"No puede haber doble estándar frente a violaciones a los DD.HH., no corresponde"
Fue un artículo propuesto por la diputada Carmen Hertz (PC) y que aprobó la comisión de Derechos Humanos de la Cámara lo que abrió el debate. Estipula que no se pueden justificar o negar las violaciones a los DD.HH. realizadas entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, lo que ha sido fuertemente rechazada por el oficialismo por considerarlo un atentado a la libertad de expresión. El segundo vicepresidente de la Cámara y miembro de la comisión que visó el proyecto, Mario Venegas (DC), pasa revista a esta nueva polémica.
-¿La propuesta cobró nuevos bríos ante lo que muchos llaman neopinochetismo?
-El proyecto fue presentado en el gobierno de Michelle Bachelet y decía relación con normar y regular el tema de la incitación a la violencia. Ahí se incluyó una indicación de la diputada Hertz que busca condenar el negacionismo tal como ocurre en la experiencia internacional, avalado por informes objetivos como es el informe Rettig. Nosotros aprobamos esta indicación sobre todo en el contexto de lo que ha ido ocurriendo en el último tiempo donde ha habido como un despertar de una suerte de reivindicación histórica de la figura de Pinochet y de la dictadura.
-¿Le parece atingente?
-Eso nos parece que va en el camino contrario a lo que sería deseable, porque reabre una herida especialmente complicada para quienes son los familiares de la víctimas. Con esto se ha abierto toda una discusión que me parece interesante. Es un tema extraordinariamente complejo y creo que es fundamental que haga la discusión como, incluso, lo reconoció el presidente de la Corte Suprema.
-¿Cómo se explica el resurgimiento de este tema?
-Tiene que ver con el contexto internacional. Nosotros estamos bastante influenciados con las encuestas, con las redes sociales, con los fenómenos internacionales y el renacimientos de estas tendencias nacionalistas que comenzaron con Trump en EE.UU., luego en parte de Europa y ahora con Bolsonaro en Brasil. A lo mejor eso explica que algunos vean un nicho que les puede ser favorable en términos electorales.
-El vicepresidente del PS, Camilo Escalona, piensa que esta valoración de la figura de Pinochet estaba latente, que fue Longueira quien la silenció para que la UDI creciera hacia el centro y que resurgió ante la falta de liderazgos fuertes en esos partidos.
-Sí, yo creo lo mismo. Es evidente, es cuestión de conversar con gente que en privado, no en público, dice cosas tremendas como que Pinochet salvó la Patria o que la dictadura debió haber eliminado más gente. Ese tipo de conversación se da entre determinadas personas. Esta indicación busca evitar que por medios públicos, alguien exprofeso incite a ese negacionismo de hechos objetivos y concretos que han ocurrido en el país. El punto es que eso está ahí, y lo que hay que regular es que no se puedan usar medios masivos para hablar de aquellas cosas o negar estas cosas porque generan un clima negativo sobre quienes fueron afectados.
-El diputado Patricio Melero señala que este neopinochetismo es de alguna manera una respuesta, una suerte de hastío, frente a la postura de la izquierda que busca distorsionar los hechos y presentarse como adalides de los DD.HH.
-He leído y escuchado sobre esta tesis y que es un poco lo que explicaría esta tendencia, porque de alguna manera las circunstancias han hecho que las posturas se hayan ido radicalizando más explícitamente. Sin embargo, creo que ese doble estándar de cómo nos acercamos a la situación de violaciones a los DD.HH. no corresponde, porque la defensa debe ser sin dobles lecturas, condenando todo tipo de violaciones, sean del lado que sean.
-Se insiste en que una cosa es la valoración de lo que se llama "el legado pinochetista a nivel económico y social", y otra el rechazo a las violaciones a los DD.HH. que ocurrieron durante ese periodo. Se separan ambos procesos.
-Bueno, en el marco de la indicación que estamos conversando, es prohibir que se usen medios masivos para realizar esas expresiones y cómo afectan al interior de la sociedad.
-En una postura antinegacionista se señala que bajo esta lógica se podrían sancionar también expresiones que defiendan acciones del FPMR o de otros grupos de izquierda. Porque al final serán los jueces los que deberán interpretar estos hechos de negacionismo.
-Es que este tema quedará en las manos de los jueces competentes de la República. Tendrán que analizar, en función de los méritos, si corresponde o no la sanción que está contemplada. La discusión que ha surgido es si estos hechos debieran ser sancionados con penas privativas de libertad, es decir, con cárcel.
-¿Es partidario de que sean sancionados con cárcel?
-Yo apoyé esa postura. ¿Por qué? Sobre la base de que las normas que uno dicta tienen un propósito coercitivo o coactivo. O sea, buscan que la conducta que estamos condenando no se exprese. Es tratar de evitar que aquello ocurra; no se está pensando en tener las cárceles llenas de presos por negacionismo. Pero cuando la pena es muy baja, cuando sólo es como en un proyecto actual del gobierno, sancionada con trabajos comunitarios o con una multa mínima, el poder coercitivo de esa norma es también mínimo.
-Entonces a su juicio para que la norma sirva y sea coercitiva tiene que tener penas de cárcel.
-Yo apoyé la indicación tal como estaba. Ahora estoy abierto y he leído mucho en estos días para abrir la discusión sobre el tema.
- Esta discusión es necesaria.
-Así es. Creo que la virtud que tiene la indicación y el proyecto de ley es que permite esa discusión para que se resuelva por los mecanismos democráticos que están establecidos. Nosotros hicimos una discusión en la comisión de DD.HH., ahora va a ir a la sala, y el proyecto se aprobará en los términos que establezcan las mayorías e irá a su segundo trámite constitucional como corresponde.
-Lo que queda claro es que parece que será difícil ponerse de acuerdo sobre las versiones históricas.
-Eso no nos debe sorprender. No podemos ser tan ingenuos como para no darse cuenta de que efectivamente hay lecturas de la realidad histórica distintas dependiendo de la historia de cada uno, de la posición política, del lugar en que estuvo. Eso es parte de la realidad y de la diversidad con que se ven las cosas.
-En Evópoli su timonel reconoció que la diversidad tenía un límite y éste es la defensa irrestricta de los DD.HH.
-Hubo ahí un intento de Diego Schalper y otros, incluidos algunos camaradas míos, que intentaron, por la vía de la indicación, introducir la idea de que se condenara todo tipo de violaciones de DD.HH., incluso las que se producen en otros países. En lo personal, y aquí hablo por mí no más, me parecía raro legislar para condenar una situación que se produce en otros países porque estamos legislando para Chile. Ahí también hay una discusión y un análisis. Ellos dicen que van a insistir, el propio Ejecutivo ha dicho que va a introducir una indicación al respecto y ralentizar su trámite para efectos de hacer esta discusión. Pero no hay que dramatizar, es parte del proceso democrático.