Un 13 de julio del año 1900, nace en Santiago de Chile, Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar, conocida por todos nosotros como Santa Teresita de Los Andes, la primera santa de la historia de nuestro país.
Al conocer, hermosa, historia de nuestra joven santa, nos encontramos con muchas páginas que son un ejemplo y lección para quienes seguimos a nuestro señor Jesucristo, el ejemplo de Teresita es una prueba indiscutible de que la llamada de Cristo a ser santos es actual, posible y verdadera, Ella se levanta ante nuestros ojos para demostrar que seguir a Cristo es lo único que vale la pena y lo único que hace feliz al hombre.
Desde muy niña nos muestra su profunda solidaridad, así a los 14 años, conmovida por la situación de pobreza en que se encontraba un niño de ocho años que pedía limosna en la calle, asumió su protección y se transformó, incluso, en su madrina de bautizo. Durante ese mismo año, sintió el primer llamado para convertirse en monja carmelita, desde ese momento la conoceríamos como Teresita.
Su vida religiosa alcanzó apenas los 11 meses de vida, pues repentinamente se enferma de tifus y fallece un 12 de abril de 1920 con tan solo 20 años.
Todo en la vida de Teresita parecía ser tenía una premura, toda su intensa vida religiosa la cumplió en breve tiempo, con una profunda fe y misericordia, que de inmediato generó en muchos una admiración que fue creciendo, comenzando a pedir su intercesión y a agradecerle favores, los que en el breve tiempo comenzaron a estar presente de manera permanente en nuestra religiosidad.
Sin embargo, dos hechos relevantes, como fueron los milagros ocurridos con el bombero, Héctor Uribe Carrasco, y Marcela Antúnez Riveros quienes sufren terribles accidentes y por la intercesión de Teresita recuperan la salud, constándose dos grandiosos milagros, los que deciden a su favor que en abril de 1987, fuera beatificada por san Juan Pablo II en su visita a nuestro país, para que luego en marzo de 1993 fuera canonizada, convirtiéndose en la primera Santa chilena.
El ejemplo de nuestra Teresita está cada día más vigente, como un verdadero llamado a la santidad.