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Curando las heridas de Amos Oz

A fines del año pasado, el escritor Amos Oz murió de cáncer en su casa de Tel Aviv. El casi octogenario autor fue una de las plumas más premiadas de su país. Creó novelas y cuentos en los que retrató a la sociedad israelí de los últimos 50 años. En su último discurso instó a sanar los dolores de su pueblo.
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Amoz Oz ganó el premio príncipe de asturias de las letras el año 2007.

Aunque no nació en uno, Amos Oz fue una criatura de kibutz. Llegó casi a los quince años al Hulda, huyendo del dolor que le dejó el suicidio de su madre cuando tenía doce años. Ese tiempo vivido en el vecindario de Kerem Avraham, en Jerusalén, se cuela en sus relatos y en su monumental memoria "Una historia de amor y oscuridad", que Portman adaptó, dirigió y protagonizó como la madre de Oz en una cinta del año 2015.

En sus memorias, Oz repasa su vida de hijo único y el decorado lo conforman "los polvorientos tejados de uralita, los montones de chatarra, los cardos y los áridos terraplenes de una Jerusalén asfixiada por el yugo del verano abrasador". Acudiendo a sus raíces lituanas y ucranianas, recuerda en el vecindario a inmigrantes rusos de variado tipo: "Tolstoianos vegetarianos fanáticos que querían arreglar el mundo, también dostoievskianos atormentados, charlatanes, agobiados por las pasiones, carcomidos por los ideales".

En los años 40 el mundo para los judíos era peligroso y hostil. El niño Amos lo sabía. Pero también todo era vertiginoso y empezaba a surgir una Israel curtida por el trabajo arduo en el desierto de una generación pionera y diferente a la de la Diáspora. Entrando en la adolescencia, abandonó Jerusalén y la familia paterna. Cambió su apellido Klausner por Oz, que significa "fuerza" en hebreo. Se presentó en el Kibutz Hulda y finalmente fue adoptado por una familia. En 1963 se graduó en Filosofía y Literatura Hebrea en la Universidad de Jerusalén, no sin antes haber pasado tres años en el ejército, donde adquirió habilidades que pudo poner a prueba en la Guerra de los Seis Días, en 1967, y en la Guerra de Yom Kippur, en 1973.

Las luces y sombras

Quitándole tiempo a sus quehaceres en el kibutz, Oz pudo publicar un conjunto de cuentos en 1965. "Tierra de chacales" fue una colección de diez relatos sobre el desierto de Negev, las fábulas siniestras que le contaba su madre y los ritmos diarios del colectivo humano, tópico que sería una constante en sus narraciones.

Su primera novela llegó en 1966 con "Quizás en otro lugar", que transcurre en el ficticio Kibutz Metzudat Ram.

En 1968 escribió "Mi querido Mijael" y escaló en popularidad con la sombría historia de un joven matrimonio que empieza a desbaratarse.

Con una pluma elegante y de ritmo envolvente, en 1971 presentó "Hasta la muerte". Son dos novelas cortas: la primera sigue los pasos de una expedición de cruzados que en 1096 viaja a Jerusalén. Y la segunda es "Amor tardío", que acontece en la Israel del siglo XX, donde un profesor tiene visiones paranoicas sobre la destrucción de su pueblo bajo el yugo de la Unión Soviética.

Los personajes de oz

En 1982 entregó una de sus mejores novelas: "Un descanso verdadero", protagonizada por Yonatán Lifschitz, un joven habitante del imaginario kibutz Granot al que le pesa lo gris de su existencia y un matrimonio que naufraga. La vida allí es dura y opaca: "De vez en cuando hay problemas con el suministro de luz y, entonces, nos quedamos toda la noche en casa a la luz de las velas o de las lámparas de keroseno, y el Kibutz Granot parece un pueblo de otro país: pequeñas cabañas flotando entre jirones de niebla movida por el viento, luces débiles centelleando en las ventanas, copas de árboles empapadas, no hay nadie y un silencio congelado se apodera de las calles vacías…".

En conflicto con su padre, el personaje deseoso de conocer el mundo y sacudirse el yugo de la comunidad, tensa un torturado monólogo interior: "Qué quieren de mí. Se creen que les pertenezco. Me llaman factor humano, mano de obra, fenómeno. Yo no soy mano de obra. Yo no soy sus municiones. Todas sus ceremonias me dejan indiferente, solo sé que debo irme de una vez. A cualquier parte. Da lo mismo. Río. Ohio. Bangkok. A cualquier sitio donde uno pueda estar solo y donde ocurran cosas inesperadas, cosas que no sean un eslabón de una cadena, ni una etapa positiva, negativa o decisiva. Donde uno pueda ser un hombre libre".

Su última novela es de 2014 y se llama "Judas". En ella revisa los conceptos de lealtad y traición a partir de una reflexión sobre la figura del discípulo que entregó a Jesús a los romanos: Judas Iscariote.

En uno de sus últimos discursos, en julio pasado en la Universidad de Tel Aviv, habló sobre su libro de no ficción "Queridos fanáticos", una especie de testamento político, cultural e histórico que dedica a sus nietos. Dijo que la peor epidemia del siglo XX fue el fanatismo. Y se explayó sobre el conflicto con los palestinos: "Lo que ocurre entre nosotros y los palestinos hace ya más de cien años es una herida sangrante, envenenada, pero una herida no se cura con un garrote. No estoy en contra de los garrotes, no soy un pacifista, nunca pensé que la violencia es el peor de los males del mundo, el peor de los males del mundo es la agresividad, y a la agresividad hay que frenarla a veces usando la fuerza. No soy pacifista, sino luchador por la paz, estamos aquí porque tenemos un gran garrote, pero una herida no se cura con un garrote, lo que hay que hacer es curarla".

Siguió explicando que había que adoptar un discurso de curación de heridas, no hablar más de someter o disuadir al enemigo. "Esto comienza con decirle a tu contrincante, a tu enemigo las palabras simples: 'Yo sé que te duele mucho, comprendo'. No: tienes razón, yo soy un malvado. No: llévatelo todo, lamento lo que hice sino estás simples palabras: 'Te duele. Lo sé. A mí también me duele. Busquemos algo'".


en resumen

Siruela ha publicado todos los títulos del incansable Amos Oz: "La caja negra", "Tocar el agua, tocar el viento", "Hasta la muerte", "La historia comienza", "Los judíos y las palabras", "La bicicleta de Sumji", "Quizás en otro lugar", "Contra el fanatismo", "Entre amigos", "La colina del mal consejo", "Escenas de la vida rural", "Versos de vida y muerte", "De repente en lo profundo del bosque", "El mismo mar".

Por Amelia Carvallo

El impacto por la muerte de Amos Oz caló hondo en Medio Oriente. Haaretz, el centenario diario israelí, tituló una de sus columnas de opinión así: "El líder de la tribu blanca ha muerto". Por otro lado, Natalie Portman comenzó un ciclo de lecturas online de las narraciones del autor.

AP Photo/Dan Balilty