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"Me gusta mucho ayudar en las catástrofes"

VOCACIÓN. Es la única calameña que participa de una agrupación internacional que ayuda a personas afectadas por desastres o epidemias.
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A los 17 años, Joan Cofré tomó una decisión que marcó su vida, pues dejó Calama y decidió viajar a Cuba para estudiar en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Sin embargo, tras graduarse quiso regresar a esta zona para así poder aportar con sus talentos y su trabajo.

Cuenta que estudiar medicina en Cuba es diferente, no sólo porque es otro país y otra cultura, sino que fundamentalmente porque, durante los siete años que dura la carrera, se potencia en el alumno la importancia de la vocación de servicio y ayudar a quienes más lo necesitan.

Es por ello que, ya como profesional, decidió integrar la filial en Chile de la Brigada Henry Reave, que es un contingente de médicos, formados en Cuba, y que están especializados en situaciones de desastres y graves epidemias. En la actualidad, ella es la única calameña que integra esta agrupación.

Como parte de esta organización ha participado en diferentes emergencias ocurridas en el país, como el aluvión de 2015 en Copiapó y los incendios que afectaron a Santa Olga en 2017.

En este último lugar, Joan Cofré estuvo a cargo del albergue N°1, donde atendió a damnificados que estaban con un trauma agudo, tras perder todo a causa del fuego.

Destaca que pese a la desgracia y la tristeza, que se evidenciaba en Santa Olga durante esos días, fue una experiencia gratificante y de muchas enseñanzas, las que luego pudo aplicar en otras emergencias.

Por ejemplo, a nivel local, esta médico estuvo ayudando a los afectados del incendio del campamento Frei Bonn que ocurrió en septiembre de 2018 y a los de las lluvias estivales de febrero de este año.

"Me gusta mucho ayudar en las catástrofes, porque uno va conociendo muchas experiencias y vivencias y además sirve para ponernos en perspectivas de que nuestros problemas no son nada, en comparación a las de otras personas.

Vocación

Joan Cofré destaca que si bien en Cuba le inculcaron la vocación de servicio, los valores y la solidaridad, su historia de vida la hace una persona más empática, que sabe ponerse en el lugar del otro.

Cuenta que, por ejemplo, durante su adolescencia vivió situaciones tan fuertes como el tener que vivir en un albergue. "Ahí yo supe lo que realmente era la necesidad en sí y desde ahí cambió el switch de mi vida", relata Cofré, quien agrega que cambió mi perspectiva de vida y quise ser diferente, quise ser médico, pero para ayudar no para llenarme los bolsillos de plata", comenta.

Esto además lo aplica desde su trabajo profesional, pues es médico general del Centro de Salud Familiar Enrique Montt, allí desarrolla charlas en las juntas de vecinos más vulnerables como la de la población Manuel Rodríguez, enseñándoles sobre diversas materias.

Respecto a sus desafíos, esta médico cuenta que quiere especializarse en salud mental, un área que le apasiona y que quiere estudiar para seguir ayudando a la comunidad de Calama que, a su juicio, es una de las que está más abandonadas a nivel nacional.

Joan Cofré Cortés, 32 años

"Con la tecnología se puede hacer de todo"

EMPRENDIMIENTO. Esta ingeniera en Informática, se ha destacado por su espíritu innovador y su visión para mejorar la calidad de la zona.
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Rompiendo los estereotipos y esquemas machistas que, lamentablemente, aún están en nuestra sociedad, Miroslava Lyubetic junto a otras dos compañeras, crearon su propia empresa dedicada a la tecnología.

Seikotics es el nombre de su emprendimiento, y que tiene como objetivo, potenciar a las pequeñas empresas con apoyo de las tecnologías. Iniciativa que se creó en 2017, luego de finalizar los estudios en la carrera de ingeniería en Informática.

"Las asesorías, que nosotros les prestamos a los pequeños emprendedores, buscan darles a conocer que existe la alternativa de tecnología y que puede ser adquirida a bajo costo", detalla Lyubetic.

Además explica que también apuntan a que sean las propias comunidades, las que se involucren en el tema de las nuevas tecnologías y que aprendan a aprovecharlas y por supuesto, a utilizarlas para su beneficio.

"La transformación digital ya está presente, estamos en la etapa de revolución 4.0, en el Internet de las cosas, y esa transformación aún no llega a Calama, pero eso no quiere decir que nosotros, como comunidad, no tengamos un movimiento tecnológico, y a eso apuntamos", manifestó.

Otra labor que desarrolla Miroslava y sus socias tiene relación con el uso de la tecnología responsable, para ello organizan talleres dirigidos a distintos grupos de personas.

En la actualidad, las integrantes de Seikotics están preparando una capacitación para los establecimientos educacionales de Calama, enmarcado en la prevención del bullying y el uso del celular.

También realiza talleres de alfabetización digital y ofimática, dirigida especialmente a organizaciones como juntas de vecinos, cuyo propósito es democratizar el acceso a las nuevas tecnologías y que eso les permita a las personas poder acceder a mayores y mejores oportunidades.

Destacó que este es un trabajo que realizan bajo el alero de la organización Casa Rade, que es un espacio creado para albergar a innovadores.

Reconocimiento

En 2018, Miroslava Lyubetic fue reconocida por la universidad Tecnológica Inacap de Calama, como una profesional destacada por su rol social en la comunidad, además de liderar equipos multidisciplinarios, el desarrollo de un emprendimiento femenino y la participación activa en iniciativas de la comuna para fortalecer el ecosistema de innovación y emprendimiento.

Otro de los logros obtenidos es que ella, junto a otros profesionales, organizaron la creación del Club IDIE de Inacap Calama y es la gestora de la formación del club de exalumnos de informática de la misma institución de educación.

Además Seikotics es la única empresa de Calama que integra la organización "Girls in Tech", que apoyan a las mujeres creadoras de tecnología.

"Hay que valorar que cada día es un día para disfrutar y si estás acá tú lo cambias, con las mismas tecnologías se puede hacer de todo, y hay que aprovechar la tecnología a nuestro favor", reflexionó.

Miroslava Lyubetic Godoy, 31 años