la estabilización económica peruana la migración se detuvo y no fueron pocos quienes regresaron a sus orígenes.

Hoy la situación ha virado hacia colombianos, haitianos y venezolanos, quienes han llegado a ocupar importantes espacios, especialmente en la zona norte.

Calama no ha estado ajeno de este fenómeno y bolivianos, colombianos y venezolanos han llegado a instalarse y a desarrollar sus vidas en esta zona apartada. Se habla que son más de 30 mil los foráneos que hoy viven en la ciudad y esa realidad se ve reflejada en las oficinas de Extranjeria, donde las filas son interminables y muchos deben pernoctar en la calle a la espera de una atención.

Hoy se prevé que una gran cantidad de migrantes lleguen hasta las oficinas habilitadas para que quienes se encuentran en una condición irregular se acerquen para legalizar sus antecedentes. Este plazo se extenderá hasta el 23 de mayo y está orientado para quienes no cumplieron con sus trámites migratorios o ingresaron por pasos no habilitados con fecha anterior al 9 de abril.

Sus datos serán procesados y de no mediar inconvenientes serán autorizados para seguir en el país.

Quienes ingresaron tras el 9 de abril deberán cumplir con las nuevas normativas y para autorizar las visas de trabajo se exigirá la existencia de un contrato.

Luego de este proceso las autoridades confían en que se ordenará la migración y la convivencia entre chilenos y quienes migraron esté bien compensada.