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El hipocampo es el que edita la película de nuestra vida

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Es decir, que es el hipocampo, la parte del cerebro asociada a la memoria y la percepción espacial, el que determina el significado que cada parte o momento de una experiencia puede tener para nosotros. Los resultados se publican en Journal of Neuroscience.

Cuando vivimos una experiencia, el hipocampo se activa y analiza los diferentes momentos de esa vivencia para seleccionar los más relevantes y pasarlos a la memoria.

Esa selección que realiza el hipocampo, a tenor de los resultados de esta investigación, no tiene en cuenta la secuencia de la realidad tal como se desarrolla, sino que impone su propia secuencia de imágenes y parte la película de nuestra vida por donde más le conviene, para fabricar los recuerdos que vamos a conservar de toda esa vivencia.

El descubrimiento se produjo analizando los cerebros de 284 personas mientras veían la película Forrest Gump, de 1994, y un episodio de la serie "Alfred Hitchcock presenta" llamado "Bang! You're Dead", difundido por televisión en 1961.

Valiéndose de las imágenes por resonancia magnética funcional, los investigadores pudieron observar las regiones cerebrales activadas durante la visualización de ambas proyecciones.

Viendo cine

En el experimento participaron por un lado 15 personas que vieron la película y por otro lado 253 personas que vieron el citado capítulo de la serie de Hitchcock. Un tercer grupo, formado por otras 16 personas, visionaron las dos proyecciones. Estas últimas debían pulsar un botón para indicar el comienzo y el final de un evento o secuencia de la proyección.

Los científicos compararon la actividad cerebral de los dos primeros grupos con los puntos de transición indicados por los observadores del tercer grupo. Y apreciaron que, en los dos primeros grupos, la respuesta del hipocampo sobre los intervalos de tiempo entre eventos estaba influenciada por los límites subjetivos de cada participante, y no por la transición entre escenas establecida por el cineasta.

Por ejemplo, en el caso de los espectadores de Forrest Gump, de dos horas de duración, los investigadores observaron que la respuesta del hipocampo estuvo determinada por lo que cada participante consideraba importante de la película, más que por lo que el cineasta había pautado para el desarrollo de las diferentes escenas.

Hipocampo sensible

Estas observaciones llevaron a los investigadores a concluir que el hipocampo es sensible a los límites subjetivos de una experiencia, más que a los índices objetivos del desarrollo de una vivencia.

Eso significa, según los investigadores, que el hipocampo es el que realiza la edición de la película de nuestra vida, ya que fragmenta las experiencias continuas que vivimos cada día y selecciona los extractos de esas experiencias con las que formar los recuerdos.

Los investigadores destacan que este trabajo es uno de los primeros en estudiar el funcionamiento del hipocampo a lo largo de una experiencia vivida en directo, ya que normalmente es estudiado a través de manipulación experimental de acontecimientos diferentes.

Para este estudio, los investigadores partieron de la base de que el hipocampo es sensible a los espacios temporales que separan un acontecimiento o experiencia de otra, cuando ocurre de manera natural y continua.

La conclusión de esta investigación es que los límites de los eventos desempeñan un papel clave en la configuración de la actividad del hipocampo cuando procesa una experiencia, y que los límites de los eventos moldean a su vez la experiencia mediante la modulación de la actividad del hipocampo.

Una investigación de la Universidad de Cambridge ha descubierto que el hipocampo, una de las principales estructuras del cerebro humano, funciona como el editor de la película de la vida: selecciona las experiencias cotidianas que deben ser archivadas en la memoria a largo plazo para convertirlas en recuerdos.

La energía eólica no es una panacea

ESTUDIO. Calienta la atmósfera, impacta más que la solar y rinde 100 veces menos de lo estimado.
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En el primer estudio señalan que la ubicación de las turbinas eólicas redistribuyen las masas de aire caliente y húmedo en la atmósfera y que por ello contribuyen al calentamiento del planeta.

Según sus cálculos, alimentar a Estados Unidos en electricidad de origen eólico requeriría de cinco a 20 veces más tierra de lo que se pensaba anteriormente y provocaría un aumento de 0,54ºC de la temperatura de superficie en la parte del país donde estén colocadas las turbinas, así como un aumento de 0,24ºC en el resto del país.

Eso significa que el desarrollo de la energía eólica como fuente alternativa a los combustibles fósiles excede la reducción planeada de las temperaturas globales y podría tener efectos locales perjudiciales, si bien tampoco contribuiría al calentamiento global tanto como los gases de efecto invernadero.

Mejor la solar

En el segundo estudio, los autores concluyen que el impacto ambiental de las centrales solares sería 10 veces menor que el de las eólicas, por una generación de electricidad equivalente, lo que indica que la huella ambiental de la energía eólica generalizada podría ser mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora.

"Para el viento, encontramos que la densidad de potencia promedio, es decir, la tasa de generación de energía, dividida por el área que abarca la planta eólica, es hasta 100 veces menor que las estimaciones de algunos expertos en energía reconocidos", explica Miller, autor principal de ambos artículos, a The Harvard Gazette.

"La mayoría de estas estimaciones no tuvieron en cuenta la interacción turbina-atmósfera. Para una turbina eólica aislada, las interacciones no son importantes en absoluto, pero una vez que los parques eólicos tienen más de cinco a 10 kilómetros de extensión, estas interacciones tienen un gran impacto en la densidad de potencia", añade.

Las densidades de energía eólica basadas en observaciones también son mucho más bajas que las estimaciones del Departamento de Energía de los Estados Unidos y del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), señalan ambos autores.

Impacto local

Las simulaciones de Keith y Miller no consideran sin embargo ningún impacto en la meteorología a escala global, por lo que sigue siendo un poco incierto cómo este despliegue de energía eólica en Estados Unidos podría afectar al clima en otros países.

"El trabajo no debe verse como una crítica fundamental de la energía eólica. Algunos de los impactos del viento pueden ser beneficiosos. Por lo tanto, el trabajo debe considerarse como un primer paso para ser más serios en la evaluación de estos impactos", añade Keith.

"Nuestra esperanza es que nuestro estudio, combinado con las recientes observaciones directas, marque un punto de inflexión en el que los impactos climáticos de la energía eólica comiencen a recibir una seria consideración en las decisiones estratégicas sobre la descarbonización del sistema energético", concluye.

El Bulletin of the Atomic Scientists no ha tardado en reaccionar a la publicación de ambos artículos para aclarar que ninguno de los estudios se sugiere que las turbinas eólicas causen el cambio climático, aumenten las temperaturas globales o disminuyan el beneficio de alejarse de los combustibles fósiles.

Dos investigadores de la Universidad de Harvard, Lee Miller y David Keith, publican en las revistas Joule y Environmental Research Letters, sendos artículos en los que analizan los datos sobre la electricidad generada por el viento y la situación de las turbinas existentes para determinar la validez efectiva de la energía eólica como fuente alternativa a los combustibles fósiles.