PSU
La Prueba de Selección Universitaria (PSU), objetivamente constituye una batería de pruebas estandarizadas, cuyo propósito es la selección de postulantes para la continuación de estudios universitarios. Desde una perspectiva subjetiva, constituye una experiencia de tensión, debido a que implica una respuesta a una demanda externa, de la que depende gran parte del futuro profesional proyectado. Representa una fuente estresora, que implica respuestas altamente emocionales, las que se pueden expresar en diferentes grados de ansiedad.
Estudios plantean que un grado leve o moderado de ansiedad puede cumplir una función útil o favorecedora para al individuo, en cuanto genera un estado de alerta y de tensión que puede mejorar el rendimiento. Por el contrario, altos niveles de ansiedad pueden conducir a errores psicomotores o intelectuales, debido al compromiso en los procesos de memoria, dificultad en la concentración y, en general, a la alteración del funcionamiento psicológico.
El manejo de la ansiedad es uno de los aspectos relevantes para lograr los resultados deseados. Para esto, son importantes los niveles percibidos de certidumbre, ya que mientras se tienen mayores certezas sobre el proceso académico e institucional asociado a la prueba, la ansiedad tiende a niveles bajos y moderados. No cabe duda que el contexto actual de cuestionamiento de la PSU representa un escenario de incertidumbre que altera las respuestas tradicionalmente sugeridas para el momento de rendirla. Frente a esto, una de las certezas con que cuentan los estudiantes se refiere al desempeño expresado en los contextos particulares de enseñanza aprendizaje, medidos a través del ranking de notas y el NEM. Por otro lado, las creencias de autoeficacia representan un factor protector de las experiencias de estrés, que implican altos niveles de esfuerzo y persistencia para afrontar los desafíos y obtener los resultados deseados.
Jorge Vergara
Cultura nacional
Hace una semana los diputados aprobaron la ley de cuotas de pantalla que exige la exhibición de producción cinematográfica chilena. Ésta se suma a la "Ley del telonero" y a la ley de cuota de música chilena ya implementada. Esto es peligroso. Hoy la excusa es el fomento de la cultura, ¿y mañana? Siguiendo esta lógica, podríamos encontrarnos en el futuro con boletas de supermercados marcadas por leyes de cuota de productos locales con el fin de "fomentar "lo nacional"".
Un valor de las sociedades libres son los intercambios y acuerdos voluntarios. En el mercado, los agentes económicos movidos por sus preferencias personales encuentran un espacio donde tienden a maximizar sus utilidades. Si el consumidor cree que el producto local es menos valioso que el internacional, ¿Por qué obligar a consumir el primero? ¿No sería mejor que el dicho "si es chileno es bueno" cobre sentido para el consumidor con productos que compiten sin privilegios ha transformarlo a "si es chileno debe ser consumido"?
Marcelo González
Democracia
Quisiera mostrar por su intermedio, una definición de democracia, para todos los que hoy tienen un tanto extraviado su correcto significado y se juran que la practican a rajatabla y además se autoproclaman como sus acérrimos custodios a todo evento.
"La democracia no significa: Soy tan bueno como tú. Sino: tú eres tan bueno como yo".
Theodore Parker (1810-1860) Téologo, escritor y abolicionista americano.
Luis Enrique Soler Milla
Acuerdo por flexibilidad
La semana pasa, Cadem arrojó datos bastante interesantes sobre las preferencias de los chilenos, tras el estallido social, uno fue la percepción del trabajo y la necesidad de la flexibilidad laboral.
La encuesta expresó que el 78% de los trabajadores prefiere tener una jornada flexible que acatar horario y un 40% de firmas ya cuentan con flexibilización.
En Chile, tenemos una oportunidad única de fomentar acuerdos que promueven tanto la productividad de las empresas, como la satisfacción de balance trabajo y familia de los colaboradores, y esta oportunidad es incorporar la flexibilidad a un proyecto rígido como es 40 horas.
La redistribuir las horas de trabajo puede ser un método eficaz para mejorar los tiempos de entrega, organizar prioridades y en definitiva aumentar la productividad. Mejorar el nivel de planificación permite sacar las tareas adelante durante el horario establecido.
Disponer de un día libre extra en la semana puede contribuir a la felicidad de los colaboradores. Contar con un fin de semana más largo también puede ser útil y más efectivo, para recargar energías y encarar la semana hábil de mejor forma. Un colaborar descansado siempre será más efectivo que uno agotado.
Tomás Orellana Bardavid