Estos últimos meses han sido tristes para todos quienes respetamos el medio ambiente y su entorno. Las irresponsabilidades de las empresas productivas, en zonas industriales, llegaron a puntos culmines con situaciones como las de Quintero, y por cierto, Mejillones.
Sin ir más lejos, y por lo ocurrido en nuestra región, hace pocos días nos llegó la información desde el Ministerio de Salud, que la empresa que provocó el derrame de petróleo en la bahía de Mejillones, informó una semana más tarde de esta situación, en circunstancias que la ley establece la obligatoriedad que esto se haga en un plazo que no supere las 24 horas.
Hechos como estos son los que generan alarma y molestan, donde la desidia de parte del empresariado queda a la vista, y pone en jaque una vez más, el compromiso no sólo con el medio ambiente, sino también con sus trabajadores, y las propias comunidades en donde se emplazan sus operaciones.
Pese a este adverso escenario, hace pocos días obtuvimos buenas noticias por parte del Gobierno, se confirmó el visto bueno para acoger el proyecto que presenté, en compañía de otros diputados de Renovación Nacional, para tipificar como delito aquellas acciones que afecten gravemente el medio ambiente.
El cambio propuesto marcará un antes y un después para la protección del Medio Ambiente en nuestro país. Las multas a las que hoy se exponen las empresas no están logrando su efecto disuasivo, donde la elevación de penas, si bien no apunta al problema de fondo -cultural- si es un camino posible, ante tanta irresponsabilidad. Creo en una economía social de mercado como motor de crecimiento y movilidad para Chile, pero teniendo a la vista que esto último no es posible sin un desarrollo sustentable con una mirada global de justicia ambiental y social.
Como integrante de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, y parlamentario por la zona, he estado encima de estos temas, particularmente en nuestra ciudad de Calama, donde la calidad de vida se ha visto condicionada por la contaminación, y por el actuar inescrupuloso de unos pocos que creen que el cometer este tipo de abusos, queda en la más absoluta impunidad.