Los movimientos por demandas sociales en Chile han permitido relevar problemáticas transgeneracionales, impulsado por activismos juveniles que fueron capaces de convocar a grupos de edades en un solo movimiento, posicionó a los más jóvenes como agentes de cambio, evidenciando que esta generación quiere ser escuchada y ser parte relevante de los cambios que converjan en nuestro país.
Adolescentes que socialmente considerábamos más indiferentes, disruptivos e inmaduros, con dificultad para respetar las normas, que desde el sistema adulto normativo busca corregir conductas anómicas, pero más orientado a un enfoque represivo-reactivo, que no dialoga entre generaciones.
Lo que nos lleva a considerar y profundizar enfoques más reeducativos a nivel formativo, cultural, deporte, salud mental etc., como inclusivos donde se incorporen niños, niñas y adolescentes, sus familias, la comunidad educativa, el sistema público y privado; lo cual inclusive favorecería la prevención temprana de muchas conductas de riesgo que pudieran llevarlos a tener conflictos con la justicia.
Si bien en nuestro país desde los 14 años los adolescentes son responsables ante la ley 20.084 cuando se ven involucrados en un delito, no toda la responsabilidad recae sobre ellos sino también sobre nosotros los adultos desde sus familias, sistema educativo, comunidad, sistema público, etc.
Siendo preponderante brindar de forma permanente a niños, niñas y adolescentes espacios de reflexión para que puedan hablar de sus propias vivencias, intereses y expectativas, donde puedan manifestar sus peticiones, temores y anhelos, así como buscar solución a sus conflictos.
Instancias de diálogo que permiten estimular y desarrollar en estos un pensamiento y/o juicio crítico y constructivo al congregar distintos actores, realidades y opiniones, dando cabida a una escucha más activa, tolerante y respetuosa de la diversidad y la capacidad de llegar a acuerdos. Convirtiéndose con ello en actores sociales y agentes de cambio con competencias ciudadanas, en un marco de aprendizaje grupal y solidario, donde prime el respeto por los Derechos Humanos con un enfoque de deberes, derechos y equidad. Siendo preponderante incluir en los cambios sociales a actores tan relevantes como son niños, niñas y adolescentes que son sujetos de derecho y tienen mucho que decirnos y comunicarnos a nosotros los adultos, de los cuales también debemos aprender.
Golda Barrientos