Si bien, en el último tiempo se han registrado robos a viviendas deshabitadas producto de las vacaciones de las familias por la temporada estival, durante el fin de semana desconocidos ingresaron a dos hogares, donde en cuyo interior estaban descansando los moradores, los cuales tras despertar alertados por el ruido de los delincuentes procedieron a seguirlos sin conseguir detenerlos.
Uno de los hechos, ocurrió en la calle Belisario Riquelme de Calama, donde la víctima resultó ser un hombre de 40 años, quien manifestó que sintió ruido en la cocina de la dependencia que comparte con otros trabajadores que prestan servicios a empresas mineras de la zona norte.
Al principio no le dio mayor importancia, hasta que un desconocido con una linterna en la mano ingresó al dormitorio y con la luz le alumbró el rostro, mientras otra persona le indicaba que se fueran rápidamente de este lugar.
Ahí entendió que no se trataba de sus compañeros de labores, sino que estaban siendo víctimas de un robo. Procedió a salir del domicilio y observó que la camioneta de la empresa había sido desvalijada, y que tanto la documentación de ésta como las llaves desaparecieron con los delincuentes.
Con lo puesto
Mientras que en otro hecho de características similares acontecido en calle Federico Errázuriz de Calama, en el sector poniente de la ciudad, un hombre de 61 años se encontraba durmiendo cuando sintió ruido al interior de su domicilio particular.
Con lo puesto salió a recorrer la vivienda, descubriendo que un desconocido abandonada su hogar sin dirección conocida por éste. Es así, como sin perder un minuto se dio a la persecución sin concretar con éxito este cometido.
Al retornar al hogar, con rabia e impotencia descubrió que le faltaban una serie de artículos menores, entre los cuales figuraban ocho relojes de diferentes tipos, cada uno de ellos, con un gran valor sentimental para él.
Es por esta razón que decidió dar a conocer los hechos a efectivos policiales, quienes iniciaron una serie de rondas y patrullajes por el sector poniente de la ciudad.
El o los delincuentes no forzaron las chapas de la puerta o las ventanas, algo que le hace suponer a la víctima que contaba con herramientas especiales para cometer este robo en lugar habitado.