Hay personas que se han quitado la vida por causa de publicaciones en redes sociales, otras han sido vilmente engañadas con informaciones falsas, y hoy se está utilizando para cometer delitos.
Es el lado oscuro que se está dando a este avance cibernético que rompió con las distancias, que unió a personas estando a miles de kilómetros, que permitió conocer cosas nunca antes vistas, que reencontró a muchos amigos perdidos, que une a las familias en torno a un grupo virtual, que permite compartir vivencias en forma instantánea, entre otras virtudes.
No podía ser todo tan espectacular, porque son estas mismas redes las que causan bullying y acoso a muchas personas, invención de noticias falsas que son reproducidas por millones en pocos minutos, que han provocado la muerte de muchas personas que han sido víctimas de la masificación de videos o imágenes de su intimidad a personas que ni siquiera conocen, que se usan para difamar a personas que nunca han cometido algún delito, y que además fomenta el narcisismo, el egocentrismo y falsas apariencias, con la difusión excesiva de cada minuto de nuestras vidas.
Esto hace necesario legislar con prontitud los contenidos de estas redes sociales para evitar delitos cibernéticos o de graves perjuicios a la honra de otras personas. También se necesita poder enseñar a la población de la delgada línea de lo real y ficticio, de los mensajes mal intencionados, de la difusión de información falsa, porque hay muchos que creen todo lo que sale publicado allí, e incluso hasta lo comparten.
El surgimiento de delitos en estas redes sociales, como estafas y engaños en nuestra ciudad ha encendido las alarmas sobre su fragilidad.
Carabineros ha llamado a no comprar a través de redes sociales sin antes verificar que sea real, lo que se suma a otras campañas que buscan tener resguardos sobre situaciones que son constitutiva de delito, como el ciberbullying, revelación de secretos, delitos contra la intimidad, amenazas, falsificación, suplantación de identidad, entre otras.