La Reina de las Abejas abre la ventana de su colmena
La inglesa avecindada en Chile Georgina Gubbins escribió e ilustró los detalles de un panal, el mismo desde el que ella saca su propia miel. Se inspiró leyendo a Shakespeare y a Virgilio. El paso siguiente -dice- será crear un museo de abejas en Vichuquén.
La vida de los insectos es casi invisible a nuestra mirada. Sabemos que existe, pero la olvidamos la mayor parte del tiempo, pese al valor fundamental de cada especie en el ecosistema.
Georgina Gubbins (1953), escritora y artista inglesa de vasta experiencia, decidió contar la historia de las abejas desde la voz de la reina. Gubbins, de vida nómade, vivió su juventud en Chile, Suiza, Argelia y Pakistán. Estudió Letras Modernas en la Universidad de Bristol de Inglaterra y en el mismo país aprendió a restaurar cerámica y porcelana en el Museo Victoria & Albert de Londres. De vuelta en Chile (donde había vivido entre los tres y ocho años de edad) en la primera mitad de los setenta, instaló un taller de restauración. En 1996 publica su primer libro, "Cartas del desierto".
Años después, comenzó a indagar en el grabado y tras ello publicó "Bestiario" (2009), libro con el que inicia la conexión entre texto e imagen. En esa oportunidad realizó grabados sobre las particularidades de la naturaleza de Chile. Usó la misma técnica de "ABCdario de Chile": por cada letra, un grabado del territorio chileno. Su creatividad aplicada a libros también se volcó en "Abrigar 1" y "Abrigar 2", un compilado de tejidos.
Apicultura
La inquietud de Gubbins no se detiene en formatos o disciplinas. Luego de sus primeros libros hizo estudios de dibujo en Francia; y de arte y diseño en Inglaterra. Hace algunos años comenzó a realizar apicultura de forma aficionada, y ello la llevo a crear este "Diario de una Reina".
"Elegí la historia de la abeja gracias al trabajo del apicultor Arturo Navarro, quien después del terremoto del 2010 se transformó en apicultor en el pueblo de Vichuquén. Fui aprendiendo de él, de libros, de otros apicultores de Chile, y también en viajes y museos". En esa localidad costera de la Provincia de Curicó, Gubbins restauró una casa en los años noventa. Allí vive hasta ahora. Y a sus vecinos y a Navarro agradece en la edición.
En Vichuquén, comuna costera de Curicó, pasa la mitad de su tiempo Gubbins, quien fue una pionera habitante de aquel lugar. "Me considero urbana, por eso voy al pueblo de Vichuquén, no al lago. Me gusta el ruido mundanal. Pero me interesa la naturaleza por su inmensidad y variedad. La vida que pulsa en ella. La vida de los animales, de los humanos también, y su entorno. Me interesa como la flora y la fauna se interconecten una con otra y cómo sobreviven pese a los desafíos que se les presentan por la presencia del hombre", explica.
"Diario de una Reina" permite aprender también a los lectores. Porque si bien cuenta desde el nacimiento hasta la muerte de una abeja reina, nos va entregando en esa voz antecedentes de las reflexiones literarias y místicas que han inspirado las abejas, verdaderas joyas:
"El dramaturgo William Shakespeare se refirió a ellos como un 'zumbido perezoso enorme' en su obra Enrique V. Al igual que el poeta romano Virgilio en sus Geórgicos IV, llama a su murmullo una 'indolente turba'".
Además, terminada la narración, una ilustración de gran formato detalla las partes de la pequeña y compleja anatomía del insecto. Va un listado de palabras claves ordenado alfabéticamente y otro listado de plantas "favoritas" de las abejas.
La abundancia de nombres científicos no resulta pesada. Acota la autora: "Se desarrolló la capa narrativa entregando informaciones paralelamente porque no es un libro meramente científico. No quise que fuera así porque no tengo una formación científica, pero sí leo y pido ayuda. La ayuda es importante". Esa mezcla de ciencia y cultura coloca al "Diario de una reina" en la tradición inglesa de los naturalistas.
Su proceso artístico está hecho de aprendizajes. "Me gusta la investigación, indagar a fondo en un tema y luego plasmarlo por los ojos de una niña o un animal. Nunca sé que tema va a surgir y me va tener apasionada y sin dormir. Sigo escribiendo sobre las abejas silvestres. El museo es otra pasión que ha surgido a raíz de mi investigación para el libro. Es como un motor que ni siquiera yo sé adónde me lleva". Al museo se refiere al que espera abrir junto a Navarro en dos años más, en el mismo Vichunquén. Estará especializado, por supuesto, en las abejas.
Gubbins trabajó paralelamente los textos e ilustraciones que componen "Diario de una Reina". Literatura y arte que puede sorprender a grandes y chicos por su lenguaje transversal. Dibujos que recrean la naturaleza. A veces pequeños, a veces que atraviesan dos páginas, a veces pareciera que una misma abeja o un grupo de ellas se colocaran en la página. "Mis libros son dirigidos a mis nietas, inconscientemente", dice la autora.
-¿Cuál es la importancia de las abejas para la vida?
-No sólo las abejas melíferas o domesticadas son importantes para la polinización y la cadena alimenticia, sino también las silvestres. Hay más de setecientos mil en el mundo y quizás más que no se han visto. Incluso en los países desérticos hay abejas y sus panales cuelgan en cuevas y lugares de difícil acceso. Son fuentes de azúcar y salud muy importantes para los habitantes. La Reina se refiere a ellas para que el lector conociera más del mundo de las abejas y porque veo sus colores metálicos, negras, peludas, diminutas, las veo como hadas del bosque.
-¿Por qué narrar la vida de las abejas desde la perspectiva de la reina?
-Elegí el personaje de la reina, porque me podría identificar con ella por ser madre. Sin reina no hay colonia. Además, ella es la que vive más tiempo y tiene un ciclo de vida más acotado e interesante que sus hijas y zánganos. La Reina habla por sí misma porque es sensible a su historia basada en poesía, literatura, filosofía. Ella ha leído mucho a través una larga vida.
-Hay mucho material místico y literario respecto a las abejas. ¿Cómo lo fue compilando?
-En el caso de las abejas hay lectura sobre las abejas y la apicultura que datan de la época de los romanos y antes. Jeroglíficos egipcios donde la miel y la apicultura eran parte de su cultura. Rodrigo Maeterlinck, famoso por haber ganado el Premio Nobel por la paz en 1911, escribió mucho sobre insectos. Uno de sus libros más famosos fue "La Vida de una Abeja". En la época medieval en Europa se usaba cera de abeja para alumbrar las iglesias, la miel para azúcar, polen, jalea real y propóleo como medicamento. No hay país que no ha descubierto las gracias de la abeja. Solo en la Antártica no hay abejas. Mi lista bibliográfica es larga. Tristemente tuve que eliminar mucho material, pero traté de buscar los más relevantes ejemplos que se unieran con el material científico. Lo científico llegó primero y la referencia después, pero en general es un juego mágico de mi imaginación cuando veo que se puede unir lo que aparentemente es opuesto. ¡No es consciente ni lógico, la idea salta en el cabeza y ahí está!
-¿Cómo logra un lenguaje transversal apto para distintas generaciones de lectores?
-No estoy consciente de la edad de la gente que me lee. Digo que es para niños porque mis frases son cortas y no indago en la reflexión, más bien busco la imagen poética para expresar un sentimiento. Escribo en tres idiomas aunque pienso en castellano cuando escribo. ¡Creo! Me surgen palabras en francés e inglés que a veces traduzco y uso. A veces una idea surge solo porque la imagen me interesa. Escribo más bien visualmente no conceptualmente y me gusta el sonido de las palabras. Me gusta el idioma.
-¿Qué relación halla entre la escritura y la apicultura?
-¡Los dos requieren mucho trabajo! Hay reglas básicas en el cuidado de las abejas como en la escritura, pero hay libertad de parte del apicultor de cómo cuidar las colmenas, cuanta miel sacar, si las alimenta en el invierno o no, si les pone remedios o no, etc. Al igual que la escritura todo es posible. La escritura es un trabajo que requiere imaginación, sensibilidad, originalidad. La locura es importante, el hecho de escribir todo el día es una locura… repasar páginas, botar páginas, corregir y corregir… La locura de la apicultura es trabajar con insectos de los cuales te tienes que proteger sino te pican. A ellas hay que protegerlas como si fueran niños sino se enjambran y se te van: no obedecen.
-Has vivido largo tiempo fuera de Chile. ¿Cómo observas en otras idiosincrasias la relación con la naturaleza?
-En Europa sé que hay más preocupación por el bienestar de las abejas. La apicultura es un oficio apreciado y protegido. Los apicultores son reconocidos. La industria de la miel y sus subproductos es enorme. Además se reconoce la importancia del trabajo de las abejas como polinizador y lo importante que son ellas en la cadena alimenticia. Hoy se anunció en Francia que no se usarán más pesticidas en los bosques franceses. Se trabaja seriamente en la eliminación de los pesticidas tóxicos y nocivos. Es un avance enorme. Hay subsidios para los apicultores, conciencia de la importancia de la reforestación. Y prados y plantaciones de flores melíferas en los ciudades y pueblos y entremedio, los monocultivos. Se arman capacitaciones y apoyos comunales para la juventud interesada en seguir el oficio.
Diario de una Reina
Georgina Gubbins
92 páginas
$ 14 mil
Georgina Gubbins hizo casi toda su obra en Vichuquén.