La eliminación gradual de las bolsas plásticas ha sido un fuerte golpe para la población y para el mercado que las fabrica, pero quiérase o no, es necesario avanzar en la descontaminación del medio ambiente y para ello se deben tomar todas las medidas posibles.
En Calama, se espera que el próximo año se reduzca la entrega de bolsas plásticas a una por cliente, y en muchos casos, algunas empresas ya están adoptando otras medidas como entregar una bolsa de papel o bolsas reciclables.
Quizás ese debiera ser el camino y no demonizar la entrega de bolsas, porque no es la entrega en sí lo que se cuestiona, sino de qué están hechas y los cientos de años que deben pasar para descomponerse.
Otro problema no contemplado al legislar es que en el caso de los supermercados, principalmente en las zonas costeras, su prohibición significó cargar este costo a los clientes y desligar de responsabilidades al comercio establecido.
Además, la medida resulta arbitraria porque a algunos se les prohibe y a otros no.
Creemos que definitivamente la bolsa plásticas no reciclable debiera comenzar a desaparecer de nuestro entorno, y del mismo modo muchos otros desechos plásticos que se usan en la venta de determinados productos.
Por lo pronto, en Calama se busca reducir su entrega a una por cada cliente, lo que significa que en la práctica habrá que buscar otros modos de empaque a la hora de ir a la feria o al supermercado.
Este año será una etapa de difusión y concientización, por lo que es importante que la comunidad sepa del daño que provoca y sus efectos en nuestro ambiente.
La comunidad debiera comenzar desde ya a cambiar sus hábitos en este tema y lo más aconsejable es andar trayendo siempre una bolsa reciclable, sobre todo para compras inesperadas.
Estamos dando un gran paso con esta medida, porque nos convertiremos en el primer país latinoamericano que legisla sobre esta materia.