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Superalimentos: Las mejores frutas y verduras para comer en EL INVIERNO

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Entre estos superalimentos de invierno podemos encontrar las legumbres, las alcachofas, las espinacas, las manzanas rojas, las naranja y los kiwis. Todos con nutrientes y vitaminas que nos ayudarán a fortalecer las defensas, en una época en que las enfermedades están a la vuelta de la esquina.

Eliana Reyes, nutrióloga e integrante del programa de Obesidad y Diabetes de la Clínica Universidad de los Andres, explica que "las legumbres como los porotos, lentejas y garbanzos, son uno de los alimentos más nutritivos que existen. Tienen un gran aporte de proteínas, de fibra y vitaminas como la B6, vitamina A y C. También entregan minerales que son primordiales para el organismo como el potasio, hierro y zinc".

La experta también destaca la alcachofa como uno de los alimentos más saludables de la época invernal. Esta planta tiene cinerina, sustancia que favorece la digestión. También se destaca por ser alta en fósforo, magnesio, hierro, calcio, potasio y fibra, ayudando al tránsito intestinal. Asimismo, tiene fitoesteroles, los que contribuyen a controlar el colesterol en la sangre, y flavonoides que protegen contra enfermedades cardíacas.

En cuanto a la espinaca, la nutrióloga la recomienda para usarla como ensalada o bien en tortillas y guisos. "Tiene vitaminas, fibras y minerales importantes, además posee bajo aporte calórico y no tiene grasas. A eso se suma que es alta en ácido fólico, fitonutrientes y antioxidamentes que protegen el daño celular, y es alta en vitamina A y C. Todas esas características hacen que ayude a controlar el peso y favorecer el tránsito intestinal", explica la doctora.

Al igual que existen las frutas de verano, como la sandia, cerezas, ciruelas y melones, también están las frutas propias del invierno, que aportan vitaminas ideales para esta época. Es el caso de las manzanas rojas, las naranjas y los kiwis.

Las manzanas rojas entregan un gran aporte de vitaminas y antioxidantes debido a su alto contenido de vitamina E. La cáscara de esta fruta tiene fibra insoluble y en su interior contiene pecticina, que hace más lento el tránsito intestinal, y disminuye la absorción de colesterol y glucosa.

Por su parte, las naranjas resaltan por su alto contenido líquido y por su elevado porcentaje de vitamina C, y minerales como potasio, magnesio y ácido fólico. En el caso de los kiwis, estos contienen un 80% de agua, tienen propiedades antioxidantes y poseen vitamina C, características que fortalecen el sistema inmune.

Cuando bajan las temperaturas, nuestro cuerpo tiende a pedirnos alimentos altos en azúcar, grasas y calorías. Si bien el frío puede hacernos más propensos a ingerir productos poco saludables, cabe destacar que el invierno nos provee de una infinidad de alimentos, especialmente frutas y verduras, que son una excelente opción para mantener una alimentación nutritiva incluso en los días más fríos del año.

Más de 1.000 genes están asociados a la inteligencia

INVESTIGACIÓN. También a la longevidad y a la salud mental.
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El equipo realizó un estudio de asociación del genoma completo (GWAS) a gran escala y descubrió 190 locus genómicos (posiciones fijas en un cromosoma que determinan la posición de un gen) y 939 genes vinculados con la inteligencia.

Una investigación anterior del mismo equipo, liderado por Danielle Posthuma, del VU University Medical Center de Amsterdam, había constatado el año pasado que al menos 40 genes están asociados a la inteligencia.

El nuevo estudio, según informa Sciencealert, aumenta considerablemente esta cifra y establece que las bases genéticas de la inteligencia son mucho mayores de lo que se creía hasta ahora, lo que amplía nuestra comprensión de las bases genéticas de la función cognitiva.

El nuevo estudio se desarrolló en dos partes. En la primera, los investigadores analizaron la asociación del genoma completo de casi 270.000 personas pertenecientes a 14 grupos independientes de ascendencia europea. En la segunda, el mismo análisis se extendió a otras 449.484 personas. Los autores consideran que la ascendencia europea aumenta la posibilidad de que haya variantes genéticas comunes.

Niveles y genética

La investigación consistió, primeramente, en establecer mediante diversas pruebas el nivel de inteligencia de cada una de los participantes. A continuación compararon los niveles de inteligencia mostrados en los test con sus variantes genéticas, con la finalidad de determinar qué mutaciones están vinculadas a los diferentes niveles de inteligencia.

Encontraron más de nueve millones de mutaciones genéticas en los participantes e identificaron asimismo 205 regiones en el código genético que tienen relación con la inteligencia (anteriormente sólo se habían encontrado cinco regiones). Por último, localizaron a 1.076 genes relacionados con la inteligencia, de los que hasta ahora sólo 77 eran conocidos por la ciencia.

Otra de las constataciones de esta investigación es que las personas con mayor inteligencia tienen probabilidades de vivir más tiempo, ya que los genes encontrados en los participantes que están relacionados con la inteligencia, también lo están con la longevidad.

Sin embargo, las personas más inteligentes, si bien son proclives genéticamente al autismo, tienen menos posibilidades de padecer Alzheimer, déficit de atención, depresión o esquizofrenia, siempre según su arquitectura genética.

Luz sobre la inestabilidad emocional

La investigación también determinó una relación entre la genética y el neuroticismo o inestabilidad emocional. Este rasgo, que se mide también mediante test (al igual que el nivel de inteligencia), tiene un componente genético significativo: 136 locus genómicos y 599 genes asociados.

Los autores señalan que, aunque todavía es prematuro obtener conclusiones definitivas, la ciencia dispone ahora de nuevas pistas para desentrañar la neurobiología del neuroticismo, lo que en el futuro puede propiciar la aparición de medicamentos de nuevo cuño para su tratamiento.

"Nuestros resultados indican una superposición en los procesos genéticos que intervienen en el funcionamiento cognitivo y en los rasgos neurológicos y psiquiátricos, y proporcionan pruebas sugestivas de asociaciones causales que pueden impulsar estas relaciones", escriben los investigadores.

"Estos resultados son importantes para comprender los fundamentos biológicos del funcionamiento cognitivo y contribuir a la comprensión de los trastornos neurológicos y psiquiátricos relacionados", concluyen.

Este estudio arroja nueva luz a las investigaciones sobre la naturaleza de la inteligencia. Se sabe que tiene relación con la densidad de la materia gris del cerebro, tal como explicamos en otro artículo, y con la capacidad de conexiones entre neuronas o eficiencia neuronal. La genética no sólo no está al margen de estos logros de la naturaleza, sino que determina en gran medida la función cognitiva.

Una investigación desarrollada por científicos holandeses con la colaboración de colegas suecos, británicos y norteamericanos, ha identificado más de 1.06 genes asociados a la inteligencia, la mayoría de ellos desconocidos por la ciencia.