Cristián Venegas
El 13 de diciembre de 2018 entró en vigencia el Decreto Supremo N°28 que establece una nueva normativa ambiental para las fundiciones de cobre, reduciendo las emisiones al aire de material particulado (MP), dióxido de azufre (SO2), arsénico (As) y mercurio (Hg), hasta un 95%. Lo que obligó a las siete plantas de este tipo en Chile a adecuar sus instalaciones.
Estándar, según explicó el profesor titular del departamento de Ingeniería de Minería de la Universidad Católica, Gustavo Lagos, que está lejos del promedio mundial y aún más de los líderes de la industria como la alemana Aurubis, con sede en Hamburgo, que captura el 99,9% de sus emisiones contaminantes.
"No necesariamente las fundiciones son sucias, eso es un error, lo que pasa es que los chilenos se han acostumbrados a que lo sean, porque Codelco no le ha metido plata a las fundiciones en serio desde hace 15 años, y ahora recientemente tuvo que invertir para cumplir con el DS N°28, pero la verdad es que esas fundiciones todavía están lejos de estar en un estándar mundial y además pierden plata", criticó el consultor.
Efectivamente, según detalla Codelco Transparente, la estatal debió invertir más de US$2.200 millones en sus cuatro fundiciones para cumplir la nueva norma ambiental promulgada el 2013. Chuquicamata lideró ese gasto con US$1.034 millones; seguida de El Teniente, con US$629 millones; El Salvador, con US$426 millones; y Ventanas, con US$113 millones.
Pierden dinero
Inversiones, recalca el también miembro del Comité del Precio del Cobre del ministerio de Hacienda, que no sólo no resuelven el tema medioambiental, sino que además no suponen, por si solas, mayor rentabilidad para el negocio, que Lagos explica no tiene relación con uno minero, sino con un negocio industrial.
"El mayor valor que tiene hacer una fundición en Chile es valorizar nuestro know how (saber hacer) como país y profesionales. La rentabilidad que tienen las fundiciones es muy baja, mucho menor que la rentabilidad que tienen las minas y si usted no las opera bien, no invierte el dinero que corresponde, no tiene ninguna rentabilidad y, por lo tanto, no construyen valor si no que lo destruyen", advirtió.
"En este momento, agregó el profesional, las fundiciones de Codelco no crean valor, lo destruyen, porque pierden plata y ahí no hay valor agregado, pero igual las fundiciones se multiplican, porque pueden ser bien operadas si es que se han hecho las inversiones adecuadas", manifestó.
No se invirtió
Lagos, consultado sobre cómo las fundiciones y en particular las estatales (Codelco y Enami) llegaron a este punto, detalló que "el problema está en que, obviamente, por todo lo que pasó en el mundo en los últimos 15 a 20 años, era mucho más rentable invertir la plata en la mina y en la planta concentradora que en las fundiciones, eso fue lo que pasó".
"Ese es el motivo por el cual las fundiciones de Codelco y también la de Enami se fueron deteriorando en su calidad técnica, costos y por supuesto en los temas ambientales, pero Chagres tiene la misma tecnología que Chuquicamata, pero captura mucho más azufre", destacó el académico sobre la planta de Anglo American.
Sobre ese mismo punto, dijo que si bien Chagres es una fundición pequeña, debe ser la mejor de su tipo en Chile, "porque se ha invertido un poco de plata, es una fundición rentable que no pierde plata, tampoco gana demasiada plata, pero funciona y funciona con estándares ambientales muy altos. Lo mismo con Altonorte (propiedad de Glencore), que también gana plata, que también cumple con el decreto 28 sobradamente".
"Es importante manejar las fundiciones como un negocio separado de las minas, no es el mismo negocio, el negocio de la fundición es uno industrial, no es un negocio minero y puede estar radicado en cualquier parte del mundo", englobó Gustavo Lagos.
En Chile existen siete fundiciones: Ventanas, Chuquicamata, Potrerillos de El Salvador y Caletones de El Teniente (Codelco); Fundición Hernán Videla Lira de Paipote (Enami); Altonorte (Glencore); y Chagres (Anglo American). Chuquicamata, Potrerillos y Ventanas tienen además refinerías.
"Es importante manejar las fundiciones como un negocio separado de las minas, no es el mismo negocio, el negocio de la fundición es uno industrial, no es un negocio minero y puede estar radicado en cualquier parte del mundo".
Una decisión pendiente
Gustavo Lagos explica que el problema con las fundiciones no es tecnológico, "es de focalización de la inversión y querer resolver las cosas, de tal forma de mantener estas instalaciones, y esa decisión Codelco no la ha tomado, porque cumplir con el decreto 28 y el 104 que se dictó en mayo del año pasado, no es cumplir el estándar mundial, que es muy superior en cuanto a captura de azufre y arsénico (...) esta es una decisión política, de negocios y nosotros no la hemos tomado".
2018 entró en vigencia el decreto que establece la nueva normativa ambiental para las fundiciones.
US$2.200 millones tuvo que invertir Codelco en sus cuatro fundiciones para cumplir la nueva normal ambiental.
Gustavo
Lagos
Docente UC