La firma del Decreto Supremo N° 95 de declarar la laguna de Tebenquiche como Santuario de la Naturaleza ha sido un paso importante para comenzar a proteger algunos sectores que necesitan un resguardo especial por su fragilidad y el riesgo de desaparecer.
El decreto firmado por el Presidente de la República protegerá un gran atractivo turístico que además guarda una biodiversidad única en el mundo.
Este es una medida acertada y que abre el precedente para que otros lugares de la misma importancia sean protegidos en la zona, principalmente dentro de reservas, monumentos naturales o parques, entre otros.
Como hemos señalado en otras editoriales, es necesario resguardar aquellos sectores claves por su aporte a la biodiversidad y para sostener el equilibrio ecológico, por sobre intereses comerciales o de explotación que puedan afectarlos.
Su condición de Santuario de la Naturaleza lo convierte en una categoría mayor que un Parque nacional, por lo que cuenta con una amplia protección.
Recordemos que hay zonas que son claves en su contribución al cambio climático por su aporte de especies únicas que viven en ese lugar y claves para la vida.
Estamos en una zona rica en minerales lo que abre siempre la posibilidad de nuevas áreas de explotación, pero ha llegado el momento de poner claridad en torno a lo que es necesario cuidar y velar con el celo del Estado.
Todos los habitantes de esta zona debemos luchar para que más zonas tengan un mejor nivel de protección y es para nuestro propio beneficio y para que las futuras generaciones puedan seguir apreciando este paisaje y disfrutando de sus bondades.
Las comunidades de Coyo y Sólor son las directas beneficiadas con esta medida y ellos tendrán la responsabilidad de denunciar cualquier intervención en el lugar al ministerio del Medio Ambiente.
No podemos seguir despreciado nuestra naturaleza y es un deber resguardarla, de lo contrario nosotros mismos veremos los efectos, producto de la explotación o del agotamiento de esos recursos únicos.