Sería lamentable que la segunda etapa de la doble vía de Calama a Antofagasta volviera a sufrir una postergación, luego que la Municipalidad de Sierra Gorda reparara en que debió realizarse una evaluación ambiental.
Si los argumentos tienen sustento, debieran hacerse los estudios ambientales en los lugares que podrían verse afectados, porque el resto del tramo es el mismo y ya tuvo su aprobación al momento de la primera licitación.
Aquí debemos considerar dos factores. Uno la necesidad de avanzar en la construcción de esta peligrosa ruta y la otra, problemas medio ambientales que podría generar, por ejemplo, el ensancha de la pista en el sector de Pampa Unión.
Pero también hay que indicar que en esta salitrera en ruinas jamás se ha hecho un trabajo de conservación o restauración de lugar y hoy sólo es baño de camioneros.
Será necesario mientras tanto un pronunciamiento de la Superintendencia de Medio Ambiente, pero igual debiera avanzarse en la instalación de faenas de este proyecto, para no sufrir un nuevo retraso.
Hay que considerar que este proyecto ya tuvo una postergación de varios años cuando el 2015 tras una licitación se puso fin al contrato por incumplimientos de la empresa ejecutora.
Para Calama y Sierra Gorda esta obra tiene una relevancia clave tanto para el desarrollo económico como en el aspecto de seguridad vial, además de mejoras en los tiempos de viaje y mayor interés del centroeste sudamericano por usar esta ruta que será más expedita.
En ningún caso se busca obviar los efectos que puedan tener los sitios de interés histórico y se debe analizar con seriedad una resolución que no las afecte, pero que tampoco paralice las obras.
Una vez solucionado este tema, es de esperar que el municipio de Sierra Gorda demuestre su real interés por estos lugares protegiéndolos y haciendo algo por ellos.
Lo importante ahora es evitar que esta espera no se convierta en meses y años, sin poder avanzar.