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Plan de rescate

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Mi hermana se llama Hana. Me la quitaron hace un mes. Un día llegó mi tía, acompañada de una patrulla, a notificarme. No tengo su tuición legal. La Hana venía cruzando la calle cuando fue interceptada por Carabineros, quienes se encargaron de informarle de su obligada mudanza. Me enfurecí, estuve a punto de desbandarme y agredir a mi tía, pero en ese momento mi hermana se acercó tímidamente. Mirando al suelo y raspando un papel con la punta de su zapato me dijo que se iba a portar bien. Entendí que no debía preocuparme, que el tiempo desde ese momento sería valioso, que preparar una misión de rescate demanda entereza, paciencia y, sobre todo, confianza. Confianza en que el tiempo en que no estemos juntos resistirá, confianza en que los días servirán para acumular rabia contra el mundo, confianza en que idearé una estrategia que logre salvarla. Un carabinero gordo y alto la acompañó a buscar sus cosas. Yo no dejé que entrara nadie más con ella. Mientras mi hermana guardaba su ropa me mantuve inquieto, vigilando los movimientos de la Magaly. Seguía igual: flaca, ojerosa y con esa mirada histérica que intimidaba a cualquiera. El Fito, un cliente del cíber, salió por la cortina de conchas y se me acercó a pagar dos horas de internet. Llega todas las tardes, después del liceo, a jugar Throguel Online. Cuando me pagó, se me ocurrió la idea: mi hermana había aprendido a jugar T.O., diseñé un personaje que podía ser un puente para mantenernos comunicados. Lograría colocar un cable invisible y restablecer contacto con ella. Le pedí al Fito que aguantara un poco a que mi hermana saliera para darle el vuelto. La espera se hizo corta escuchando sus nuevas hazañas en el juego, mirando cómo su meñique entraba y salía de su nariz con mocos que frotaba en su pantalón. Mi hermana apareció de un momento a otro con dos mochilas llenas de ropa y un par de bolsas con calcetines y sus zapatos. Estaba absorto en los comentarios de mi cliente, pero logré reaccionar. Me acerqué rápido para despedirme. El carabinero me dio cinco minutos con ella, en los que aproveché de confiarme mi plan. Le di un beso en la mejilla, le dije chao a la distancia y vi como la patrulla se alejaba con ella asomada al parabrisas trasero. Parecía que sus pequeñas manos intentaban traspasar el cristal y decirme adiós mientras se la llevaban a cumplir una condena que no merecía. La escena parecía sacada de una mala película en la que el afectado debía empezar su duelo.

O poner en marcha el plan de rescate.


Throguel Online

Nicolás Meneses

Emecé

192 páginas

$ 13 mil

"Mi hermana se llama Hana. Me la quitaron hace un mes. Un día llegó mi tía, acompañada de una patrulla, a notificarme".

El profesor que tecleó sus poemas en el teléfono

Nicolás Meneses anota en un celular lo que pasa por su cabeza. Los archivos se convirtieron en "Manejo integral de residuos", poemas publicados por Overol y "Throguel Online" (Emecé), novela donde el protagonista crea un videojuego en el que un joven intenta salvar a su hermana.
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Meneses pasó de escuchar rap a leer. La ruta de sus lecturas se las pidió a su profesor de lenguaje en el preuniversitario.

Desde un celular se puede jugar en línea, mandar mensajes de WhatsApp y también escribir poesía. Esto último hace Nicolás Meneses (1992), quien ya lleva publicados cuatro libros, número poco común para un escritor tan joven. Meneses fue becario de la Fundación Neruda (2016) y del Fondo del Libro y la Lectura (2015 y 2018). También ha ganado varios concursos literarios, entre los que destaca el Premio Roberto Bolaño en categoría cuento (2017).

Dos de sus libros son de poesía y dos de narrativa, aparte de un ebook gratuito de cuentos ("Reencarnación", Jámpster).

"Camarote" (Balmaceda Arte Joven, 2015) es su primer libro. Son poemas en prosa que parten una noche sin luz eléctrica para una familia allegada. Es la vida de dos hermanos que pasan de casa en casa. Lo único que les pertenece es el camarote, lo único que podrían llevarse en caso de otra mudanza. La televisión es parte de la vida cotidiana, los hermanos ven programas hasta que los echan de todas las piezas y deben andar en la calle jugando. En la vereda, la vida se divide, entre la decisión de hacer lo correcto o lo incorrecto.

La otra novela de Meneses "Panaderos" (Hueders, 2018), que para el crítico José Promis de la Revista de Libros de El Mercurio, "entra por la puerta ancha en la prestigiosa narrativa social chilena", narra la vida de quienes hacen pan en un mall. En la novela, el padre sufre un accidente en plena faena y al hijo no le queda más que realizar la misma labor para que su hermana pueda estudiar.

Lo nuevo

Sus dos nuevos libros -publicados recién- están marcados por el signo de los anteriores. "Manejo integral de residuos" (Overol) es un poemario que a través de poemas cortos -sin título- muestra la vida de los recolectores de basura. Son casi fotografías de pequeños momentos con detalles del trabajo.

En la novela "Throguel Online" (Emecé), en cambio, Meneses inventa un videojuego que contiene un mundo real: a un joven que posee un cibercafé (clausurado) lo separan de su hermana, su único cable a tierra, su única familia directa. Para rescatarla lucha en juegos online. Lo hace porque en la realidad no tiene herramientas para enfrentar la trama legal. Sobre todo por el descuido físico de la intensa vida virtual que lleva. Las heridas de su cuerpo por falta de aseo y tiempo sentado, se oponen a la estética que significaría ser este "el líder virtual".

Aparte de la narración, hay capítulos que describen las claves del juego o que reproducen diálogos de los jugadores que compiten en línea.

Si Meneses entra en la narrativa social, lo hace sin caer en los clichés, sino describiendo las condiciones del trabajo contemporáneo. Aparecen los sobres que se le entregan a fin de año a los recolectores de basura o en el sistema de arriendo de computadores para jugar en línea.

Hoy el autor, aparte de escribir artículos literarios en distintos medios digitales, es profesor de Lenguaje. Igual que el hombre que le impulsó a leer: "Después de salir del liceo, escuchaba mucho rap, ahí me entró la inquietud por la lectura. Ese año hice preuniversitario y le pedí guía al profesor de Lenguaje. Fui de a poco".

-¿Por qué te hiciste escritor?

-Adscribo a lo que dijo Hebe Uhart: "no hay escritores, hay personas que escriben". Me cuesta mucho pensarme escritor. Comencé a escribir por una necesidad angustiante de expresar, de explorar con el lenguaje. Luego fue placer. Ahora que trabajo en un texto, pienso que igual sufro, que publicar ya es casi fetichismo de ver algo personal hecho libro.

-¿Qué obras fueron claves en tu formación lectora?

-"Moby Dick", de Herman Melville, es mi libro favorito. Se me pegó la obsesión del capitán Ahab de perseguir algo incomprensible. Mi primera edición de ese libro es la escolar, la conseguí en la librería Crisis de Valparaíso. En poesía, Nicanor Parra, que lo leí en la Biblioteca de Santiago, le abre la mente a cualquiera. En la misma biblioteca llegué a Herta Müller, "En tierras bajas" es hermosamente brutal. Luego Ítalo Calvino y William Faulkner con casi todo lo que pillo ahora en librerías, ferias, internet.

-Hace un tiempo salió un mapa de las librerías de Santiago. La concentración es en determinadas comunas. ¿Cómo es trabajar y pensar en literatura desde Buin?

-Desalentador. Buin tuvo una "Qué Leo" que duró alrededor de dos años. De vez en cuando iba y me compraba un libro, preguntaba si se vendían y sí, por eso duró dos años. Más terrible que la ausencia de librerías fuera de Santiago es la ausencia de bibliotecas públicas con plan lector, colegios sin plan lector ni profesionales capacitados. Creo que esa pega es más urgente que la de escribir, por qué la pregunta al final es ¿para quién escribimos?

-Novela de videojuegos; antes, de panaderos, poemas de camiones de basura. ¿Qué te hace elegir los temas de tu escritura?

-Iluminaciones. La gracia del Buda. La maldición esa de que te interese todo menos lo repetido. La biografía. El azar.

-Eliges gremios de trabajo fundamentales para nuestra existencia. El pan, la basura. ¿Es una elección consciente?

-No sé, creo que no. "Panaderos" es una novela involuntaria. Los poemas de "Manejo integral de residuos" van por la misma vereda. Ni siquiera sabía que era un libro hasta que me lo dijeron.

-¿Eres la voz de la periferia metropolitana?

-No soy la voz de la periferia. La literatura chilena no está para representantes. He vivido en tres regiones distintas y me parece que, hablando de un espacio, hablo de muchos lugares al mismo tiempo. En "Throguel Online", por ejemplo, aparece una villa, pero toda la novela sucede en un juego virtual. Cargar con la etiqueta de periferia supone una connotación negativa que creo es ilusoria. Puede que en Buin haya mejor calidad de vida que en varias comunas céntricas de Santiago. Por algo los santiaguinos se están viniendo, llenaron de condominios por todas partes. No lo asumo como una responsabilidad, solo he tratado hablar de lo que conozco.

-¿Imaginas escribiendo de otros temas, que no tengan nada que ver con la realidad del trabajo actual de los chilenos?

-Lo hago. Estoy escribiendo poemas de ciencia ficción, una novela corta sobre una patinadora escolar, cuentos con una estética de animación japonesa, décimas. Y me imagino escribiendo de mil cosas más.

-¿Cuál es la diferencia de trabajar prosa y verso?

-Lo he estado conversando con un editor que me dice que escribo igual en ambos formatos. Le creo y no le creo. Según él es una cuestión de ritmo. Nos vamos a juntar a hablar de eso. Como empecé con poesía, creo que me llevé todo lo que aprendí para la narrativa. A la buena literatura no le importa mucho eso. Pon "El ruido y la furia" de Faulkner en verso y seguirá siendo igual de increíble.

-¿Piensas seguir publicando al ritmo actual?

-Publicar narrativa me ha abierto muchas puertas para publicar, lo que me sorprende. Eso coincide con que escribo rápido y no me gusta aguantar tanto los textos, así que es posible que pueda mantener un ritmo de publicación alto.

-Eliges el poema corto en "Manejo integral de residuos". ¿Por qué escoges esa forma?

-Me gusta, son como poemas al paso. Así los escribí en mi celular, nunca me senté a cranearlos.

-¿Te inspiraste en algún videojuego para "Throguel Online"?

-Inventé el nombre, el videojuego es una maqueta de cualquier juego de rol masivo en línea. Obvio que usé el que más conocía, Lineage II, que jugué durante el 2010 y el 2011. Es curioso porque fue durante la época en que comencé a leer. Ahí lo dejé.

-Decides incluir los diálogos en línea entre jugadores. ¿Qué elegiste para ellos: la verosimilitud o que lo entienda el lector general?

-Traté de arriesgarme por la primera, porque la segunda no era muy factible. El lenguaje de los foros es el caos total y el chat de los videojuegos es eso. Me gusta ese efecto, de postear mensajes que todos leerán, que se juntarán con otros mensajes que no tienen relación alguna. Hay algo de poesía ahí.

-Casi todos tus personajes parecen condenados. ¿Crees en finales felices?

- Obvio. Igual creo que el final de "Moby Dick" es feliz.

Nicolás meneses actualmente escribe artículos literarios en medios online y hace clases de lenguaje.


Throguel Online

Nicolás Meneses

Overol

64 páginas

$ 9 mil

Por Cristóbal Gaete

"Adscribo a lo que dijo Hebe Uhart: 'no hay escritores, hay personas que escriben'. Me cuesta mucho pensarme escritor", dice Meneses.

"Son como poemas al paso. Así los escribí en mi celular, nunca me senté a cranearlos", cuenta el escritor chileno Nicolás Meneses.

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"El lenguaje de los foros es el caos total y el chat de los videojuegos es eso. Me gusta ese efecto, de postear mensajes que todos leerán".

Claudia Meneses