Hoy al iniciar el día, me pregunté: ¿Y yo? Meditando versos escritos por San Pablo: "Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma" (Heb.10 38-39).
El Apóstol es categórico en afirmar que formó parte de aquellos que no retrocedieron, vivió su nueva vida en Jesús, junto a una generación que no transó valores ni principios. Sin duda, fueron parte de una naciente revolución que cambiaría el futuro hasta el último respiro del final de los tiempos de todos aquellos que creeríamos en Cristo.
Desde los albores de los primeros discípulos, de los presentes, y hasta aquellos que creerán en el futuro que queda, habrá hombres y mujeres que caminaremos como mirando al invisible, pese a los contrarios vientos y tempestades, continuaremos adelante, hacia la meta, sostenidos por la fe en Cristo.
De soslayo recuerdo a quien, con todo, incluyendo en su todo, lo malo y lo bueno, la esperanza y la desesperanza, la lluvia y la sequía; nunca arrió la bandera del Señor: "Con todo Señor tu eres mi bandera" con tatuaje en el alma eterna caminó Habacuc sin volver atrás.
Hoy día presenciamos el cambio de era, la revolución 4.0 trae consigo la inteligencia artificial, la robótica toma su lugar en la sociedad. Trayendo un variopinto viento de cambio en lo social, cultural, familiar, etc.
Los poderes territoriales tenderán en el corto plazo a modificar el mapa político que rige el mundo. Daniel, profeta, vivió junto a sus amigos una revolución. De pronto se vieron regidos por un rey que no era su rey, en tierra que era de otros, cautivos fueron inducidos a cambiar de vida a adoptar los valores de los nuevos tiempos que comenzaban a imperar. Caminaron cual Habacuc, sin arriar la bandera, como vencidos pero ganadores, sufridos pero gozosos, guardaron la fe. No temiendo a leones ni a fuego de hornos, dijeron ¡No!. "Señor con todo: ¡Tú eres mi bandera!".
Sergio Lagos Luciano,
pastor evangélico