Preocupa la crisis de confianza
Las faltas a la verdad y comisión de delitos están dañando las relaciones entre las autoridades y la sociedad civil, situación que urge ser enfrentada. Si no se hace hoy en el futuro puede ser aún más difícil y los perjudicados seremos todos los que queremos un país que avance hacia un desarrollo pleno e igualitario.
Enumerar los casos y delitos que se investigan en prestigiosas instituciones sería una tarea extensa. No son pocos y lo desolador es que cada día se suman más, lo que ha llevado a la comunidad ha experimentar una crisis de confianza y a poner en duda la honestidad y credibilidad no sólo respecto a las situaciones también a las instituciones.
Se habla que en Chile los niveles de corrupción son inferiores a otros países de Latinoamérica, y eso lo podemos ver donde este tipo de delitos se investiga en altas autoridades incluso en exDignatarios.
Pero ese blindaje de rectitud y moralidad en el aparato estatal, principalmente en instituciones que creímos impenetrables, se ha roto y cada día conocemos informaciones que denuncian faltas y delitos que pensamos no ocurrían.
Eso hace que la convivencia en el país quede bajo un velo del escepticismo. Nos cuesta creer lo que viene desde algunas autoridades o representantes de entidades en las que debemos confiar.
La duda impera y esto hace que se busquen mecanismos tales que aseguren la probidad y transparencia, especialmente en las autoridades.
Es como un mecanismo de defensa ante la cantidad de hechos que se repiten y que demuestran que no todos propenden hacia el bien común, sino que hay quienes se mueven por mezquinos intereses personales.
En este sentido se valoran los esfuerzos desde los sectores políticos quienes apuntan a transparentar el ejercicio de su actividad, pero se reconoce que son insuficientes y queda la sensación que se puede hacer algo más.
Por eso es momento en que la sociedad civil, a través de sus propias organizaciones, puedan ser la contraparte a la falta de ética y moralidad. Contar con una capacidad suficiente no sólo para agruparse también para alejar a todos quienes no llegan a servir sino a servirse del sistema.
Son pasos básicos para ir cimentando nuevamente la confianza entre todos para que los diálogos sean fructíferos y beneficiosos para la ciudad. Si no se hace hoy en el futuro puede ser aún más difícil y los perjudicados seremos todos los que queremos un país mejor.