Mario Covarrubias Pereira
Si bien es cierto, Calama no es una ciudad que se caracterice por ser lluviosa, ni mucho menos, pero otra cosa es que a esta altura del año presente cero milímetros de precipitaciones, como lo indica la página web de la Dirección Meteorológica de Chile.
En un año normal en la capital provincial loína debieran haber caído desde enero de 2018 hasta mediados de junio un total de 4,4 milímetros. El normal anual para la comuna es de 5,9 milímetros, vale decir, a esta altura debería haber precipitado el 74,5 por ciento del total.
En cualquier comuna del país las lluvias se concentran en los meses del invierno estacional, pero Calama es un caso aparte, pues la acumulación de precipitaciones se genera en el denominado "invierno altiplánico", que se produce entre fines de diciembre y la primera quincena de marzo.
Este año esas lluvias (actividad convectiva) afectaron a zonas cordilleranas y precordilleranas, como Ollagüe o Toconao, sin embargo, no alcanzaron a dejarse caer en comunas de menor altura por falta de energía, tal es el caso de San Pedro de Atacama y la capital de El Loa, donde los primeros cinco meses han sido absolutamente secos.
Actividad insuficiente
"Lo que ocurrió es que durante este año, en el verano que pasó, la actividad en cordillera no fue la suficiente como para que afectara la zona de Calama con precipitaciones. No así la zona cordillerana o precordillerana, donde sí hubo precipitaciones. Con estos niveles de precipitaciones en la capital de la provincia El Loa, efectivamente estamos en presencia de un año seco", manifestó el meteorólogo Daniel Díaz.
Pese a esto, el profesional aclaró que como los niveles de lluvia son tan bajos en la comuna, con un evento relativamente fuerte se puede pasar de una sequía a un superávit. "4,4 milímetros es la precipitación que debiera haber caído hasta el momento en la comuna, pero fácilmente esos valores se pueden alcanzar e incluso sobrepasar, pasando de un año seco a uno normal o lluvioso".
Más allá de estos datos, el meteorólogo Daniel Díaz no se atrevió a adelantar lo que ocurrirá en la comuna, sólo habló en términos probabilísticos.
"El invierno estacional, en general, por un asunto climatológico a gran escala, no permite hoy saber cómo se va a comportar para la zona centro y norte del país, porque actualmente no estamos con una condición de Corriente del "Niño" o "Niña" definida, sino que estamos en una condición neutra, que no beneficia más a una condición lluviosa o seca", explicó el profesional.
Pero, indicó que lo más probable es que no haya precipitaciones como para poder cambiar esta tendencia de año seco. "Existe la probabilidad de que caiga una precipitación, pero es más baja".
El daño que un año seco representa para la agricultura de Calama es relativo, porque esta actividad en la comuna se nutre con las aguas que están almacenadas en el embalse Conchi y también en el aporte que realiza el río Salado, el que usualmente mantiene su caudal en niveles apropiados.
Aporte
Sin embargo, el aporte de las precipitaciones caídas en la comuna para el desarrollo de la agricultura igual cobra relevancia, pues ayuda a limpiar el agua que se mezcla del aporte de dos afluentes: el río Loa y el río Salado.
"El agua del río Loa es dulce y tiene concentraciones de boro muy bajas, también de otros metaloides, como arsénico u otros productos, sin embargo, al mezclarse estas aguas con las del río Salado, redunda en que esta unión es dañina para cualquier cultivo, menos la alfalfa altasierra, que se adapta a esas condiciones, al igual que el maíz nativo. Así es como quedamos limitados a la alfalfa y el choclo, productos que van decreciendo en cantidad cada año. Si a eso le sumamos un año donde no se produzcan precipitaciones, peor, porque el daño se profundiza", manifestó el seremi de Agricultura, Gerardo Castro.
Para el vicepresidente de la Asociación de Agricultores de Calama, Esteban Araya, no es una dificultad por esta temporada la escasez de lluvia, porque el agua que necesita ese sector productivo ya está asegurada para todo el 2018.
"Tenemos cubierto como para regar la siembra de este año. Llovió ahora en el altiplano en el verano, esa agua bajó y está aglutinada en el embalse Conchi. Si en dos o tres temporadas ocurriera lo mismo, sí nos veríamos afectados, porque no tendríamos agua para regar. Si nos nutriéramos únicamente del agua que cae en Calama, ya no tendríamos agricultura", reconoció Araya Toroco.
En lo que sí la escasez de agua podría transformarse en un problema importante, tiene que ver con el aumento de los virus y bacterias en la capital loína.
"La falta de precipitaciones, sumada al viento tan habitual de la comuna, generará mayor cantidad de polvo en suspensión por falta de humedad. En el polvo viajan microorganismos, tales como los ácaros, responsables de alergias, además de otros virus", manifestó el entomólogo, Gonzalo Contreras Díaz.
Proliferación
Otra arista de relevancia en un año seco tiene que ver con los ciclos biológicos de los insectos, donde al no haber lluvias, se interrumpe el tiempo de reproducción de cada especie.
"En un año seco como éste, en Calama faltará un factor determinante en los ciclos biológicos de los insectos, que es la humedad, referida principalmente a precipitaciones. En un año normal debería haber precipitado 4,4 milímetros. Esta cifra, si se grafica, no es mucha agua, pero sí es determinante en zonas con muy poca precipitación. Aquello, puede que afecte como puede que no. Si caen precipitaciones, continuaría el ciclo normal de las cosas y si no, se atrasan los ciclos. Va a depender de la especie en cuestión", mencionó el entomólogo.
Ahora, para saber si habrá una proliferación o una escasez de insectos, el especialista aseguró que "si será un año diferente a los demás, es muy prematuro una predicción específica. Sólo hay que ver las condiciones climáticas hasta cumplir con los requerimientos de cada especie, sumado a eventos naturales inesperados".
Sin embargo, si se llegase a producir una lluvia tardía, aumentarían significativamente las moscas y los zancudos, porque se unirían las condiciones exactas de humedad y temperatura (grados-día) para su proliferación.
"La falta de precipitaciones, sumada al viento, generará mayor cantidad de polvo en suspensión por falta de humedad y en el polvo viajan microorganismos".
Gonzalo Contreras Díaz, Entomólogo"
3,5 milímetros de precipitaciones había caído a esta misma altura del año en 2017. En un año normal son 5,9 los milímetros de lluvias en la capital loína.
3 meses son en los que más lluvia se produce en la capital loína: enero febrero y marzo. En el invierno estacional es bastante habitual que no precipite en Calama.
20 y 40 kilómetros por hora son los vientos que se producen en Calama. Si no precipita, esas ráfagas de polvo acarrean ácaros y distintos tipos de virus.