San Pedro de Atacama antes de convertirse en la capital arqueológica de Chile y su comuna en un gran atractivo turístico, era un pueblo tranquilo como cualquier otro de la provincia: Toconce, Cámar o Río Grande. Pero en los últimos 30 años ha tenido un auge inesperado para la comunidad y todo su entorno y esto ha traído una serie de inconvenientes que pocas veces se trata.
Otros países ya están sufriendo el fenómeno de la "turismofobia", donde avalanchas de turistas han alterado en demasía la convivencia local y han generado un grave daño al entorno, incluyendo la contaminación del sector.
Para evitar que esto ocurra en San Pedro de Atacama, se está desarrollando un Plan de Turismo Comunal en la zona, con el fin de regular los distintos servicios que tiene esta localidad y que pueda hacer frente a las miles de visitantes que llegan cada mes al lugar.
Debemos recordar que
esta zona ha estructurado sus sistemas de servicios básicos en forma gradual y no cuenta con suministros estables como para sostener a una población muy grande.
En la década del 80 el poblado contaba con un motor y en la noche quedaba sin luz. Posteriormente fue mejorando estos servicios como el agua potable y alcantarillado. Las rutas fueron arregladas en los últimos años, pero en general, sigue teniendo un sistema frágil de infraestructura básica.
Por lo tanto es clave buscar un equilibrio que permita una buena calidad de vida a sus habitantes, y un buen servicio a los turistas extranjeros y nacionales que llegan a esa zona.
La oferta turística es amplia y de buen nivel, pero los suministros como salud, servicios, unidades de emergencia, son básicos y no resistirían una invasión turística.
Además se debe considerar que el medio ambiente de la zona es frágil y requiere del máximo de cuidados para preservarlo, por lo que es indispensable que las comunidades trabajen en un ordenamiento de todos sus servicios y capacidades, y definir el número de personas que pueden llegar a la zona.