Agenda de equidad
Estamos frente de una oportunidad histórica de darle respuestas concretas a las mujeres chilenas.
El debate sobre la igualdad de género llegó para quedarse en nuestro país, teniendo en el Presidente Piñera y particularmente en la ministra Isabel Plá, el liderazgo para recoger el guante e intentar dejar a Chile al nivel de países desarrollados, donde esta conversación se tuvo ya hace muchos años. Y es que, como no hacerse cargo del tema si en Chile un 38% de las mujeres entre 15 y 76 años señala haber sufrido violencia psicológica, física o sexual en algún momento de su vida.
Números lamentables, que en el mundo laboral no mejoran y que hablan que para el 2018, el 51% de la población femenina está inactiva laboralmente, conjunto de condiciones desfavorables que desde La Moneda tomaron en cuenta y quieren hacer frente. Así es como el Presidente Piñera lanzó una maciza Agenda de Género que tiene como columna vertebral, una reforma constitucional al artículo 1 para establecer como deber del Estado el promover y garantizar la plena igualdad de derechos.
En los últimos días además, en el Congreso Nacional, tuvimos una sesión especial en la Cámara de Diputados para tratar estos temas, aprobando la instalación de una Comisión permanente de la Mujer y Equidad de Género.
Las propuestas son robustas, y así lo ratificó también el Presidente en su cuenta pública, por lo que nos preguntamos entonces ¿Por qué quedarnos en el burdo ejemplo del vendedor de lechuga y su multa por acoso callejero? Si hace un mes el 68% de la ciudadanía estaba de acuerdo con las movilizaciones de ésta índole, hoy el apoyo al movimiento feminista llegó a un 55%. También un 71% rechaza el hecho que las mujeres marcharan por la Alameda con el torso descubierto.
El estado de derecho es diálogo, defender y contrastar posturas, pero no un lugar de intransigencias, donde quien más grita se pone primero en la fila. El mea culpa lo hacemos todos, y se hizo también en toda la clase política transversalmente hablando, pero requerimos de responsabilidad, y no vocerías como la que tomó una diputada, quien llamó, pese a todos los progresos expuestos, a "radicalizar el movimiento feminista y que las mujeres paren Chile". No contaminemos todo lo que se ha avanzado, con personalizar y politizar este nutrido debate. Hay que ir más allá, sabiendo que estamos frente de una oportunidad histórica de darle respuestas concretas, a las legitimas demandas que por años han tenido las mujeres chilenas.
José Miguel Castro,
Diputado