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Óscar Landerretche y su libro para niños

El arte de explicar lo complejo en simple

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-¿Por qué enseñar cívica a los niños?

-Porque ellos serán los ciudadanos del futuro. Necesitamos enseñarles las virtudes y mecanismos que tiene la democracia, la participación y el diálogo. Este cuento es un instrumento para generar esa conversación en la intimidad del hogar, donde las máscaras que la gente usa en redes sociales ya no están, donde solo existe la intimidad de la relación entre un papá o mamá con su niño o niña… donde ante la pregunta sincera infantil solo cabe una respuesta genuina.


En resumen

El economista Óscar Landerretche presenta "Tete y Leonel" (Editorial Planeta) un cuento infantil ilustrado y rimado para que los niños aprendan educación cívica. Todo comienza en el zoológico, donde los niños se enteran que los animales han comenzado una huelga contra Leonel, el león presidente que se opone a darles postre a diario.

-¿Cómo nació la veta pedagógica?

-Siembre he sido profesor. Es mi vocación. La he desarrollado en la Universidad, es lo que soy. Toda mi carrera la he hecho en la Facultad de Economía y Negocios de la U.de Chile, fundada por Pedro Aguirre Cerda, quien dijo "gobernar es educar". Tengo 4 hijos y los he educado para observar la sociedad, la historia, la economía y la política en forma madura y crítica. Esto implica explicar cosas complicadas en simple. Es una buena disciplina, esencial si uno quiere criar buenas personas.

-¿Por qué la imagen del zoo?

-El zoológico es habitado por animales, los protagonistas. Es un lugar que los niños y niñas adoran, todo papá lo sabe, pero también uno siente que hay algo terrible en el encierro, en lo que representa respecto de lo que hemos hecho con la naturaleza. Y eso representa los claroscuros de lo humano: su brutalidad mezclada con lo divino y tierno. Esa ambivalencia está presente en todo ámbito: en la política y la empresa, en el arte y la ciencia… lo bueno y lo malo son dos caras de la misma realidad.

Landerretche fue presidente de codelco y hoy es académico de la fen (u.de Chile).

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La compleja belleza de un asesino en serie

El jueves se estrenó "El Angel", la mirada de Luis Ortega a los crímenes cometidos por Carlos Robledo Puch, célebre criminal adolescente argentino que fue sentenciado a cadena perpetua a los 20 años de edad.
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Cuando Luis Ortega presentó "Dromómanos" (2012) en Bafici, aclaró que se trataba de una película hecha de espaldas a la industria, sin dinero y con un grupo de singulares amigos: un paciente psiquiátrico, un psiquiatra alcohólico que asegura llamarse Pink Floyd y una pareja con problemas de crecimiento. Autogestionada, libre, granosa, hecha a pulso en una Buenos Aires nocturna, incluía en sus filas a una sola actriz profesional: la carismática Ailín Salas. A esas alturas, Ortega ya contaba con una asombrosa ópera prima ("Caja negra", 2012) y tres largometrajes más, pero "Dromómanos" intensificó su amor por la marginalidad como estilo de vida y consolidó su capacidad para encontrar cierta belleza poética tras la miseria.

"Lulú", su siguiente película, contaría con un presupuesto bastante más holgado, pero en ella el director volvería a ponerse de lado de los desposeídos: en este caso, una joven pareja de delincuentes (Ailín Salas y Nahuel Pérez Biscayart) que vive en la indigencia, y al margen de la ley, en un acomodado barrio de Buenos Aires. Con mayores recursos, Ortega afinaba el lirismo y la musicalidad del montaje a través de una banda sonora que va de Los Saicos hasta la trágica Lhasa de Sela.

"El Angel" -coproducida por El Deseo de los hermanos Almodóvar y distribuida por Fox- sigue estilísticamente la senda de "Lulú", pero con un presupuesto que le permite a Ortega hacer lo que quiera, como armar un reparto de actores connotados, chocar y quemar autos de colección o contar con una banda sonora que incluye al sublime Moondog, Astor Piazzolla, Pappo, Manal, Leonardo Favio e, incluso, a su padre, Palito Ortega. Todo suma para cumplir con el objetivo del cineasta: construir una fantasía de época, de alta belleza y cadencia musical, en torno a Carlos Robledo Puch, uno de los asesinos más célebres de la historia policial argentina, en prisión perpetua desde 1972 por cometer once asesinatos.

Si Ortega glorifica o no a este asesino implacable que cautivó a la prensa de la época por su belleza -una acusación que el cineasta ha recibido en Argentina- es circunstancial a sus intenciones de acercarse a una estética de la alienación en la que la violencia de lo absurdo convive con postales enrarecidas. Ortega arma escenas como si pintase lienzos. Parece más preocupado por la digresión poética que por ser fiel a un caso policial y, para remecer el aburrido debate público, llega a comparar el asesinato con el arte (algo que ya hizo Thomas de Quincey en 1827 con "Del asesinato considerado como una de las bellas artes"). Pero sus licencias son gestos en beneficio del imaginario cinematográfico y la fantasía. Como alguna vez dijo Buñuel: "La realidad sin imaginación es la mitad de realidad".

Carlos Robledo Puch, fue uno de los asesinos más célebres de la historia policial argentina, en prisión perpetua desde 1972.


en resumen

"El ángel" se centra en los crímenes del argentino Carlos Robledo Puch, asesino adolescente que fue condenado en 1972 luego de matar a once personas. La dirección corre por cuenta de Luis Ortega (hijo de Palito) y en el elenco encontramos a Cecilia Roth, Luis Gnecco y Chino Darín, entre otros.

Por Andrés Nazarala R

f<otograma de "el ángel"