Las siete semanas que Luis Sepúlveda luchó por vivir
El autor de "El viejo que leía novelas de amor" fue uno de los primeros casos de COVID-19 en España. Tras caer en coma, el superventas murió el pasado jueves.
La obra literaria de Luis Sepúlveda fue reconocida mundialmente. "El viejo que leía novelas de amor" (1988) vendió 18 millones de copias y se convirtió en la obra más celebrada del autor. La historia narra la vida de Antonio José Bolívar en El Idilio, un pueblo del Amazonas junto a los indios Shuar y una cantidad ingente de novelas de amor proporcionadas por un dentista. También suya es "La historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar", donde un ave moribunda le pide a un gato que no se coma el huevo que pondrá, que críe a su polluelo y le enseñe a volar. En total escribió 38 libros, hizo guiones y dirigió películas.
Nunca dejó de escribir. Ni en el final. En su blog "Carne de blog", asociado a la versión chilena de Le Monde Diplomatique, hay textos publicados a fines del año pasado, abordando el estallido social de octubre en Chile.
"La paz del oasis chileno estalló porque las grandes mayorías empezaron a decir no a la precariedad y se lanzaron a la reconquista de los derechos perdidos. No hay rebelión más justa y democrática que la de estos días en Chile", anotó Sepúlveda.
Luis Sepúlveda fue un personaje fascinante y confusa. Según su propio relato, nació en Ovalle de un amor clandestino entre sus padres: él comunista, ella mapuche. Se casó con la poeta Carmen Yáñez en los años 70, se separó y luego se volvió a casar con ella misma, veinte años después. Tuvo seis hijos.
Tras estudiar en el Instituto Nacional, se matriculó en Teatro de la Universidad de Chile (institución que tiene su bandera izada a media asta, en señal de duelo declarado por el rector Ennio Vivaldi) y ejerció el periodismo. Fue militante político, GAP y luego exiliado.
El viaje fue esencial para Sepúlveda. Su método fue llenar moleskines, esos cuadernos negros, y una cámara que mucho tiempo fue una Polaroid, para pasar en el último tiempo a una cámara digital. Recorriendo América se vinculó a la tribu de jíbaros que dio paso a "El viejo que leía novelas de amor".
Los amigos
Alguien que pudo conocerlo bien fue Ramón Díaz Eterovic, exitoso autor de la saga del Detective Heredia: "Nunca olvido una carta de tres páginas que me envió Luis después de que había leído mi primera novela. Un escritor mexicano se la había pasado fotocopiada. Y me quedó dando vuelta el contenido de la carta pero sobre todo el gesto. Él ya era un escritor famoso, muy conocido, demandado, y se daba el tiempo para escribirle una carta de tres hojas a alguien que no conocía".
La escritora Andrea Maturana también tuvo una buena experiencia con Luis Sepúlveda. "Siempre fue conmigo amoroso y generoso. Le interesaban las personas, sus dolores. Yo era muy joven cuando lo conocí, podría perfectamente haber pasado de largo, y sin embargo se detuvo, se acercó, compartió conmigo, nos reímos mucho".
Para Díaz Eterovic, la muestra más concreta de su generosidad está en el Salón del Libro Iberoamericano en Gijón, la ciudad en que residía. Aquel evento Sepúlveda lo fundó y dirigió, convocando escritores de distintos continentes.
Allí lo conoció el escritor puntarenense Óscar Barrientos: "Me tocó conocer a un tipo extraordinariamente generoso, un hombre bonachón, un aliado, muy preocupado de lo que se estaba produciendo en Chile, sobre todo en regiones. Le fascinaba la Patagonia, los naufragios en los mares australes, la confusa geografía del fin del mundo, los gatos. Todas pasiones que por cierto, compartíamos".
Desde el Salón Iberoamericano promovió también la escritura del nortino Hernán Rivera Letelier. Sin embargo un best-seller, al menos en Chile, nunca es muy querido entre sus pares.
Entre sus principales críticos, algunos colegas escritores. Roberto Bolaño declaró en 2003: "Sepúlveda debería pedir perdón de rodillas en una plaza pública por lo mal que escribe". Rafael Gumucio, escribió en una columna en Las Últimas Noticias: "Ha sabido vestirse de una calculada nostalgia revolucionaria que le ha reportado grandes beneficios".
Las palabras de Sepúlveda se oían en todo el mundo. Díaz Eterovic recuerda que "varias veces me tocó acompañarlo afuera a lecturas, ferias, era impresionante lo que generaba en la gente, que lo escuchaba, le pedía firmas, era una cosa de artista, de cantante".
El escritor de policiales reconoce el valor de la pluma del fallecido. "Era un muy buen escritor. Tenía un don muy especial para contar historias. Escritas y orales. Yo creo que su obra está muy unida a la historia del país y latinoamericana. Siempre me llamó la atención que estuvo explorando distintos caminos. Escribió realismo mágico, crónica, libros de viajes. Era bien versátil".
Óscar Barrientos también reconoce ese mérito y agrega que "su obra es una vorágine donde los proyectos épicos de transformación social que le tocó vivir en los setenta se estrellaron violentamente con una modernidad neoliberal. De esa colisión emotiva y conceptual salían libros".
La escritura de Sepúlveda traspasa las fronteras generaciones. Muchos escritores jóvenes agradecen su lectura en las redes sociales. Andrea Maturana recomendó "Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar": "Es mi novela preferida de él, fue un libro muy amado por mis hijas también. Creo que Luis tiene libros entrañables y una voz literaria sensible y muy personal".
Aquel libro, que fue adaptado como película animada italiana, también es recomendado por Barrientos: "Es un libro muy cabal en su género, tiene la capacidad de abrir ventanas a la imaginación, entregándole al lector algo más que personajes de fábula, sino la personificación de un asombro que nos invade desde la primera hasta la última página".
Un viejo que leía novelas de amor
Tusquets
144 páginas
$6.500
Luis Sepúlveda fue uno de los primeros casos de contagio de Coronavirus en España.
Por Cristóbal Gaete
El pasado jueves 16 de abril una noticia oscura llegó desde Asturias: El escritor Luis Sepúlveda Calfucura, de 70 años, moría en el Hospital Central Universitario, siete semanas después de ser diagnosticado con coronavirus. España llevaba 19 mil muertos a esa fecha.
Marta Fernandez/Europa Press via AP