Alma de mujer
Necesitamos de este ejemplo de mujer en estos tiempos, sirviendo a nuestro redentor sin mirar lo imposible.
Hace unos días leí sobre la rebelión de Angata, una destacada mujer Rapanui, que luchó por su pueblo, no sólo con inteligencia, sino con el alma entera, semi inválida no dudó en buscar la justicia y el derecho de un pueblo.
De pronto pensando, un fugaz pensamiento, trajo el recuerdo de Débora, una de nuestras heroínas de fe, que amó a su prójimo. Débora una de las mujeres ejemplo de nuestra historia, vivió, luchó dirigiendo batallas llevando el pueblo, no tan solo a la victoria frente al opresor, sino a lo más fundamental: "Volvió el corazón de todo un pueblo en obediencia a Dios".
Débora, símbolo de restauración en toda una época oscura de un pueblo que olvidó la ley, caminando sin horizonte, en pasos extraños de idolatría y perdición; un pueblo de Dios, pero sin Dios. Débora supo reconocer su tiempo y el llamado que Dios le hizo; aprendió a amar lo que Dios ama. Ella miró las circunstancias y la realidad de su tiempo, ¡No flaqueó! ante un pueblo desviado; sin dudar buscó en Dios, hacer posible lo imposible.
Con voluntad férrea y ungida, prácticamente ordenó a su alma: "Marcha oh alma mía, con poder" (jueces 5:21) no se refería al poder de convicción, o de poder empuñar una espada, o de poder dirigir una batalla, sino al verdadero poder; poder que sin duda recibió; me refiero al ¡Poder de Dios! El poder de la Presencia de Dios, de su Santo Espíritu dirigiendo su vida.
Necesitamos de este ejemplo de mujer en estos tiempos, como tantos y tantas que han anhelado poseer los deseos de nuestro redentor, sirviendo sin mirar lo imposible, sino como mirando al invisible; caminemos en Dios.
Reconsideremos nuestros caminos y poderes predominantes que gobiernan nuestras vidas y de nuestros semejantes, intercediendo como iglesia cual Débora por su tiempo, ordenando a nuestra alma servir al eterno. No descuidemos las escrituras, que de ella mana la vida y el querer de Dios. caminemos juntos ordenando a nuestra alma: Marcha oh alma mía con poder…, con poder de Dios.
Sergio Lagos Luciano,
pastor evangélico