El viaje a la playa en familia de Inés Bortagaray
En"Prontos, listos, ya" (Laurel), la uruguaya Inés Bortagaray narra, bajo la mirada de una niña, el viaje en auto de su familia a la costa. Esta semana vino a Chile para hablar sobre el camino sinuoso de la escritura.
"Veo un poste que pasa y se va hasta que veo otro poste que pasa y se va pero nunca se va del todo, porque en la ida queda la estela. La estela es poste en movimiento, el poste corrido, barrido, continuado en una línea de postes fantasmas, que se paran entre poste y poste verdadero. El verdadero se continúa en varios fantasmas, hasta que otro verdadero anuncia que hay algo real, después de todo. La hora es la del alba". Así comienza el viaje familiar de "Prontos, listos, ya" (Laurel) de la escritora uruguaya Inés Bortagaray, recientemente de paso en Chile invitada por la Cátedra Abierta en Homenaje a Roberto Bolaño para dictar la conferencia "De expediciones, extravíos y exclamaciones".
-De una imagen, o de una serie de imágenes imantadas entre sí. El encierro en un auto demasiado chico para cuatro hermanos viajando juntos en el asiento trasero. Toda esa expectación de las vacaciones. El tedio. Las vacas y los postes siendo vistos a través de la ventanilla. Las peleas, el calor, la náusea, la ilusión. Todo eso nace de memorias mías y también de la imaginación. Apareció en algunos apuntes que compartí en el taller de Mario Levrero y que luego seguí escribiendo hasta que ahí hubo un libro.
-¿Qué te evoca la niñez?, ¿y el viaje en la niñez?
-La niñez está muy viva para mí. No tengo que viajar demasiado lejos para encontrarla. No siento que la niñez se supere del todo y para siempre. Y no siento que haya que apagarla. Hay momentos en que la niñez emerge con mucha precisión. Cuando me zambullo en una piscina o en el mar, por ejemplo, soy exactamente la misma persona que era cuando tenía diez años. La memoria es un buen camino para la escritura, si entiendo que la memoria y la imaginación son parte de un mismo núcleo, y si admito que todo eso es mentira y que la mentira es todo menos un problema en la escritura.
-¿Qué resonancias mantiene en tu memoria los viajes que hiciste de niña?
-Una noción de que hay un momento en el viaje en que ya no quiero llegar. Que podría quedarme sentada en ese viaje para siempre, como si en el transcurso del viaje encontrara una casa para vivir. Es una noción siempre medio adormilada, medio zumbona, que aparece cuando ya encontré acomodo y un buen pullover para que haga de almohada. También, las canciones que acompañaban los viajes: folclore, locutores radiales, Roberto Carlos, como una banda sonora (a veces mal sintonizada) de esos viajes. Salíamos una vez por año de vacaciones. Íbamos los seis en auto. El destino cambiaba. El más habitual era La Paloma, en Rocha, un balneario bastante agreste sobre el Atlántico. Otras veces, Florianópolis, en Brasil, un viaje que hacíamos en dos etapas.
-¿Tienes hermanas y hermanos?
-Tengo dos hermanas y un hermano. Los cuatro nos llevamos muy poca diferencia de edad, así que todos mis recuerdos de la infancia son recuerdos de un cardumen. De a cuatro, de a tres, de a dos, casi siempre acompañada. No imagino la vida sin ellos. Son una parte muy fundamental de mi naturaleza.
Los naranjos de salto
"Salto es una ciudad que queda recostada sobre el río Uruguay, en el norte del país. El río divide a Salto de Concordia, provincia de Entre Ríos, Argentina. Amanece sobre Salto, y atardece sobre Concordia. El río es serpenteante. Hay una zona que me encanta, con rocas y cascadas. Se llama Salto Chico. Toda mi infancia fui a Salto Chico en verano. Pescaba mojarritas en esa orilla de cantos rodados. Vuelvo unas tres veces al año. Es una ciudad de jardines antiguos y muchos naranjos", cuenta Inés.
-Has pasado casi la mitad de tu vida en Montevideo y la otra en Salto. ¿Qué conservas de salteña, qué rasgo montevideano asoma?
-Hay palabras y modos que son de Salto, y me gusta cuando irrumpen. En Montevideo ya he vivido más años que los que viví en Salto, pero el arraigo a la ciudad donde nací es muy potente. Igual a veces siento que esa estampa tan idealizada (una infancia bastante feliz, una noción muy precisa de libertad) no es buena. La ciudad ha cambiado y yo también.
-¿Cómo fue tu etapa de estudiante en la Universidad Católica del Uruguay?
-Creía que tenía que estudiar Periodismo y me anoté en esa carrera. Yo escribía desde chica, y tenía la impresión de que los escritores en general eran escritores. Creí que era astuta si daba con esa carrera que me diera el título y que a la vez me permitiera seguir escribiendo. En el recorrido cambié el rumbo y me incliné hacia el cine. Me había anotado en la Cinemateca Uruguaya y había descubierto el placer de ver películas. Tenía un grupo de amigos muy queridos, amigos míos hasta el día de hoy, que eran muy cinéfilos. Y de pronto ya no quise ser periodista. Hice una especialización que se llamaba "Narración creativa", pero después casi todo lo que sé sobre escribir guiones lo aprendí escribiéndolos.
-Tus narraciones, ¿siempre siguen el mismo camino hasta el papel o toman diversas rutas?
-Mi camino en la escritura es bastante errático. Después de publicar "Prontos, listos, ya" escribí muchas cosas que no he publicado. Inicié dos novelas que dejé abandonadas en el limbo de las obras inconclusas. Hay un ensayo (formulado como un diccionario) también abandonado. Hace un tiempo me enfrenté a algunos relatos que tenía escritos y que no sabía bien si podrían ser parte de algo, y de pronto el mapa se me hizo evidente. Sí, eran parte de algo, y ese algo nació con impulso que me hizo escribir "Cuántas aventuras nos aguardan".
-¿De qué iba tu primer libro "Ahora tendré que matarte"?
-Era una colección de aguafuertes o estampas que retrataban impresiones, escenas, opiniones. Había relatos breves y había una especie de repertorio de gustos, afinidades y odios.
La escritora Inés bortagaray fue invitada a chile por la Cátedra abierta en homenaje a Roberto Bolaño de la udp.
Inés Bortagaray Libros del Laurel 80 págs.
$ 8 mil.
"Prontos, listos, ya"
Por Amelia Carvallo A.
Esta es la historia de una hija del medio que pelea por estar en el lado de la ventana del auto.
-¿Cómo partió el libro? ¿Una imagen, una voz, un recuerdo?
magela ferrero