La ley de reajuste de salario mínimo se aprobó por la Cámara de Diputados y el Senado; quedó lista para que desde el escritorio de Presidente Piñera, fuera promulgada. Pero no fue así. El Ejecutivo optó por presentar un veto, que también fue rechazado y que develó la obstinación del oficialismo en un proyecto que aún tiene a 800 mil familias chilenas esperando que mejore su ingreso mínimo. Los montos aprobados fueron 286 mil pesos en lo inmediato y en 300 mil pesos a partir de enero de 2019. No podrían ser menores en la nueva propuesta.
Se equivoca el Presidente, cuando señala que estamos en la oposición "por negar la sal y el agua". También el oficialismo, se equivoca con campañas como #Noalbloqueo. Dos inventos de este gobierno, como respuesta pública al tener minoría parlamentaria en el Congreso, lo que pone freno a la prepotencia con la que se intenta gobernar, y de paso, ocultar la frágil habilidad política de los ministros negociadores.
El gobierno está en un error al creer que todos los proyectos se aprobarán tal como los presentan, es propio del trabajo parlamentario proponer mejoras a través de la discusión o de indicaciones. Fuimos elegidos por una ciudadanía que también nos mandató para representar la realidad de cada territorio, pero eso no es bloqueo u obstruccionismo, es trabajo legislativo, el que tuvo resultados negativos para los titulares de los ministerios de Segpres; del Trabajo y Hacienda.
El desencuentro estuvo en la plurianualidad hasta el 2021 que proponía el Ejecutivo, en donde el Senado y la Cámara APROBARON que el reajuste al salario mínimo se volviera a negociar en el 2020.
La propuesta de La Moneda, en la práctica, busca que en casi todo su mandato no se negocie el reajuste, y si bien un mecanismo plurianual tiene algunas ventajas, estas claramente benefician sólo al Ejecutivo y no a los trabajadores. Discutir el reajuste cada año, como ha sido siempre, permitiría ir evaluando el comportamiento de nuestra economía y el impacto de estas políticas en materias tan sensibles como el desempleo, que en Calama en los últimos tres meses llegó al 12,3% y en la región al 8.6%, lo que demuestra que se requiere revisar en plazos acotados las medidas que pueden ayudar a reactivar la economía en una región tan importante como la nuestra, que es el motor del presupuesto nacional.