Argumentos
Los cristianos estamos siendo desafiados por nuestra sociedad actual y debemos prepararnos.
"Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1Pedro 3:15). Así motivaba el apóstol Pedro a los creyentes del primer siglo, a prepararse, cimentar y argumentar su fe de manera sabia y serena; por eso en su segunda carta insiste en el tema (2Pedro 1:5-9). Esta virtud humana se está perdiendo.
Hoy vivimos una sociedad acelerada, donde las redes sociales nos permiten estar comunicados constantemente, pero- a la vez- no deja espacio o tiempo para argumentar los dichos.
Las descalificaciones abundan y el tratar de -con una o pocas palabras- etiquetar al adversario, sin argumento, sin una exposición de los motivos que nos llevó a hacer o decir tal cosa, hoy es algo común.
Esto está provocando la paradoja de vivir en un mundo globalizado y a la vez experimentar una soledad personal cada vez mayor; consecuencia de ello: diversos flagelos sociales que observamos alrededor (suicidios, estrés, depresión, etc.)
En la Biblia hallamos a un Dios que tiene paciencia para enseñar, que argumenta sus razones o mandamientos, y que desea lo mejor para sus criatura. ¿Por qué hemos elegido alejarnos de Dios? Parece que repetimos el intento que describe el salmo 2, parece que nos sentimos mejor en tinieblas y nos incomoda la luz, entonces el filósofo Platón tenía razón, por eso escribe su mito La Caverna, para desafiarnos a ir más allá de lo conocido. En fin, argumentar no es fácil y requiere mucho esfuerzo de quienes lo practican, pero es la meta deseada del ser humano pensante (Eclesiastés 12: 9-14).
Los cristianos estamos siendo desafiados por nuestra sociedad actual y debemos prepararnos, escudriñar y argumentar nuestra fe y la vida que Dios nos ha regalado. Que en este tiempo de acercamiento a Semana Santa podamos acercar nuestras vidas a la Palabra de Dios y llenarnos de tal manera que esto sea notorio en nuestras vidas. Solo así cumpliremos el deseo de nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:21).
Jesús Aranda Valverde,
pastor Evangélico