Estamos a pocos días de celebrar uno de los acontecimientos más importantes para la humanidad que es el nacimiento de Jesús y que bien resulta meditar en los aspectos fundamentales que conllevan esta fiesta.
Para el mundo cristiano, en el misterio de la Natividad identificamos la misericordia y la humildad. El amor fiel y compasivo de Dios, que con su bondad y ternura, se revela en la humildad, con el Nacimiento de Jesús.
El evangelio de San Juan contempla desde lo alto este acontecimiento: "Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad" (Jn 1,14)
Reconocemos en este acontecimiento, el regalo de Dios para la humanidad y este concepto de "regalo" lo observamos permanentemente en estos días, porque significa donarse, es decir sacar lo mejor de mí para disponerlo para otro y transmitir un mensaje de amor.
Este último sentido es el que corresponde que profundicemos y transmitamos a nuestra familia y seres queridos, porque no podemos desconocer que la Fiesta de Navidad se ha vaciado de su sentido original y religioso, para quedar sólo como una fecha para una reunión familiar y para dar regalos, sólo porque así lo dicta la tradición o la presión social.
Dios en su hijo Jesucristo es el que se regala para la salvación del mundo y la humildad con la que se revela, es la que debe permanecer en nuestros corazones Sabemos que Jesús es Dios con nosotros, no porque nos llene de dinero o de salud, sino porque ha vivido lo mismo que ahora experimentamos nosotros y le ha dado un sentido sobrenatural y divino a nuestra abundancia y a nuestra carencia, a nuestra salud y a nuestra enfermedad. Ahora tenemos a Dios en nuestras vidas y por eso, con o sin regalos, podemos celebrar la navidad.
Les invito a que en sus actos de generosidad de estos días se considere, que no es el precio, ni el tamaño de estas muestras de cariño, lo que Dios valora en sus hijos, sino el sentido de ese acto. Esparzamos por tanto, abundante amor en cada rincón de esta bendita tierra nortina.
Que Cristo el Señor, les bendiga