En un mundo actual donde pagamos nuestras cuentas, reservamos pasajes y compramos productos de manera digital, pareciera lógico que el voto electrónico fuese una realidad tangible a nivel global. No obstante, sólo Estonia, India, Brasil y Venezuela utilizan el sufragio electrónico en la totalidad de su territorio. En Estados Unidos lo aplican algunos estados y en Europa prácticamente no se emplea.
El método se comenzó a utilizar en la década del 60 y son muchos los países que han experimentado el voto electrónico en busca de una mejora en la eficiencia y la rapidez del conteo, y luego, lo han abandonado. La experiencia internacional ha generado debate entre los expertos y en Chile las pocas votaciones electrónicas que se han realizado no han sido satisfactorias. El año recién pasado, sin ir más lejos, la UDI intentó realizar sus comicios internos aplicando este sistema con resultados nefastos. La votación no se efectuó producto de la intermitencia de las máquinas de voto y finalmente tuvo que suspenderse.
El escenario no se ve próspero para migrar desde el papel a lo digital.
Aprensiones
Xavier Bonnaire, doctor en Informática de la Université Pierre Et Marie Curie, Francia, y académico de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), indica que "los problemas del voto electrónico en países como Chile, comienzan cuando la persona debe identificarse y probar su identidad. En países más avanzados se realiza con tarjetas biométricas de reconocimiento, pero acá lo más lógico es que se hiciera con el RUT y con una contraseña. Ese modo, sin embargo, no es seguro, dado que nuestro RUT lo tienen en el retail, en el banco o está disponible en muchas bases de datos. En términos de ciberseguridad, eso es altamente riesgoso".
Otro de los inconvenientes del voto electrónico es el posible hackeo del sistema o del computador que contabiliza los votos. Según el experto de la USM, no es algo complejo de hacer e incluso existen software automáticos que realizan esa tarea.
En la última DEF CON (una de las convenciones de hackers más antiguas del mundo) se hicieron pruebas a máquinas certificadas por el Gobierno de los Estados Unidos y no hubo mayores problemas para alterarlas. De hecho, en elecciones pasadas muchos ciudadanos norteamericanos grabaron con sus teléfonos las fallas: elegían una opción y la máquina automáticamente marcaba otra.
La situación genera sospechas, sobre todo viniendo de un país como Estados Unidos que ocupa el primer lugar en el The Global Cybersecurity Index (GCI), medición de Naciones Unidas que establece un ranking a nivel global en términos de ciberseguridad.
Una experiencia similar tuvo Francia, número tres de la misma medición. Se intentó instaurar el voto electrónico para los ciudadanos residentes fuera del país, pero a dos semanas de las elecciones la Agencia Nacional de Seguridad de los Sistemas de Información (ANSSI) estableció que se presentaron fallas graves que hacían peligrar el proceso. Se regresó al papel y desde entonces no ha sido parte del debate volver a un sistema digitalizado. "Cualquier sistema digital o industrial es falible. La regla número uno es que no hay sistema 100% seguro. Uno puede protegerse de lo que conoce y de las vulnerabilidades, pero no puedes protegerte de lo que no conoces. Eso, evidentemente, lo podría aprovechar un hacker o un grupo de ellos para el propósito que estime conveniente", indicó Bonnaire.
Realidad país
La respuesta no es alentadora. Chile ostenta el lugar 83 del ranking antes mencionado y está a la par de países africanos como Zambia o Ghana. Si bien en los últimos años se ha mejorado, los esfuerzos no han sido suficientes. De hecho, el experto de la USM indica que parte del problema es que faltan, al menos, 10 mil expertos informáticos en Chile.
Como país nos preparamos para un calendario repleto de votaciones. Son 17 procesos electorales que se llevarán a cabo entre 2020 y 2022, que incluyen plebiscitos, elecciones legislativas y presidenciales.
¿Es posible instaurar el voto electrónico? Bonnaire es enfático en su opinión: "Chile tiene un deficiente nivel de ciberseguridad. Es verdad que se ha mejorado en términos generales, pero a nivel global hemos bajado en los rankings. Podríamos ser un blanco fácil para hackers extranjeros", agregando que "las consultas que se vienen, como elegir una nueva Constitución, son muy importantes, por lo cual yo no recomendaría abandonar el papel. Sería un riesgo innecesario que le quitaría legitimidad a los procesos electorales y no es momento para experimentos".
Cabe consignar que estos últimos meses han sido muy complicados en temas de ciberseguridad, incluso para instituciones como Carabineros de Chile. Entre el 26 y el 28 de octubre hubo un masivo ataque de hackers que tuvo como resultado la filtración de documentos, datos, conversaciones y hasta código de software. El académico indica que estas filtraciones son comunes en Chile y que muchas de ellas ni siquiera aparecen en la prensa.
"Cualquier sistema digital o industrial es falible. La regla número uno es que no hay sistema 100% seguro. Uno puede protegerse de lo que conoce y de las vulnerabilidades, pero no puedes protegerte de lo que no conoces"
Xavier Bonnaire, Académico de la USM
Papel versus voto electrónico
Países como Estonia (aquí nació Skype en 2003 y casi todas las gestiones públicas se realizan con un clic) llevan a cabo de manera ejemplar el voto electrónico, pero a nivel global representan una excepción.
El experto de la USM indica que "esto pasa porque Estonia es un país altamente calificado en ciberseguridad. Nosotros no podemos darnos ese lujo", añadiendo que "el voto presencial en papel es muy difícil de intervenir, quizás se pueden modificar algunas urnas, pero no todas. Además, se pueden realizar reconteos porque está el voto físico y existe todo un aparataje político que vela por un adecuado proceso. En cambio, en el voto electrónico la máquina siempre dará el mismo conteo y para intervenir una elección sólo habría que hackear el computador central. Para un experto, a veces, es muy difícil determinar si un computador está o no intervenido".
Si bien el voto electrónico presenta ciertas ventajas, como disminución de costos, rapidez en el conteo y fácil acceso, presenta dificultades incluso en países altamente tecnológicos. Holanda, Inglaterra y Francia lo han descartado porque no presenta garantías reales. "El papel es mejor porque iguala a la población en términos tecnológicos. Yo veo imposible adoptar el voto electrónico en Chile. Hay países líderes en ciberseguridad que lo han descartado y han elegido el voto en papel porque sigue siendo, hasta el día de hoy, el modo más seguro y confiable", concluyó Bonnaire.