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El regreso de

El 31 de enero se estrena "La mula", la última película del octogenario actor y director estadounidense. Un thriller con toques de comedia negra que ha sido complemente ignorado en esta temporada de premios.
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earl Stone (Eastwood) está en la ruina y le llega una oferta de trabajo aparentemente fácil: sólo se requiere conducir. Pero, sin saberlo, Earl se convierte en traficante de drogas

Clint Eastwood divide aguas. Hay quienes lo ven como un maestro del cine que no se ha dejado llevar por la corrección política de Hollywood; otros, como un conservador provocador que parece contener todo el nacionalismo de la era Trump. Aunque todos están probablemente de acuerdo en su asombrosa capacidad de producir a los 88 años. En eso no hay cuestionamientos. Como Woody Allen antes de caer en desgracia, a Eastwood las películas parecieran salirle sin esfuerzo.

Ahora bien, el nivel es siempre disparejo. Tomemos como ejemplo sus últimas obras. "Sully" (2016), centrada en el piloto Chesley Sullenberger, es un admirable ejercicio de contención narrativa y emocional, mientras que "15:17 tren a París" (2018) funciona como un experimento fallido protagonizado por los mismos ex militares que frenaron un ataque terrorista en Francia. Son distintas formas de retratar el heroísmo, uno de los temas predilectos del cineasta.

En "La mula", que se estrenará en Chile el 31 de enero tras ser completamente ignorada en esta temporada de premios, el protagonista es un héroe venido a menos. Earl Stone (interpretado por Eastwood) peleó en Corea, formó una familia, hizo todo mal y hoy, a sus 90 años de edad, trabaja como horticultor. Es un hombre sin filtros que añora el pasado -cuando America era "great", como diría Trump- y no tiene remordimientos sobre sus errores. Así y todo, se acercará a algo parecido a una redención cuando su existencia sufra un remezón. Es que se transformará accidentalmente en la mula de un cartel mexicano transportando cocaína de un punto a otro en su camioneta. Digamos que el viejo Earl se convierte en un criminal casi sin quererlo.

Eastwood cuenta sus andanzas en tono de thriller humorístico, divirtiéndose con ciertos lugares comunes del cine sobre narcos. En este universo algo caricaturesco, Andy García interpreta a un capo que vive rodeado de chicas en bikini mientras que Bradley Cooper y Michael Peña hacen de los agentes encargados del caso. Eastwood, por su parte, pareciera jugar con los juicios que caen sobre él. No es casual que en medio de sus viajes se encuentre con unas lesbianas motoqueras a las que trata despectivamente, una familia afroamericana a la que también agrede o un puñado de mexicanos que para él "lucen todos iguales". Son guiños provocadores de un cineasta que pretende darle simpatía a la incorrección política. Todo, por supuesto, es parte de un juego que tiene algo de testamento y declaración de principios. Si la recientemente estrenada "Lucky", con el gran Harry Dean Stanton, reflexionaba sobre el sentido de la vida desde el ocaso, Eastwood se dedica a decirnos que, a pesar de sus años, sigue siendo un tipo duro.


Clint Eastwood


en resumen

"La mula" es la película número 37 de Clint Eastwood como director y sigue a un anciano que trabaja transportando cocaína para un cartel mexicano.

Por Andrés Nazarala R

fotograma de "la mula"

Carlos Reyes, cronista gastronómico

En busca de lo que hay bajo el plato

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-Tus cuentos de mesa, ¿qué gran Historia quieren contar?

-La de por qué se come lo comido en Chile. Mostrar una culinaria singular y entrañable, acervos culinarios poco conocidos y por lo tanto, poco valorado. ¿Sabía usted que el arroz chileno es el más austral del mundo? ¿Qué el comino lo trajo un aventurero de la Fiebre del Oro de California y lo asentó en el secano del Choapa? No son tanto relatos de comida fina -que los hay-, sino de lo consumido a diario, que con estos datos pueden cobrar otra dimensión, otro sabor.


En resumen

-¿Cómo fue que llegó el pisco a Chile?

-Llegó como aguardiente con los españoles. Agarró fama al proveer a las minas de Potosí, las más ricas de la historia americana. En el valle del Elqui se adopta el nombre pisco al menos desde el siglo XVIII (antes de que nacieran Perú y Chile) siendo conocido por su calidad y por la industria de alambiques que generó. Eso sí, los productores del Perú desde antes de la independencia disputan el mercado. Le mandaban cartas al Rey para que no dejara vender pisco a los productores del valle chileno.

-¿Por qué las parrilladas bailables causaron furor en dictadura?

-Primero, no existía la diversidad actual en término de restaurantes, lo que sumado al gusto criollo por la carne, hizo atractivo el formato. Pero también porque del 73 hasta el 78 el toque de queda mató a la bohemia. Eso hizo que muchos músicos y artistas afines, migraran a restaurantes o lo que fuera. Entonces las orquestas y cantantes pasaron a ser la banda sonora de comedores donde se servían parrilladas. Ahí prendió todo, con harto carbón de por medio.

Reyes hace clases de la historia de la comida en escuelas de cocina y universidades.

3 preguntas

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El periodista Carlos Reyes acaba de publicar Viaje al sabor 2. Crónicas gastronómicas de un Chile que no conoces (Ediciones B). Son cinco relatos con lo que construye una etnografía a partir de lo que los chilenos ponen en su mesa. El autor actualmente es editor de LA CAV, revista que publica también la Guía 100 que evalúa a los restaurantes de todo el país.

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PRH