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Chuquicamata revivió en aniversario

PROGRAMA. Una variada gama de actividades fue la que acompañó a familias de exhabitantes del mineral y sus descendencias que llenaron de alegría el campamento al festejar sus 104 años desde su fundación.
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Mauricio Barrera Ardiles

Durante tres días los habitantes del antiguo campamento de Chuquicamata y las nuevas generaciones de mineros tuvieron la oportunidad de reencontrarse con la historia y empaparse de nostalgia al recorrer el asentamiento que en su época dorada llegó albergar a cerca de 30 mil personas.

Tras la disposición ambiental, en el 2007 se trasladó el último habitante del campamento a Calama, poniendo fin a casi un siglo de existencia.

La particularidad de Chuquicamata, que con el correr del los años se transformó en un cómodo lugar para vivir, no fue fácil, principalmente por la segregación de clase que impusieron los propietarios estadounidenses de la empresa.

Pese a ello las condiciones fueron mejorando y lo que más recuerdan los antiguos chuquicamatinos es la posibilidad de hacer vida en familia y compartir en el vecindario. A ello se sumaba la tranquilidad y la posibilidad de acceder a sitios de entretención propios de las grandes urbes.

Tras el cierre sus antiguos habitantes han seguido visitándolos y compartiendo en cada aniversario como lo hacían antes de su cierre. Ahora con nostalgia, pero les agrada ver que no todo está tapado por el estéril de la producción minera.

Su casco histórico se mantiene vivo y esa es la luz que ilumina los corazones de los chuquicamatinos que no quieren verlo desaparecer.