Según las cifras oficiales más de cinco mil familias de la comuna están a la espera de optar a la vivienda propia. Todas conforman comités, cumplen con las exigencias de ahorro y puntaje en la ficha social y otros requisitos obligatorios, pero la espera es larga y muchos creen que les faltará vida para lograr su anhelo.
Sí, porque son estas mismas cifras oficiales, que estiman que las familias deben esperar un promedio de 10 años para lograr la casa propia. Una década sometidos a estrecheces, incomodidades y hacinamiento que hace de sus vidas un verdadero calvario.
La mayoría de los postulantes pertenecen a las denominadas clases media y media-baja, y con necesidades reales de una solución habitacional. Sus remuneraciones, debido a la carestía de la zona, no les permite optar a arriendos de viviendas o departamentos y deben vivir como allegados en casas de familiares o hacinados en pequeñas piezas.
Es una realidad triste, pero que se repite mucho más de lo que creemos y que conforme a las políticas de construcción de los gobiernos no se resolverá con la celeridad que esperan los pobladores. Menos si ocurre alguna nueva catástrofe, como el terremoto de 2010, que obligó a desviar los recursos a las zonas afectadas.
No obstante, la esperanza no se pierde de que se vayan encontrando soluciones. Y el Serviu, desde el año pasado que está materializando y entregando viviendas y departamentos.
En lo inmediato, hay proyectos por 1398 soluciones habitacionales. De ellas, 136 son departamentos, los que han sido bien recibidos, a diferencia de años atrás, donde esa alternativa no estaba entre las más deseadas por los pobladores.
Se espera que las soluciones propuestas por la actual administración, se concreten dentro de los cuatro años de gobierno, lo que ayudaría a paliar la necesidad, pero se requiere de un esfuerzo extra, porque la demanda es muy alta y si no se redoblan los esfuerzos el número de necesitados de una vivienda propia lejos de diminuir irá creciendo.
Esta es una realidad que no resiste análisis y que obliga al Estado a intervenir de modo eficaz y creciente.